En la vorágine de reformas que está introduciendo el nuevo gobierno español, hay una que tendría la especial virtud de unificar a todos los implicados: la introducción de la enseñanza de educación vial en las escuelas como contenido obligatorio.

Invertir en educación vial es ahorro

Invertir en educación vial es ahorro
Fórmula Moto


El momento se me antoja como el más propicio. La modificación de la asignatura Educación para la Ciudadanía hacia una derivación supuestamente más práctica que dogmática para el conjunto de los alumnos, deja un hueco idóneo para impartir una materia que se refiere a una práctica que incide e incidirá en la vida del 100% del alumnado. Todos son peatones y, el día de mañana, la inmensa mayoría serán conductores de motos y coches. Pocas asignaturas tienen ese matiz de máxima utilidad para toda la población que la educación vial, una asignatura en la que no sólo se introduzcan conocimientos, sino, sobre todo, actitudes. Un alumno concienciado desde la más temprana edad de lo esencial del respeto a los otros usuarios de la vía y de las consecuencias de prácticas negativas, es una inversión eficaz y eficiente de futuro en menos accidentes y una mejor convivencia. Cada año que pasa es una oportunidad perdida para alcanzar esta cultura del tráfico tan necesaria.

Pero hay más motivos para concluir que estamos en el momento perfecto para hacerlo. La nueva Directora General de Tráfico, María Segui Gómez, es una persona con una elevada formación académica en temas de tráfico y sanidad. Seguro que no puede más que estar de acuerdo en este aspecto. Ahora sólo falta que nuestros responsables trabajen como un auténtico equipo y no como sucedía en el pasado con su antecesor, Pere Navarro. Como bien le define Javier Herrero, fundador de Fórmula MOTO, ha sido un «jugador de ajedrez» muy malo. Para salvar una pieza por muy importante que sea, como el de la reducción de víctimas mortales en la carretera, ha sacrificado muchas otras en el movimiento, como la desaparición de segmentos como el ciclomotor o de puestos de trabajo por el desmantelamiento de fábricas, talleres y concesionarios por la irreflexiva ordenación en materia de carnés (en escandaloso retroceso en las expediciones por elevado coste y progresiva dificultad en comparación con el coche) y reglamentación, entre otras tributaria, del sector de la moto de cosecha propia (la aplicación de la convalidación de carnés A1-B fue muy acertada, pero importada). Esperemos que la nueva responsable juegue en este «ajedrez» con más criterio de conjunto.

 

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