Nos dejó Lolo Sainz, el «Tío» Lolo

Las historias de motos nos llevan a recorrer caminos donde las personas nos juntamos por más recovecos que nos encontremos en la ruta. Hoy, con dolor te dejo estas líneas, aquí y en el fondo de mi corazón, también con la inmensa alegría de haberte conocido. Solo lamento que no fuera antes…¡qué tiempo perdí!.

Mi historia personal con Tío Lolo se remonta 10 años atrás, cuando llegué con una mano delante y otra detrás a Santander, huyendo de una crisis galopante en busca de trabajo.

Ciudad nueva, escaparates nuevos, donde admirar como un niño aquellas motos perfectamente colocadas en el escaparate donde, mirándolas desde la calle, mi imaginación volaba a lomos de ellas. Exactamente igual que de niño.

Poco tiempo tardó en ofrecerme probar cualquier modelo disponible, el tío Lolo y toda su familia, sus hijos Oscarín, Lolín, su mujer Rosa… nos acogieron con los brazos abiertos, como uno más de la familia. Supongo que era porque, cuando hablábamos de motos, se nos iluminaban los ojos de la misma manera, con pasión y ese amor sin condiciones por ellas: «Tú, cuando quieras probar una moto, vienes por aquí, te la llevas y cuentas lo que sientes a lomos de ella, esta es tu casa, PAKIN». Así me llamabas, y así suena hoy mi nombre en el recuerdo.

Descubrí un ser único, hecho a si mismo. Marido, padre, abuelo, empresario, piloto, mecánico… Aún te veo en la tienda hojeando el periódico, la revista Motociclismo. Cada vez que entraba por allí te daba la mano y siempre te saludaba: «¡¡¡Qué tal, jefe!!!» Y en ese momento empezaba la breve charla… las carreras del fin de semana pasado… los nuevos modelos… «¿Cómo van las clásicas de carreras, Pakín?» «¿Qué tal las Derbi Variant para el desafío?» «¿Cuantos vais este año a Pingüinos?» ¡¡¡Qué Razaaa!!!

El domingo, después de ver las carreras por la tele como siempre, llegaste a tu bandera a cuadros. Me cuentan tus hijos, tus trabajadores y amigos, que llevabas unos días limando cilindros de la Yamaha RD para que tus vástagos corrieran con ella este año, al igual que el pasado, la carrera de resistencia en Kotarr el próximo mes de julio.

Siempre me ofreciste ayuda en los recambios, como ayudaste a tantos pilotos de Cantabria. Hoy, aparte de una institución, un pionero, se va un grande de esta «Tierruca». Un día me llevaste a esa cueva ´secreta´ donde se agolpaban piezas, motores, motos de las de ayer… Yo abría los ojos como un niño en una tienda de chucherías, atendiendo a las explicaciones como el alumno lo hace con el Maestro.

Gracias por el regalo que me hiciste, tu tiempo y compartir conmigo este rato de tío a sobrino. Por si no lo sabéis, en nuestro mundo de las motos tenemos la costumbre de hacer sobrinos «postizos» a todos aquellos que necesitan ayuda y muestran amor y respeto por el motociclismo. Yo también tengo varios sobrinos «postizos» a los que trato de enseñar lo que otros me enseñaron.

Te recordaremos a lomos de tu Bultaco, Sigue dando Gasss. Hoy muchos nos sentimos huérfanos, Tío LOLO.

Un sobrino más hasta la Bandera a cuadros.

FOTOS: DIARIO MONTAÑES