Los que vivimos el franquismo, Franco nos pareció eterno. Los que vivimos la primera época dorada del motociclismo español, Luis Soriano igual, nos pareció eterno. Y es que dieciocho años al frente de la Real Federación Motociclista Española, son muchos años cuando uno tenía 20, 25, 30 y hasta casi 40 años.

Luis Soriano

Luis Soriano
Fórmula Moto
Fórmula Moto


El pasado mes de mayo falleció Luis Soriano, como he dicho: «el presidente de la RFME», un hombre con el que mantuve sonadas filípicas durante las habituales Asambleas anuales de esta Federación. Yo, por entonces, era «24 horas moto», y los asambleístas, que también eran «mucha moto», por devoción más que por obligación, iban a aquellas Asambleas prenavideñas «a por su carrera» puntuable para el Campeonato de España, de velocidad, de cross, de trial, de todoterreno (el ahora enduro)-  El resto de temas se las traía al pairo. A mí no, a mi me importaba la seguridad en los circuitos (lo que costó que los cascos integrales sustituyesen a los «cromwell» de medio huevo en las carreras de velocidad, porque aquellos pesaban más, claro…). Otra: La sorpresa que se llevó el presidente de la Comisión Deportiva cuando vió, creo que a Andrés Pérez Rubio, con unas cubiertas lisas en la parrilla de salida de una carrera de velocidad. Que no, que no estaban gastadas; es que los «slicks» ya se empezaban a usar en Europa y el directivo en cuestión «no daba crédito». Lo dicho, me pegué con Luis Soriano, verbalmente, decenas de veces, cientos de veces. Y lo curioso del caso es que yo, en aquellas Asambleas, no tenía ni voz ni voto, pero Soriano me dejaba hablar, y yo, pues eso, dale que te pego contra todo, contra todos.

Tras el fallecimiento de una persona, siempre afloran las bondades sobre él. En el caso de Luis Soriano, sí y no. Yo entendía que Soriano era muy- (si lo decía entonces, porqué no ahora) muy dictador; que en la RFME se hacía lo que él decía y, punto. En una ocasión Soriano quiso convertir las Federaciones (entonces regionales -ahora autonómicas-) en provinciales, al parecer para dividir el poder que pudiesen tener unos pocos (15 regiones) en los cincuenta de uno por provincia. Hubo un contubernio «regional» para que los cosas siguiesen así, pero a aquel contubernio le salió, «desde detrás del telón», otro que echaba por tierra las intenciones de los primeros, hasta el punto de que, al líder del movimiento regional le dejaron  «tan con el culo al aire», que allí mismo dimitió como presidente de una Federación Regional que era.

Y es que Soriano era mucho Soriano, tanto que sólo le pudo apartar de la RFME una ley conocida como «Ley Porta» con la que el Gobierno de entonces, el de la primera legislatura de Felipe González, quiso poner fuera de órbita ¡vete tú a saber porqué! al presidente de la Federación de Fútbol, Pablo Porta, siendo la forma utilizada que ningún presidente de Federación podía estar más de tres mandatos (de cuatro años) al frente de la misma.

Pero si la actitud de Soriano me parecía un tanto dictatorial (tanto que apenas dejó tras de él hombres de valía que pudieran llevar aquella RFME de 1985), lo que nunca negué fue su honestidad. ¡Total! Por eso, al margen de mis discusiones con él, siempre le tuve gran respeto como persona.

¿Cosas que hizo, creo que bien, pero que es posible le criticase? Cuando Nieto se queda sin montura para disputar el Mundial de 1975, no duda en poner dinero de la Federación para contratar los servicios de la Escudería Van Veen-Kreidler, moto con la que aquel año gana otro Mundial de 50 cc. Como he dicho, es posible que criticase aquel gasto porque en la España motociclista de entonces había otros muchos cientos de motociclistas además de Ángel Nieto, pero hoy, mirado en la distancia, quién nos dice que aquel alquiler de las Kreidler 50 y la continuidad de éxito de Ángel Nieto, y por ende del motociclismo español, no fue más que la lluvia que ha dejado «estos lodos» de campeones y más campeones, la de los Lorenzo, Márquez, Bou, Cervantes, Coma, Barragán y compañía.

Como decía antes, si después de fallecido lo más son alabanzas, yo no debo dejar pasar la de su honestidad. Luis Soriano, ¡Don Luis!, allá donde estés, descanse en paz.