El tsunami de la crisis está maniatando aspectos fundamentales de nuestras vidas, y como motoristas, no somos en absoluto una excepción.

La realidad habla con cifras

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Fórmula Moto
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Bombardeados con la vorágine de cifras de primas de riesgos y vaivenes del IBEX a diario, no podemos dejar de lado otras estadísticas que tienen un reflejo directo en nuestro día a día. En primer lugar la caída de ventas. De 270.000 unidades en 2007 pasaremos en 2012 a apenas 100.000. Pero esta conclusión trae asociada otras no menos inquietantes. Según datos oficiales de la DGT, las motocicletas que componen el parque español es de 2.813.864 unidades, de las cuales, 763.740 unidades (27%) están matriculadas antes de 1991. Si tomamos el dato de motos entre 11 y 20 años, el porcentaje suma otro 17%.

Por tanto, casi la mitad de las motos dadas de alta en España son muy veteranas, lo que sin duda incide negativamente en la seguridad vial. Un parque con una edad media de vehículos elevada significa que no aporta en su mayoría avances como ABS o reducción de emisiones contaminantes como viene siendo tendencia en los lanzamientos de las marcas de los últimos años. La renovación que supuso la época dorada entre 2004 y 2008 está ahora perdiendo su peso, encontrándonos con una situación nada aconsejable.

Pero, además, los últimos estudios revelan que el mercado de segunda mano también está a la baja. En el primer semestre de 2012 se están realizando menos operaciones en este ámbito que en 2011. No obstante, su cifra alcanza las 132.000 unidades hasta el mes de junio, cuando el mercado de la moto nueva alcanzó en esas fechas la cifra de 60.000 unidades.

Y la crisis también golpea el mantenimiento de las carreteras, con déficit de mantenimiento que hace que en 2011 se obtuviera la peor nota de los últimos 25 años, un dato muy preocupante porque nosotros, los usuarios de la moto, somos más vulnerables al estado de nuestro entorno que los cuatro ruedas. No obstante, me resisto a pensar aquello de -cualquier tiempo pasado fue mejor- y no concibo un futuro en otra clave que no sea guiado por el optimismo. Por ejemplo, hoy, con más motivo que nunca, no bajemos nunca la guardia en lo que respecta a nuestra seguridad, por encima de cifras negativas y pesimismos. Conducir de forma responsable minimizando riesgos es gratis, ¿verdad? A por ello.