El Jarama se moderniza

En medio de una maraña de arboledas y huertas, todavía permanece en pie el primer circuito permanente español, el de Terramar-Sitges, en la provincia de Barcelona, inaugurado en 1923 y de efímera vida deportiva, porque por medio estuvo la Guerra Civil y las consecuencias que acarreó en la vida económica y social española de las dos siguientes décadas, cerrando sus puertas a las actividades del motor en 1955. El recinto urbano de Pedralbes y posteriormente Montjuïc de alguna forma mantuvieron la llama del automovilismo y motociclismo de élite durante aquellos años? hasta que en 1966 se construye el circuito permanente del Jarama en unas instalaciones que el RACE tenía en los aledaños de la N-1, en las afueras de Madrid (San Sebastián de los Reyes). Todavía sin haberse concluido las obras, aquel año ya se celebró una carrera de automóviles en diciembre, preludio de las muchas oficiales que se hicieron en 1967 y la guinda del pastel de 1978 con la celebración de una prueba del Mundial de Fórmula-1.

El circuito madrileño fue santo y seña de nuestro deporte a nivel mundial hasta que Jerez construyó su circuito en 1985, con quien alternó algunos años la organización del Grandes Premios.

Pero los tiempos cambiaban. Las exigencias de seguridad y equipamiento y la llegada al panorama español de otros grandes circuitos: Cataluña, Cheste, etc. etc., además del coste que suponía organizar grandes eventos, acabaron apartando al Jarama de las citas mundialistas, a lo que hay que añadir años más tarde las denuncias de los vecinos de la urbanización limítrofe sobre temas medioambientales y específicamente de emisiones sonoras, lo que ha acabado por limitarlo a 22 días al año el uso para competición pura, si bien el resto del año el Jarama tiene actividades diarias de clubs privados, empresas y cursos de conducción.

OBJETIVO 2021

Pero a nadie se le escapaba que el Jarama necesitaba una reestructuración, una puesta al día en sus instalaciones, y eso es lo va a abordar la actual directiva del RACE (presidida por Carmelo Sanz de Barros) bajo el programa Proyecto Jarama 2021, que es la fecha que se han marcado para que se ejecuten las tres fases en que está dividido dicho programa, eso sí, manteniendo la esencia que ha caracterizado al circuito madrileño: su torre de control y trazado, uno de los pocos que podemos encontrar en España realizado más con el corazón que con la razón de cartabones y reglas.

La primera fase «a tocar» será el revestimiento y actualización de la Torre de Control y sus aledaños, con lugares de esparcimiento y restauración desde los que contemplar la práctica totalidad del trazado. Estas obras se iniciarán en enero de 2014 y está previsto concluirlas a mediados del 2015, con una inversión de tres millones de euros. A la vez se decorará la tribuna actual de recta de meta con un «costillar» metálico que sin duda identificará rápidamente al Jarama para los conductores que circulen por la A-1.

En una segunda fase se acometerá la ampliación de esta tribuna de recta de meta, con salas de reuniones y oficinas en los bajos, además del acondicionamiento del área de boxes.

Para finales de década ya tendremos un Jarama con estándares funcionales y decorativos siglo veintiuno, quedando para la fase final (habilitación en 2021) la inauguración del emblemático y futurista edificio del Museo y Biblioteca de la Fundación RACE, un edificio que en vista área refleja de alguna forma el área del Circuito del Jarama. El monto de todo el Proyecto Jarama 2011 será de unos 20 millones de euros.

Como hemos dicho, el Jarama se moderniza pero manteniendo su esencia, esa fisonomía que nos ha acompañado casi cincuenta años. Lo que no se podrá evitar es que las competiciones puras estén limitadas a esos 22 días al año que una urbanización, que ya sabía dónde construía, ha conseguido imponer, algo que por otra parte no restará atractivos a un complejo que contará con nueva pista de karting y otra serie de proyectos para pasar un gran día de circuito con la familia.