Historias de la moto

Una historia en vitrina.Colección Museu Montesa

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Una historia en vitrina.
Desde los inicios de Montesa, el senyor Pere Permanyer Puigjaner atesoró una unidad de cada nuevo modelo con la decidida intención de crear la colección histórica de la marca recogiendo su trayectoria y evolución industrial. Con el paso de los años se convirtió en el Museo Montesa, donde se reúnen todos los modelos producidos, incluso algunos prototipos «non natos» como es el caso del scooter Fura de 1958.


Historia industrial  y deportiva

Manuel Olive Sans se inició con las miniaturas Montesa a finales de los 40. Eran sus primeras motos después de haberse hecho gran renombre internacional por sus miniaturas de coches, encargos de las grandes marcas de la época. Las primeras motos las hizo para Montesa y fueron las primigenias B46/49 y B51, a las que siguió la primera Montesa de competición –derivada de la B51– con la que Juan Soler Bultó y J. A. Llobet «Turuta» participaron en el Tourist Trophy de la isla de Man de 1951 clasificándose 4º y 5º de la clase 125 cc y ganando respectivas Réplica TT. Moto con gran historia deportivo/industrial.

También reprodujo la Montesa Sprint 125 cc de competición con la que Johnny Grace se clasificó 7º en el TT de 1954, así como la espectacular versión con carenado integral que un año más tarde cruzaron la meta del TT 125 cc (circuito Clypse) en 2º, 3º y 4º lugar con los pilotos Marcelo Cama, Enric Sirera y «Turuta». «Aquellos primeros carenados integrales eran de hierro, estaban hechos por el chapista a golpe de martillo y pesaban diez kilos ¡una barbaridad!… después ya los hicieron de aluminio», explica Xavi con amplia sonrisa. «La Sprint carenada era mi preferida de pequeño, ahora también lo es, pero aprecio mucho otras piezas como la Cota 247 y la Impala», se sincera Jordi a la vez que apostilla, «nuestro padre estaba muy orgulloso de esta colección, incluso más que del Museu Montesa al que le tenía especial aprecio por todo lo que representaba para él y la fábrica».

Al lado de esas joyas históricas no falta la miniaturización de modelos tan emblemáticos como la Brío 91 y la inmortal Impala que ya forma parte del mobiliario urbano de Barcelona tras medio siglo viéndola circular por sus calles. Merece lugar destacado la imaginativa Cota 247 que revolucionó la estética de las trial con la carrocería monopieza. A su lado, lucen pasado juvenil el ciclomotor Mini Montesa y el utilitario Micro Scooter, un 4T de 60 cc fabricado bajo licencia Laverda. La última de la saga fue la Cappra 360 GP de 1969 en total contraste con la primera motocross construida por Pere Pi a partir de la Brío 91 y con la que venció innumerables competiciones y títulos.

En total son dieciocho piezas a escala 1:15 impecablemente bien construidas respetando todos los detalles del original. Paciente y sabio trabajo con centenares de horas de esmerado proceder y rigor en la reproducción.
Agradecemos desde Fórmula Moto la deferencia de los hermanos Xavi y Jordi Permanyer dándonos acceso a la exclusiva colección con la misma gentileza que hace cuarenta años ya tuvo su padre abriendo también las vitrinas para el autor de este reportaje quien, a la sazón, lo publicó en el elitista magazine Fórmula, precursor del que el amable lector tiene en sus manos. Sirva este reportaje como sencillo homenaje a la memoria del senyor Pere, como respetuosamente se le daba trato en la fábrica Montesa al emprendedor industrial catalán.
 
Se trata de la colección completa de una marca puntera española actualmente resguardada en el Museu de la Ciencia de Terrassa, aunque es sobradamente merecedora de un alojamiento público para su exposición permanente donde siempre pudiese ser visitada. «Estaríamos dispuestos a ceder el Museu Montesa completo, con toda la documentación referida a cada moto, para que pudiera ser visitado abiertamente y también para consultar su extensa documentación. Podría ser el  paso decisivo para crear el museo de la moto catalana al amparo de alguna institución pública, como la Generalitat de Catalunya o el Ayuntamiento de Barcelona», así expresa Xavier Permanyer el posible devenir de este patrimonio familiar con el asentimiento de su hermano Jordi.

Encomiable ofrecimiento para perpetuar el legado histórico-cultural de nuestro motociclismo. El cuidado de las históricas motocicletas es costoso, requiere dedicación, esmero y conocimiento de la metodología de mantenimiento. Menor es el trabajo que requieren las miniaturas cuidadosamente preservadas en vitrinas que, de forma excepcional, han abierto sus puertas para traerlas a nuestras páginas.

La colección de miniaturas Montesa es un reflejo de las inquietudes artísticas de vanguardia del senyor Pere Permanyer. Las encargó al especialista Manuel Olivé Sans, de renombre mundial por sus réplicas a escala de automóviles y trenes. Con el mismo talante encomendó la monumental escultura que presidió la entrada de la fábrica de Esplugues al escultor J. Mª Subirachs, autor de la fachada de la pasión de la Sagrada Familia.

Magníficos soldados romanos de faz hendida, técnica que ya utilizó en el monumento de la fábrica. Asimismo delegó en el renombrado fotógrafo Centelles –ahora controvertido por el destino de su archivo histórico– el reportaje fotográfico del levantamiento de la factoría de Esplugues. El senyor Pere fue promotor del arte vanguardista de su tiempo sin el más mínimo alarde ni boato. Era persona discreta que rehuía las apariciones en público, pero gran detallista en todos los asuntos de la empresa y de sus empleados.

Manuel Olivé Sans (Barcelona, 1924 – 1995)

Construyó su primera miniatura de tren con apenas quince años siguiendo la tradición paterna, pero se dejó llevar por la tentación de los automóviles que reproducía con exactitud y precisión modélicas para su tiempo.

Recibió encargos de las más grandes marcas de la época y alguna –Balilla Copa D´Oro 1:5– está expuesta en el Centro Storico FIAT. Cuando el propietario de Aston Martin le hacía un encargo, le instalaba en su mansión durante un par de meses para que tomase tantas fotografías como necesitase, midiese las piezas a su conveniencia y desmontase cuanto fuera conveniente para fidelizar hasta el más mínimo detalle. Las más prestigiosas publicaciones europeas del sector auto le dedicaron muy elogiosas páginas y la Gazetta del Popolo lo encumbró: «Es un moderno Cellini…»

El primer encargo del senyor Pere Permanyer supuso un nuevo reto para su artesanal actividad. Nunca antes había reproducido una moto, pero aceptó el desafío. En su rudimentario taller, con un simple banco de trabajo de madera, herramientas elementales, un pequeño torno, un taladro, un soldador de gas, limas, martillos y poco más, construyó más de 300 miniaturas de automóviles y una treintena de motocicletas Montesa a lo largo de su vida. Se servía principalmente de latón, aluminio, madera, tela, cuero, caucho e incluso plata para reproducir piezas con mayor fidelidad cromática.

En el caso de las Montesa, disponía en su taller de una unidad real sobre la que iba trabajando pieza a pieza. Hacía todas las piezas por separado –incluidas llantas y radios– y luego las montaba como si fuera el proceso de fabricación de la moto verdadera (véase la foto de despiece que acompaña este artículo como detalle de su procedimiento de trabajo para obtener la máxima fidelidad).
 
Colección única

El senyor Pere Permanyer solía encargar dos unidades de cada modelo, a veces incluso tres, para regalarlas a aquellas personas de fábrica que habían estado involucradas directamente en el diseño y desarrollo del proyecto. Era su agradecido reconocimiento al trabajo creativo de los autores de sus nuevos modelos. Así le regaló las primeras Montesa a su entonces socio F. X. Bultó, la Impala a Polín Milá, la Cota 247 a Milá y a Pere Pí, quien además recibió el obsequio de la Cappra de su creación. Son unidades dispersas en distintos lugares, pero sólo existe una colección completa con los dieciocho modelos encargados a Olivé Sans.

Forma parte –al igual que el Museu– del patrimonio familiar Montesa, aunque ésta no se exhibe en público debido a la fragilidad de las miniaturas construidas hace más de sesenta años. Hemos tenido la excepcional ocasión de fotografiarlas en detalle para divulgar en exclusiva tan magnífica obra desde las páginas de Fórmula Moto.