Errores de conducción en moto: aprende a evitar accidentes (II)






Trazada incorrecta
Es habitual entre conductores inexpertos, o a quien nadie ha enseñado bien, iniciar la trazada de la curva demasiado pronto: si la velocidad a la que vamos ya está cerca del límite, la contrapartida es que saldremos de la curva demasiado abiertos, mal asunto en curvas a izquierdas (iremos hacia el arcén o guardarraíl) y muy mal asunto en curvas a derechas (iremos hacia el posible tráfico de frente).
Las curvas se trazan de forma mucho más segura (y rápida -en circuito se usa esta técnica-) retrasando el momento en que nos lanzamos hacia el interior o ápice (punto más interior de la trazada). Además, abriendo la trazada hacia el exterior de la curva cuando ésta se inicia, aumentaremos nuestro campo de visión hacia qué nos espera después: ¿la curva se cierra?, ¿hay grava a la salida? Si has abierto tu trayectoria antes, lo sabrás con más tiempo y podrás reaccionar.
Frenar y reducir mal
Aunque insistimos mucho en ello, son demasiados pocos quienes lo hacen con frecuencia: hay que poner a prueba los frenos de nuestra moto. Sí, estoy diciendo que circulando en una calle o carretera, donde no haya tráfico cerca lógicamente, frenes fuerte «sin necesidad» solo para comprobar cuánto frena tu moto, en qué punto entra el ABS (si tenemos, totalmente recomendable por cierto) y qué ocurre cuando esto sucede. Así detectarás cuando el sistema baje de rendimiento (pastillas o líquido viejos) y, sobre todo, te acostumbrarás a la sensación de una frenada fuerte. Si te parece exagerado esto de «practicar», te lo puedo explicar de otra forma: ¿quieres descubrir cuánto y cómo frena tu moto «fuerte» cuando no quede más remedio que hacerlo ante una emergencia? Seguro que no.
Otro tanto se puede decir de las reducciones en motos de marchas. Llegando a una curva cerrada, que necesite una o varias marchas menos que la recta de la que procedemos, es habitual que se reduzcan demasiadas marchas, o que se reduzca de forma agitada, provocando bloqueos de rueda trasera que contribuirán a aumentar el estrés que ya tengamos por las demás circunstancias. Es otra cosa a practicar, reducir coordinando bien todos los movimientos necesarios, a saber: estar frenando (mano derecha) y mientras tanto embragar (mano izquierda), bajar una marcha (pie izquierdo), dar un golpe de gas (mano derecha, que también está frenando), desembragar (mano izquierda) y así sucesivamente con cada reducción. El golpe de gas evita un acoplamiento brusco del embrague con la siguiente marcha inferior, por tanto, un posible bloqueo de rueda trasera y menos castigo mecánico.
Moto equivocada
Según la recopilación de datos de Anesdor, la policía de Cataluña detectó que, en muchos casos, las personas no tenían la moto apropiada. A todos nos gustan las deportivas, pero ¿qué uso haremos de ella, cuántas veces pisará un circuito y cuántas nos llevará al trabajo entre atascos? Hay a quien le gustan las trail preparadas para dar la vuelta al mundo, pero suelen ser altas de asiento: no son la mejor elección para quien no es muy alto. Y así podemos ir enumerando motos que, tal vez, no eran la mejor elección para quien la compró o el uso que le da. La potencia no es un factor de riesgo en sí, pero la forma de entregarla a veces puede serlo si nos excitamos mucho con un motor que sube de vueltas y «suena a gloria», pero puede «llevarnos al paraíso» antes de tiempo. Si te conoces bien, elije una moto que, además de enamorarte, encaje con tu carácter o físico, y escucha a quienes queramos darte consejos desinteresados.
Rodar en grupo
Si llevamos pasajero, nuestra moto será un vehículo de (mucho) peores prestaciones que cuando vamos solos. El peso perjudica las aceleraciones y las frenadas, el reparto de pesos perjudica el comportamiento, y la distancia libre al suelo se reduce. No podemos pretender «enseñar» a nuestro pasajero de qué somos capaces cuando estamos sobre un vehículo peor de lo que nuestra moto suele ser: no lo hagamos. Conduce suave, sin brusquedades, y demostrarás que eres mejor piloto.
Si salimos a rodar en grupo, la norma número uno para que el día sea bien recordado es que volvamos todos a casa. Actitudes fanfarronas antes, durante o después, en alguna parada, no ayudarán y pondrán presión a los demás. Es mejor estar callado, ser humilde y paciente, porque a largo plazo te beneficiará. Y, por supuesto, actitudes irresponsables en marcha, adelantamientos justos o cualquier maniobra que incomode a los demás, serán apuestas por un final del día muy diferente del previsto y nada deseable. Si es otro quien actúa así, mantén las distancias y no tengas ningún reparo en quedarte atrás, por más que te insistan que «conocen la carretera y sigas su trazada». En tu moto vas tú, que conoces tus limitaciones, y hasta dónde llegas cómodamente. No traspases jamás ese umbral, mucho menos en carretera abierta.
Poca confianza
Un fallo final y también bastante común últimamente es la falta de confianza, el «miedo» que al menor contratiempo atenaza al piloto y le impide reaccionas y comportarse adecuadamente frente a una situación de riesgo. Quienes llevamos años en moto acumulamos experiencias, no siempre positivas, y ese bagaje nos acompaña y nos permite tomar decisiones rápidamente, incluso a veces tan rápido que lo hacemos de forma inconsciente. Es el famoso «sexto sentido» de los motoristas.