46º Reunión Invernal de Arguis

El Camino de Santiago de los más viajeros

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Reunión Invernal Arguis
Javier Berna
Javier Berna
Un año más, en los momentos en que el frío retorna cubriendo con su manto blanco las cumbres, despierta de su letargo estival la Reunión Invernal de Arguis. Si eres un "auténtico", tienes una cita en Huesca los días 21 y 22 de diciembre.


Para los seguidores más auténticos de esta reunión, Arguis significa afanarse en engrasar su Barbour, calcular su mezcla de Castrol y cargar su petate para conformar lo que ya en otras ocasiones hemos llamado «La aldea irreductible», comparándola con la famosa aldea de Asterix que siempre resistía a los romanos.

Arguis revive cada año como si de magia se tratase en una diapositiva que resiste impasible a la contaminación de las modas. Arguis sigue siendo la misma que en los años 70 y es realmente una pieza de museo, conformando el último reducto de los motoristas viajeros. Una Reunión (nunca oirás a ningún participante la herejía de llamarle concentración) que tiene el honor de ser el encuentro motorista más veterano de España, pero que además puede presumir de ser, sin el menor atisbo de duda, el más peculiar y diferenciado así como también el más sobrio, podríamos decir incluso minimalista.

No obstante, a este pintoresco pueblo del Pirineo Aragonés hay que asistir con una idea muy clara de lo que te vas a encontrar y también, muy importante, de qué puede uno aportar a la Reunión. Lo que te encontrarás al llegar allí va a ser una explanada, junto a la vieja carretera que surca el mítico Puerto de Monrepós, con un enorme fuego. Y nada más. ¿Cómo que nada más?

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Exacto. NADA más. Y esto hay que tenerlo claro en un lugar donde hace un frío que durante la noche se mantiene entre 7 y 14 grados bajo cero y donde frecuentemente aparece la nieve. Aquí estás en mitad de la nada, durmiendo en tienda, sin hoteles, ni refugio alguno donde resguardarte, ni nada más que las montañas, un hermoso lago y la mítica «Casa Lafoz». Aquí no hay nada que adultere su esencia.

Hay que reconocer que en un país como el nuestro, tan dado a la fiesta y que ha tendido a olvidar su propia cultura motorista para adaptar modas foráneas, Arguis es un «rara avis» dentro del calendario dirigido a un sector muy específico de motoristas viajeros. Es un encuentro más emparentado con lo que se hace fuera de nuestras fronteras que con lo que se hace dentro.

Arguis no es el lugar para quien guste de los conciertos, los acelerones o disfrutar viendo la moto aparcada en su terraza favorita. Para ello ya hay centenares de opciones para elegir en el calendario ya que Arguis no es el lugar para ese propósito. No hay nada de eso. Este precioso pueblo de montaña es el lugar para esa inmensa minoría silenciosa que usa la moto todo el año, que viaja sin cesar, muchas veces en solitario, y que rara vez se prodiga en otros eventos del mundo de la moto.

¿Entonces qué tiene de especial esta Reunión? Sin duda su ambiente inigualable y sus asistentes, que son su verdadero alma, y que no te encontrarás en prácticamente ningún otro encuentro de España (salvando quizá el caso de La Leyenda-Cantalejo), aunque te podrás cruzar con ellos en el puerto, pista forestal o Reunión Invernal más insospechada de toda Europa y fuera de ella.

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El espíritu de Arguis

El ambiente de Arguis se funde en la palabra compartir. Aquí no tiene sentido asistir con las manos vacías, ni debes nunca encerrarte en tu grupo de amigos. En realidad asistir solo y sin amigos es siempre la opción más enriquecedora. Aquí se viene a compartir lo que se tiene y a hablar con todo el mundo, sin distinciones. Es esta una particularidad de aquellos motoristas viajeros curtidos ya en mil batallas por medio mundo. Esos locos que cruzan Mongolia, la Patagonia o un río de Senegal. Los fogueados en el Atlas o en el «permafrost» escandinavo. Esos que planean su próximo asalto a la E6 o la Transfagarasan. Los que compran quesos en el Furka y remontan el FernpaB desde Garmisch camino del Timmelsjoch y el Givio. Son personas que saben cuál es la verdadera importancia de las relaciones humanas, fruto de descubrir otras culturas, idiomas y formas de pensar. Desde una cabaña perdida en Laponia a compartir té y dátiles en una tienda nómada del Sahara, todos los participantes de Arguis valoran y saborean el auténtico valor de compartir y charlar. Por eso en Arguis no hace falta nada más. El fuego, el frío, las montañas y la amistad. Todo lo demás sobra.

Son motoristas viajeros con grandes cosas que contar, pero la diferencia esencial en Arguis es la extrema sencillez y humildad de todos los asistentes. Desde los que empiezan a interesarse en viajar y asisten con el objetivo de planear sus próximas metas a gente que podría escribir una enciclopedia sobre sus vivencias en medio mundo, pero que sorprendentemente no le da mayor importancia, porque aquí nadie es más que nadie. Nadie tiene que demostrar nada. Aquí el «postureo» sobra. El objetivo es compartir, sin más. Y es que como el buen vino, cada año Arguis mejora, se llena de matices, se reposa, acercándose al medio siglo de historia ininterrumpida.

En Arguis es imperativo traer siempre algo típico de tu lugar de origen. Por ello, la mejor manera de comenzar una conversación es ofreciendo algo que tu lleves (por ejemplo un trozo de queso de tu pueblo y un trago de tu bota de vino), a lo que inmediatamente responderá la persona que tienes al lado que te ofrecerá otra cosa de su lugar de origen y aunque no lo creas acabarás con una conversación que no olvidarás. Miles de datos, referencias sobre lugares y gentes de medio mundo, recomendaciones, alguna anécdota, unas fotos. Todo ello irá pasando junto a las especialidades típicas de media Europa, mientras descubres un nuevo amigo que podrá ser español o de cualquier otro sitio, porque en Arguis más de la mitad de quienes asisten lo hacen desde fuera de España. Un honor que es exclusivo de esta Reunión Invernal, y que la convierte en un auténtico espacio sin fronteras, en una increíble mezcla de idiomas (siendo el español y el francés los oficiales) y de gentes de todas partes con la causa común de compartir viandas, vivencias, sueños y reflexiones alrededor del fuego en el marco incomparable que otorgan los Pirineos. Un trocito de Europa en mitad de los Pirineos.

Además, por si ello fuese poco, aquí te encontrarás con organizadores de varias reuniones invernales de toda Europa, que invariablemente peregrinan anualmente a Arguis, con los que podrás planear tus próximas aventuras invernales.

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Las motos de Arguis

Evidentemente, cuando hablamos de una Reunión de gente viajera, nos damos de bruces con la realidad de que más del 50% de las motos asistentes son trail, maxitrail y enduro, (algunas de las cuales asisten viajando por pistas forestales), aunque la edad media de las motos es alta, y los kilometrajes muy rara vez bajan de los 100.000 km. Entre ellas destaca BMW como marca cuasi hegemónica, con importante asistencia de KTM y Honda, así como encontramos en menor medida motos naked o semicarenadas (Fazer, CBF, Bandit) y un importante número de sidecares europeos (especialmente URAL y BMW) que vienen de participar en Millevaches y continuarán tras Arguis camino de Cantalejo, Agnellotreffen, La Burle o Elefantentreffen.

Ni qué decir tiene que está terminantemente prohibido asistir en cualquier cosa que no sea una moto. Es un sinsentido considerado aquí tan ridículo que provocaría la carcajada de los asistentes ¿Asistir a una reunión de motos en algo que no sea una moto? Es totalmente absurdo. Aquí solo se viene en moto de dos ruedas o en sidecar.

Otra de las particularidades de Arguis, que para la mayoría representa el ritual de volver a los orígenes, es volver cada año con la primera moto que uno tuvo, una moto histórica o una de motor dos tiempos. Una especie de recordatorio del lugar de donde venimos. Una mirada atrás a nuestros propios orígenes motoristas. De este modo, un nada despreciable y creciente 30% de la asistencia la componen Vespa, Montesa, OSSA, Bultaco, Sanglas, Lambretta, ciclomotores, RD, TZR, R80 y R100 Paris-Dakar, BMW históricas€ así como Africa Twin, Ténéré, XT, Transalp y similares, algunas de ellas con decenas de «Arguises» encima, que cada año vuelven a realizar el ritual de volver a surcar las carreteras haciendo centenares (e incluso miles) de kilómetros para remontar la vieja carretera de Monrepós y acudir en una peregrinación similar al Camino de Santiago.

Tanto por el propio viaje como el factor de intercambio cultural entre motoristas de toda Europa, «Ultreia! et Suseia!«* diríamos que es el grito de guerra, el lema de los irreductibles de Arguis, porque con toda certeza este lugar es la Catedral de Santiago del Mototurismo Español, el lugar donde se guarda el Sepulcro del Santo, el tarro de las esencias de nuestra afición.

Arguis. Si te gusta viajar, pero viajar de verdad, o tienes pensado animarte a hacerlo, no te la debes perder. Las inscripciones, de importe meramente simbólico, aunque imprescindible para mantener el encuentro, se realizan en la página web oficial www.monrepos.es.

*Ultreia et suseia es una vieja expresión en latín que se utilizó durante siglos en el Camino de Santiago, que viene a significar «Sigue adelante y más allá», término perfectamente aplicable en el caso de Arguis.

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