Adiós, jefe

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Adiós, jefe
Valentin Requena
Valentin Requena
Hace tan solo unos días, en el Complejo Matadero, coincidí con Javier en una mesa redonda, junto con Tomás Díaz Valdés, con motivo de la presentación de un documental sobre las carreras de La Bañeza. Es cierto que le vi un poco desmejorado, pero no tanto como para pensar que poco después nos dejaría.


En aquel coloquio con veteranos motoristas, Javier estuvo inmenso recordando acontecimientos de hace más de cuarenta años. Estaba en su salsa hablando de motos que es lo que más le gustaba. Lo vivía como si estuviera de nuevo en la Bañeza, en Montjuich o en Cullera. Es más: según me han comentado miembros de su familia, estuvo hablando de lo que más le gustaba hasta el último suspiro. El Cheli fue de los pioneros de esta profesión y lo hizo desde todos los escalones, desde vender la revista en las carreras, hasta dirigirla magistralmente durante muchos años. Hizo lo imposible para que aquellas carreras míticas tuvieran su reflejo en su Motociclismo del alma.cheli 3

He de confesar, que muy posiblemente, Javier fuera el culpable de que yo me dedicara a esto. Fue quien guió mis primeros pasos en esta profesión. Fue el jefe implacable que no dejaba pasar una, muy riguroso, pero a la vez, reconocía los méritos del periodista cuando el trabajo se había hecho bien. Aprendí de él la constancia, el sacrificio y la entrega. Para Javier no había horas, todas las dedicaba a lo que más le gustaba. Además, como vivía cuatro pisos más arriba de la redacción, no había prácticamente separación entre su vida familiar y privada con la laboral. Todas las horas del mundo en su mesa de redacción y luego los fines de semana vivía las carreras de cerca bien fueran de velocidad, trial, moto-cross o enduro. Incansable.

Las motos y su revista Motociclismo fueron su vida, por eso cuando tuvo que dejar la dirección, creo que un capítulo importante, y mucho, de su vida concluyó. Pero tan pronto cayó se levantó con prontitud y comenzó otra nueva etapa con la misma ilusión y entrega, tanta que acudió a la redacción de Fórmula Moto tan solo a unas horas de dejarnos. El Cheli creyó que debía figurar en los manuales de entrega a esta bendita profesión del periodismo. Allí nos forjamos muchos de los que después hemos desarrollado nuestra carrera profesional en otros ámbitos y algunos de los conceptos que Javier nos inculcó, a mí por lo menos, me han valido muy mucho.

Amigo Javier, descansa o transita por esas autopistas celestiales en las que no hay límites de velocidad y aunque te vayas al suelo, seguro que no te harás daño. Dale gas y acude a esas carreras donde participarán los que siempre fueron tus ídolos y los míos.