El mundo en una maleta

Fíjate en la firma de los baúles y maletas de moto que puedas ver en tu ciudad. Descubrirás en numerosas ocasiones el logotipo de SHAD. Muchos desconocerán que se trata de una empresa 100% española, en concreto radicada en Mollet del Vallés (Barcelona). Y cuando se dice 100%, es hasta el último decimal. En sus instalaciones se idean, diseñan, desarrollan, analizan y manufacturan catálogos de maletas y baúles, entre otros componentes, de la máxima calidad a nivel mundial. No en vano, firmas líderes como BMW, Honda, Yamaha, Suzuki, KTM, Triumph, Moto Guzzi, Indian, KYMCO o SYM, entre muchos otros, confían las maletas que se ofrecen de serie en sus productos a NAD, aunque no quede constancia en su imagen exterior.
Un poco de historia
SHAD es la firma de maletas y baúles integrada en la empresa NAD que comenzó su actividad relacionada con el mundo de las dos ruedas con la comercialización de sillines en 1973. Su actividad estuvo ligada hasta 1992 exclusivamente a este sector. Este año, con el desencadenamiento de una profunda crisis económica, se fundamentó el cambio de rumbo que ha desembocado en la actual estructura de SHAD en el s. XXI. Para hacernos una idea del cataclismo que supuso dicha crisis, basta citar que en el mes de julio de 1992 salieron de la fábrica de NAD un total de 70.000 asientos; en el mes de septiembre se redujeron los pedidos a 30.000 unidades; y en diciembre apenas llegaron a 10.000.
Este nivel solo se alcanza siguiendo una senda de excelencia a lo largo de todo el proceso de industrialización. Las marcas mundiales más importantes del sector de la moto ya lo saben. De hecho fue BMW, marca históricamente ligada a los legendarios componentes Krauser hasta hace tres décadas, la primera que apostó por NAD. Las soluciones expandibles que revolucionaron el mundo de las maletas y baúles de moto que encontramos en el catálogo alemán desde hace unos años, son obra de la marca española. Por otro lado, no en vano, el 50% de la producción se destina a componentes de primer equipo de fabricantes de motos. Pero ahora también se quiere potenciar la línea de cliente particular, y para hacerlo visible SHAD es ahora patrocinador oficial del Mundial de Superbikes. Yo, por mi parte, te invito a que me acompañes a una visita a sus instalaciones centrales en Mollet del Vallés para que comprendas la dimensión y el valor de la actividad de esta marca nacional.
Solo mediante la visita en directo de una actividad eres consciente de la magnitud, complejidad y valor que contiene. Es como disfrutar una carrera de motos cuando la ves en el circuito y cuando la ves en televisión. Es el mismo momento temporal, pero no tienen nada que ver uno con otro. En este caso, ni te imaginas el universo que supone la fabricación de lo que es, en principio, una «simple» maleta de moto.
SHAD de la A a la Z
El «km 0» de un producto lo supone el planteamiento de nuevas ideas a desarrollar. A ello se llega tras profundos estudios realizados por un departamento que tiene en cuenta tanto las últimas tendencias del mercado como la voz directa de los usuarios. De este modo, el primer esquema de producto define a quién irá dirigido, a qué necesidad responde o sus principios técnicos básicos.
Uno de los aspectos más destacables de estos primeros procesos de industrialización lo suponen el trabajo de un ingeniero y dos ayudantes que, cada semana, reciben una moto nueva en el mercado para analizar el acoplamiento de un sistema personalizado de maletas y baúl SHAD. Cada moto requiere un anclaje específico y éste es el departamento encargado no solo de su definición, sino también de la confección del proceso de trabajo y utillaje necesario para su creación. Durante nuestra visita, se estaba trabajando sobre una Ducati Monster 797 y una BMW R 1200 GS Ride ya esperaba su turno.
Es así como SHAD dispone de un catálogo de casi 500 herrajes para otros tantos modelos del mercado. Hay que tener en cuenta que no solo se trata de unidades como tales, sino también de versiones por año. No es lo mismo un anclaje de baúl para Yamaha FJR 2005 que FJR 2006, por ejemplo. Y éste es el gran valor de un conjunto de maletas y/o baúl, ya que los herrajes son el elemento que más requiere de conocimientos y maestría en su elaboración.
Todos ello requiere una inversión y una experiencia que, en el caso de SHAD, es capaz de garantizar un resultado final óptimo. Y esta afirmación no es teórica, sino, como hemos comprobado, práctica. Como dato, para el desarrollo completo de un proyecto se requiere al menos dos años de trabajo. No es de extrañar el extenso elenco de patentes y premios internacionales (como el German Design Award 2017 o el Red Dot Design Award 2015 obtenidos por la maleta SH 36) con los que cuenta la firma durante los últimos años.
Todo a lo grande en SHAD
Tras todos estos escalones iniciales llegamos al propio proceso de producción. Sorprende la cantidad de trabajo manual que requiere la fabricación de asientos y maletas o baúles. Aunque las máquinas tipo robot o las grandes estructuras mecánicas para el almacenamiento (impresionante el sistema Thyssen para los racks) se extienden por toda la planta, es notable el número de operarios dedicados a la soldadura y al montaje.
La atención al detalle queda plasmada en instantes como la presencia de una recepcionista al teléfono con conocimientos de inglés y francés en todo momento, con independencia de los turnos de trabajo, o el control de calidad en la entrada de los productos de plástico y productos pintados, componentes que se reciben de proveedores externos (todo el resto, en el caso de los asientos el 100%, es «hecho en casa»). En cada partida se eligen piezas de los primeros palets recibidos, de los intermedios y del final. De este modo se asegura que no se recepciona materiales defectuosos. Además, dichos proveedores suelen trabajar con turnos de mañana, tarde y noche, por lo que haciendo este tipo de pruebas se pueden encontrar rápidamente fallos de grupos de entrega concretos. Por último, los propios operarios están encargados de la supervisión final de cada producto. Nada se deja al azar.
Cada día se gestionan unas 500 referencias y se realizan unas 150 expediciones, lo que supone un trasiego diario entre 5 a 7 trailers. El stock medio de anclajes es de 40.000 unidades, contándose con una capacidad de almacenamiento de 800.000 unidades. En cuanto a maletas, se trabaja con un stock entorno a 20.000 unidades dentro de una capacidad total de unas 42.000 unidades. Hablamos de instalaciones hace pocos años ampliadas que ya se está pensando en ampliar de nuevo de forma sustancial.
Maletas inteligentes SHAD
El énfasis en la innovación ha alcanzado su grado culminante en estos años previos al 25 aniversario de la marca. Sus dos referencias fundamentales son el soporte 3P System (sistema de anclaje de maletas en tres puntos que consta de un único brazo y no deja a la vista una estructura cuadrada habitual), y la serie de baúles expandibles SH 58 X y SH 59 X, ambas las únicas alternativas de este tipo en el mercado de accesorios. En concreto, el baúl SH 59 X es la gran apuesta de la firma para este final de 2017 y se caracteriza por el empleo de tapas de aluminio alrededor de la innovadora solución de tres alturas de la tapa del baúl que permite adaptar su capacidad a las necesidades de cada momento, o lo que es lo mismo, maletas «inteligentes».
La marca capitaneada por Jaume Xicola es un perfecto exponente de PYME española de éxito, hecha a sí misma, especializada en productos de primer nivel en el mercado internacional. Y eso es muy notable cuando hablamos de productos «made in Spain». Notable no, sobresaliente. Su eslogan «SHAD: Engineering for riding» ya no te llevará a equívoco.
(De derecha a izquierda: Jaume Xicola -Propietario y fundador NAD S.L./SHAD-; Adrián Carles -Director Comercial SHAD-; Bernat Font – Marketing Manager-; y Gonzalo Sanz -Director Comercial España SHAD-).