Las ventajas del ciclomotor eléctrico en las ciudades

Desde la llegada de las nuevas formas de movilidad sostenible, la circulación en las ciudades ha cambiado drásticamente para ‘pacificar’ la coexistencia entre las alternativas al transporte tradicional, como pueden ser los patinetes eléctricos, y el coche y la moto convencional. Tampoco hay que olvidar que el uso del transporte público, así como las opciones de motosharing también han aumentado exponencialmente.

Esa mencionada pacificación ha resultado en un Reglamento General de Circulación (RGC) que, entre muchas otras normas, exige una velocidad máxima de 30 km/h en vías urbanas para reducir la siniestralidad en las ciudades. Desde el apartado medioambiental también se está limitando el uso del coche privado, especialmente el de baja ocupación. Por ejemplo, desde el 2023 aquellas ciudades con más de 50.000 habitantes tendrán que tener una zona de bajas emisiones a la que sólo podrán acceder vehículos con determinadas etiquetas.

Pese a que la moto eléctrica vive una situación diferente a la del coche eléctrico, coinciden en una cosa: es la referencia para poder circular sin restricciones. En este sentido, uno de los vehículos cero emisiones que más tirón está teniendo es el ciclomotor eléctrico. Seguridad o usabilidad son algunas de las ventajas, aunque es el precio, tanto del propio vehículo como de la recarga de la batería, el principal reclamo por el que el público urbano se está decantando por su compra. Además, gracias al motosharing, tienen la oportunidad de poder probarlo exhaustivamente y comprobar sus beneficios durante la movilidad urbana sin tener que comprarlo.

A diferencia de los patinetes o las bicicletas, el ciclomotor eléctrico es el único vehículo bien asentado en esta nueva movilidad que cuenta con homologación europea, matrícula obligatoria, carnet para conducirlo (AM) y que está asociado a un seguro obligatorio. Asimismo, también tiene que pasar una ITV para comprobar que todos sus componentes funcionan correctamente. Por último, requiere de una edad (a partir de los 15 años) y un equipamiento mínimo, como vehículo de dos ruedas que es, para circular. Como bien sabes, su condición de ciclomotor (L1e) sólo le permite rodar a una velocidad máxima de 45 km/h.

Sus cotas o peso, a pesar de las baterías, suelen estar a la par con sus homólogos de combustión, por lo que la circulación urbana con un ciclomotor eléctrico es sumamente ágil, ya sea por calles angostas o entre el tráfico. Como se ha podido demostrar con el motosharing, se complementa a la perfección con el transporte público.

En lo referente al precio, el ciclomotor eléctrico también ha tenido su propia evolución. Los modelos primigenios estaban a precios muy poco atractivos pero, conforme la oferta ha crecido y el público urbano ha sido consciente de sus ventajas, han ido bajando hasta establecerse a la par que los ciclomotores convencionales e incluso algunos se han situado por debajo. Además, a esto hay que sumarle las ventajas que la electrmovilidad trae en términos de mantenimiento o en la recarga, que es sin duda donde sobresale (y ahorra) con respecto a los ciclomotores convencionales.

¿Lo mejor de todo? Que hay propuestas para todos los gustos: está el Piaggio 1 para quienes quieren un ciclomotor cero emisiones con el sello de calidad del conglomerado transalpino, junto a 55 km de autonomía a un precio de 2.712 euros; el Niu MQi+ es una opción más asequible, ya que por 2.299 euros te beneficiarás de una autonomía de 65 km… La recién llegada Yadea también cuenta con opciones interesantes como el G 5 Pro, que ofrece 67 km de autonomía y cuesta 3.250 euros.