Massimo Tamburini fue el técnico y diseñador que innovó chasis y estética motociclista
Desde la infancia fue un apasionado de las motos y su tecnología. Gustaba modificar y mejorar las motos de su época juvenil. Su primera obra completa fue aplicar a una MV Agusta Sport 750-4 de 1971 un chasis multitubular de diseño y construcción propios. Fue un éxito que llamó la atención en el sector de las transformaciones en Italia. Dos años después fundaba Bimota Meccanica S.N.C. con Bianchi y Morri para construir motos enteras propulsadas por los potentes motores japoneses de la época. Tamburini fue responsable de proyectos, de la construcción del desarrollo y de la industrialización. Su refinamiento técnico y muy esmerada realización industrial, dio gran renombre a sus realizaciones, siendo incluso consultado por algunas marcas orientales de las que se proveía para propulsar sus exquisitas Bimota.
En una de esas reuniones en la fábrica Suzuki de Hamamatsu, habida en 1983, un ingeniero japonés le preguntó cómo veía su moto ideal para el futuro. Su respuesta fue contundente y acorde a sus principios básicos que le llevaron a hacer sus primeras realizaciones: “Debe ser una 750 con la potencia de una 1000 y el peso de una 500”, a lo que añadió “Para una moto de calle son más que suficientes 120 CV a la rueda, lo que es realmente importante es minimizar el peso”.
Un postulado de irrefutable razón, aunque poco aplicado a las grandes series. El coste de “adelgazar” las motos potentes es demasiado oneroso para comercializar con éxito un nuevo modelo. Por ese motivo, la mayoría de motos de gran cilindrada tienen su peso en torno al cuarto de tonelada (NdR).
En 1983 tuvo desavenencias con sus socios y abandonó Bimota. Fue entonces cuando trabajó para el Team Gallina asistiendo las Suzuki RG Gamma oficiales que dieron el título de 500 a Franco Uncini. En 1985 aceptó la propuesta de Cagiva para crear y dirigir el Centro Operativo Rimini (C.O.R.) del que salieron los diseños de la 500 cc con las que Randy Mamola compitió en el Mundial en el bienio 1989-90. Al mismo tiempo diseñó la imperecedera Cagiva Mito 125. En 1986 creó la admirada Ducati 906 Paso de carrocería integral, obra maestra que despierta pasiones y es motivo del afán coleccionista. Siete años después, diseño la Ducati 916 que dio enorme impulso internacional a la marca de Borgo Panigale y es otra pieza buscada para colecciones privadas.
Cuando los Castiglioni adquirieron nuevamente la marca MV Agusta le propusieron hacerse cargo de los nuevos proyectos para el relanzamiento de la mítica marca de Gallarate creada por el conde Agusta. De su ingenio salieron piezas de gran impacto y vanguardismo como la F4 y la Brutale que triunfan en la actualidad. Fueron las últimas obras del genial Massimo Tamburini (1943-2014). D.E.P.