Neumáticos de moto en invierno: cuídalos para no renunciar al mejor agarre

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Neumáticos de moto en invierno: cuídalos para no renunciar al mejor agarre
Luis López Lozano
Luis López Lozano
Los neumáticos de moto en invierno requieren atención por tu parte para no encontrar merma alguna en la obtención del mejor agarre posible bajo condiciones tan duras como el frío intenso y la lluvia.

Los neumáticos de tu moto siempre será una tarea necesaria durante todo el año, pero es tal vez durante la época invernal donde más atención requieran para, en definitiva, obtener lo mejor de sí mismos. Imagino que no querrás sufrir sustos por falta de agarre proveniente de una goma en estado defectuoso, provocando peligros inimaginables y, lo que es peor, prácticamente insuperables.

Hemos de tener en cuenta que los neumáticos de nuestra moto son los que nos mantienen en contacto con el suelo. Si la parte ciclo en su conjunto es la conexión vital entre el hombre, la máquina y la superficie por la que circula, las gomas aportan ese último enlace de conexión con lo que sucede bajo nuestras posaderas. Del correcto estado de las mismas dependerá el adecuado funcionamiento del conjunto o, en caso contrario, afrontar un desastre que para nadie quisiéramos vaticinar.

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Básico e imprescindible

Una vez tenemos claro que el hecho de tener los neumáticos en aparente buen estado resulta imprescindible durante todo el año, vigilemos de manera especial este invierno las condiciones en las que se encuentran porque, sin lugar a dudas, les estaremos exigiendo más que nunca. Por ejemplo, ¿cuánto tiempo hace que no revisas la presión de los neumáticos? Cierto es que algunas motos, especialmente scooters de rueda pequeña, sitúan sus válvulas en una posición complicada para introducir la boca del manómetro y comprobar así la presión. Si es este tu caso, recuerda cambiar la válvula por otra acodada cuando necesites reemplazar tu neumático. Y si no tienes claro qué presión es la correcta, no tardas nada en echar un vistazo en el libro de usuario de tu moto o scooter, o bien puedes acercarte un momento al taller donde realizas el mantenimiento y te lo comprobarán gustosa y rápidamente.

Ten en cuenta que un rodaje prolongado en el tiempo con presión incorrecta causará daños irreparables tanto en la banda de rodadura como en la estructura interna del neumático. Y aquí encontramos otro daño colateral, esto es, un desgaste forzado que deforma de manera prematura la superficie de la goma en contacto con el suelo y, con ello, su eficacia. Aparecerán así escalones en los laterales que te impedirán realizar cambios de dirección con la fluidez adecuada.

Pero además, la capacidad de evacuación de agua rodando bajo la lluvia también se verá mermada de manera considerable. El tacto de conducción será duro e impreciso con una dirección que no te hará mucho caso cuando quieras girar o, simplemente, cambiar de un carril a otro; ni te cuento en un cambio de calle… Atención, porque el peligro de perder agarre sobre asfaltos empapados es real e inminente por falta de «grip» y evacuación de agua, por lo que si has acabado rodando durante bastante tiempo y kilómetros con los neumáticos de tu moto o scooter demasiado bajos de presión, será preferible que directamente los cambies porque con reponer aire no será suficiente: el daño ya estará hecho.

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Fecha de fabricación y conservación

Por último, y ya que se ha presentado lo básico, vamos un poco más allá. Piensa que un “ofertón” en la venta y montaje de ciertos neumáticos puede venir de una remesa con años a sus espaldas y, lo que todavía agrava más las cosas, con una conservación y almacenaje no del todo adecuada. En pocas palabras: ante cualquier oferta atractiva en cambio y montaje de gomas, comprueba la fecha de fabricación y, si esta fuera demasiado lejana en el tiempo (más de 3 ó 4 años aproximadamente), vigila si todavía la banda de rodadura está protegida por una capa de parafina; sí, esa que debes quitar nada más salir del taller con los neumáticos recién montados y muchísimo cuidado, porque le hacen patinar “a traición”, especialmente sobre asfaltos prácticamente congelados o encharcados como los que nos reserva el invierno.

Si todavía conserva la parafina, podría ser sinónimo de haber recibido un buen almacenaje, pero directamente confía más en neumáticos de reciente producción a otro tipo de ofertas “añejas” que podrían desembocar en unas gomas prematuramente cristalizadas: aquí notarías cómo la banda de rodadura apenas sufre desgaste pero, a cambio, el reventón por excesiva rigidez del neumático en su conjunto sería otra de esas consecuencias en las que mejor no pensar, pero que deberías prevenir por todos los medios. A veces, lo barato sale muy, muy caro.