Carta del Presidente

Fórmula Moto 100, número clave de veteranía editorial

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Fórmula Moto 100, número clave de veteranía editorial
Enrique Hernández-Luike
Enrique Hernández-Luike


Las empresas editoras siempre reciben con satisfacción el alcance de números redondos. Particular conquista feliz es la llegada a la edición número cien, con pleno significado de veteranía, particularmente cuando se trata de una publicación mensual porque significa más de ocho años de vida.

En este mundo de ilusiones acerca de la calidad, el buen servicio informativo al lector y la captación del mayor número posible de adictos al tema, echas la vista atrás y te quedas de piedra. La mujer de Lot se convirtió en estatua de sal como castigo a su curiosidad retrospectiva. No es nuestro caso, muy experimentados en la materia durante el transcurso de más de sesenta años en el oficio, más de cien títulos puestos en el mercado, casi la mitad de ellos con periodicidad semanal y muchos millones de ejemplares difundidos por el mundo desde cinco diferentes países. Cuánto capital se ha movido en equipamiento, periodistas, personal especializado, viajes, pruebas, carburante, transporte, en abastecimiento y distribución y cuánta dedicación en formar debidamente a sucesivas generaciones de comunicadores y técnicos. Cuántas ilusiones hemos despertado en millones de lectores y cuántos centenares de profesionales y entusiastas en el Motor hemos contribuido a formar.

Es una realidad con apariencia de sueño, plena de satisfacciones, anécdotas, encuentros, contactos internacionales, testimonios, historia latente para cuyas experiencias vale la pena haber vivido y trabajado en permanente diversión.

La satisfacción de hoy al poner en el mercado el número 100 de Fórmula Moto casi coincide con el cincuenta aniversario de la llegada a Madrid de Javier Herrero para incorporarse a nuestro Grupo LUIKE. Fue el 15 de abril de 1963.

Conocí a Javier Herrero como el hermano pequeño de mi novia, cuando aún le faltaban diez años para crecer del todo y tallarse para «la mili». En aquel entonces, todavía estudiante, me acababa de responsabilizar formalmente como editor de publicaciones del Motor, llevaba en «Pueblo» una sección diaria sobre el tema y había fundado «MotorPress», agencia de colaboraciones. La del alba sería cuando un buen día cabalgué en mi moto hacia Saldaña (Palencia) para presentarme a la familia futura. Por el camino anuncié mi visita con tres telegramas, pero llegué con una hora de ventaja sobre mis avisos. Ese mismo día, Cupido intervino también sobre Javier, quien quedó perdidamente enamorado de las motos. Ocho años después era el más joven empleado del hasta hacerse imprescindible en la editorial por seriedad informativa y entrega total al motociclismo.

Mucho y bueno ha hecho Javier Herrero por el mundo de la moto, no sólo como periodista, director, editor y creador de publicaciones. Impulsó concentraciones, organizó campeonatos, formó pilotos y ayudó a cuantos pudo, siempre con generosidad, la veracidad por delante y el respeto a todos los colegas por encima de la concurrencia.

Personalmente debo a Javier Herrero mi retorno a la responsabilidad presidencial cuando ya había decidido poner fin a mi acción empresarial. Con su elegancia personal me devolvió la pelota. Hoy le agradezco poder vivir con intensidad las emociones de este mundo de la comunicación, por ejemplo la hermosa realidad de este número 100 de Fórmula Moto, la convivencia con los excelentes profesionales de esta editorial y las empresas colaboradoras, así como el contacto con el amplio universo del Motor, incluidos nuestros entusiastas lectores. Gracias, Javier.