Original y plagio

Viatka: la diferencia entre un italiano y un ruso

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Viatka: la diferencia entre un italiano y un ruso
Daniel Navarro
Daniel Navarro

En esta ocasión, en la nueva serie "Original y plagio" traemos un ejemplo que relaciona modelos de Italia y la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. ¡conocías esta historia?


Seamos, por una vez, poco correctos políticamente hablando. Imagínate el estereotipo estándar del italiano medio de los años 50. Es un tipo bien peinado, con traje, delgado, moreno e incluso algo extravagante. Ahora imagínate un ruso, en la misma época: lleva gorro peludo con orejeras y es del tamaño de un oso pardo. Ahora dile al ruso que haga su propia interpretación de una Vespa de entonces. Correcto: el resultado es un scooter con carrocería de acero, solo que en este caso parece hecho de chapa de caja fuerte, bastante más grande y mal pintado.

En los años 60 la URSS está en plena era Kruschev. Es la época en que los soviéticos intentan estabilizar su sociedad y hacerla algo más occidental. Para el gobierno del Camarada Kruschev, la Vespa, tan de moda en occidente, es una buena oportunidad de modernizar a su juventud, ofreciéndole un vehículo ajustado a sus necesidades. Un coche costaba entonces 1.800 rublos y una moto unos 450. Una Viatka, 325.

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Pero los soviéticos hacían las cosas a su manera. En Italia Piaggio había encontrado una forma perfecta de expandirse por el mundo sin gastarse una lira: la fabricación bajo licencia. Motovespa en España, Douglas en Inglaterra, Allstate en USA, Bajaj en la India o fábricas en Taiwan, que acabarían siendo las actuales TGB (Taiwan Golden Bee, por si no te creías la relación entre ellos y los de la avispa italiana) o PGO (más obvio todavía la relación con PiaGgiO). Pero los soviéticos se pasan por el forro las leyes de propiedad intelectual. Así que agarran una Vespa, la desarman y la copian… a su manera. En 1957 la orden de hacerlo así sale del Politburó directamente, de la más alta dirección del estado. Les dan seis meses a los ingenieros para tener un prototipo y una orden así, en la Rusia soviética, tenía pinta de ser algo más que una sugerencia. Efectivamente, seis meses después el prototipo está listo.

La moto, con nombre Vyatka VP150, «parece» una Vespa. Fíjate en las fotos y es difícil de ver la diferencia. Pero cuando la ves en persona, sobre todo al lado de alguna otra Vespa clásica, se aprecia más grande y tosca. Pocas piezas son intercambiables entre las dos, no como con una Vespa hecha en España por Motovespa y su gemela italiana hecha en Piaggio. Llevaba un motor de 150 cc, daba 4,5 CV (cuando una 150 española o italiana de la época daba unos 8 CV), pesaba 16 kilos más que la Vespa y, según datos oficiales, alcanzaba los 70 km/h en lugar de los 100 km/h que se declaraban para las más rápidas de las italianas.

Se fabricó hasta 1965. Tras muchas demandas de Piaggio los rusos debieron pensar que era mejor dejar las cosas en paz y dejaron de hacerla. Ahoa bien, tras 300.000 unidades fabricadas y después de fabricar una nueva Vyatka, la Vyatka II o V150-M. Y esta segunda parte también tiene su historia.

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Los rusos pensaron que la Vespa tenía fallos de diseño, como un motor lateral que la desequilibraba. Cierto. Y la carrocería en chapa, ejerciendo de chasis, podía hacerse más barata con un chasis en tubo de acero por debajo. Es decir, quisieron inventar su propio scooter. Así, el Vyatka II ya no se parece por fuera en nada a una Vespa. Lleva una carrocería más cuadrada, de chapa también, pero no autoportante. El motor sigue siendo el mismo que antes, mejorado con 7,5 CV pero, como el de la Vespa de transmisión directa. No obstante ahora lo montan en el centro de la moto, debajo el asiento, lo que hace que tengan que desplazar la rueda hacia atrás y engancharla a través de una cadena de transmisión, lo que dio lugar a un scooter muy largo. Se dejó de hacer en 1979. Hubo stock de motos hasta 1989 y piezas nuevas hasta 1999.