Así ve Juan Carlos Toribio su expulsión de la Guardia Civil

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Así ve Juan Carlos Toribio su expulsión de la Guardia Civil
Fórmula Moto
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Tras su reciente despido, Juan Carlos Toribio se muestra agradecido por las muestras de cariño del mundo de las dos ruedas y nos da su visión sobre su despido. Sus ganas por seguir luchando por la seguridad de los motoristas sigue siendo la misma e intentará seguir luchando por ella desde su puesto en la Asociación Mutua Motera.


Si queremos construir una sociedad capaz de hacer convivir la ética del hecho con la ética del verbo, debemos vivir siendo respetuosos con nosotros mismos y nuestro entorno.

Me he convertido en un «INÚTIL»… y con todo mi respeto lo seguiré siendo, pues no hay más orgullo que servir, ni más lealtad que la que se debe a los derechos de los ciudadanos. Hoy, con dolor, me he convertido en un «INÚTIL».
Vivos vamos descubriendo nuestro proyecto, convirtiéndonos en objetivo y molestia, en un estorbo para las intenciones, y en un futuro de fácil pronóstico.

Hoy no hacen falta grandes pruebas para poder demostrar la pobreza moral de quienes, en muchos casos, cobran por estar al servicio del ciudadano. Hoy no puedo ver mucho más allá de las montañas de corrupción moral y una ética fundamentada en únicos intereses privados.

Mi mirada no llega a entender el tipo de personas que concilian el sueño pisando los derechos de otros, arrebatando vidas por acción u omisión€ mi mirada se queda pobre, buscando sentido al dolor y consciente de que el camino que he sembrado terminaría dando los frutos colaterales de la exclusión. No hay que vivir más que treinta años a la sombra de la encina para conocer sus fortalezas€ acariciar con la mano las ortigas para entender por qué se defienden€

Pero hoy es de esos días que la sombra de la encina me trae el sueño y el destino, y me hace olvidar el camino andado, pues el pasado y lo pasado, tenían que pasar, y mi futuro es seguir luchando.

Podré llorar en silencio, pero no tengo más razones que aquél que pierde parte de su vida por un guardarrail, o un cambio de rasante sin señalizar, o una curva llena de gravilla, y como firme aliado del viento, me entregaré por completo y una vez más a este futuro que se antoja incierto.

Hacemos los caminos de nuestras vidas con nuestros actos y llegamos a curvas donde tenemos que elegir y cada «elegir» da sentido a nuestro vivir.

Algo he aprendido con esta nueva lección de mi destino: «Para ganar, hay que perder», es la misma lección de las cruzadas de madres, padres, viudas, hijos€ que logran tras la batalla un reconocimiento parcial de la administración, que sin dejar satisfecho a nadie, termina creando silencio con la pena arrastrada de no recuperar a sus seres queridos.

La terapia, el remedio a la patología que sufre nuestra administración en lo relativo a la falta de respeto a la ley y la norma en el mantenimiento de carreteras, ha sido y es meter la mierda bajo la alfombra… Pero nosotros somos el remedio a su cáncer antes de que terminen con nuestro sistema social de derechos y libertades, un derecho social que permanece en pañales.

Esta estrategia de «mierda bajo la alfombra» que tan buen resultado ha dado a los de las poltronas adineradas de la administración, ha funcionado gracias a la creación de lacayos para la misión, y ante esta conducta, la rebeldía es un acto de honor y el honor es la principal divisa del Guardia Civil con la obligación de conservarlo sin mancha.
Este viejo artículo de la cartilla del Guardia Civil de 1852, es y ha sido violado en sucesivas ocasiones por aquellos que olvidan el respeto a la norma, al Estado de Derecho y al ciudadano.

No entré en la Guardia Civil para vestir un uniforme, pasearlo y sustraer impunemente el dinero de los ciudadanos en formato de sueldo cada fin de mes. Mi misión era defender la seguridad de los ciudadanos, ése era y es mi deber, ése era y es mi destino. Y para defender la seguridad y, por tanto, la libertad de los ciudadanos, los mismos ciudadanos debemos unirnos, siendo aliados en un objetivo común, un frente común, convirtiéndonos en un vector de energía capaz de cambiar el rumbo de la omisión de nuestros derechos.

El futuro

Como motorista, sé que más allá del placer del viento está la injusticia, y como ciudadanos, todos tenemos la obligación de luchar contra su caótica presencia. Esa unión está venciendo, el ciudadano unido da órdenes, pues el miedo al voto es «obediencia».

Y no quiero terminar sin pensar y pedir mi recuerdo por las víctimas, POR TODAS, por las víctimas de los accidentes de tráfico, por las víctimas de la violencia de género, por las víctimas de la droga, por la víctimas de las barreras arquitectónicas y sociales, por las víctimas de las políticas económicas€

Por la SEGURIDAD, por la LIBERTAD, ¡TODOS JUNTOS PODEMOS!

Fdo.- Juan Carlos Toribio (el INÚTIL).

Nota: Gracias a todos por vuestro apoyo.