Segunda edición Classic Raid TT/Trail 2023: polvo y estrellas

Una ruta, dos bucles de poco más de sesenta kilómetros cada uno por pistas en buen estado, con algún tramo de dificultad media. Road-book o bien de papel, como toda la vida, o a través de una app. Sin crono. Motos de enduro y trail hasta el año 2000 de lo más variado. Unas Ossa que llegaron desde La Cerdanya, junto a una BMW inspirada en las GS Six Days. Gilera, Montesa Enduro, Honda XR, Yamaha Ténéré. Alguna exótica como la Factory Desert. Yamaha XT, Honda Dominator, Montesa Texas, Africa Twin. Un total de 41 motocicletas pilotadas por tipos contentos, entre los que no faltaron los Amotericos de Zaragoza, que cada año son más numerosos.

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El Classic Raid TT/Trail volvió a gustar a sus participantes, a pesar de que algunos de ellos tuvieron dificultades para encontrar el camino correcto. Pero aquí el crono no cuenta, y eso permitió a todo el mundo tomarse la experiencia a su aire. Salida entre las 09:00 y las 10:00 horas y llegada sobre las 15:00 horas, aunque algunos lo hicieron más tarde. Unos marcaron la diferencia interpretando el road-book sin errores y con muy buen ritmo. Otros se pararon a desayunar o mirar el paisaje antes de repostar. Un grupo se perdió y apareció en dirección contraria. Y todos disfrutaron.

Ese es el encanto del Classic Raid TT/Trail: que cada uno va a su ritmo, solo, en grupo o por parejas, todos descubrieron un territorio desconocido, solitario, donde los contrastes a nadie dejaron indiferente. Una comarca agrícola donde se respira paz, escenario de la ruta del Císter o del Camino de Santiago, regada por el Canal de L´Urgell, salpicada de plantaciones de árboles frutales y de gran riqueza cultural.

El primer bucle discurrió por vez primera por los alrededores de Montgai, donde curiosamente en los años sesenta se disputaron pruebas del Campeonato del Mundo de Motocross, en dirección a Cubells, para volver a Claravalls. En el segundo, más variado, volvimos a pasar por el Castell de les Sitges, que ya es un icono, con su trialera incluida, entre los participantes, y pasamos por el pueblo fantasma de Conill. La prueba tuvo este año un brillante final en el castillo medieval Claravalls, centro neurálgico de la prueba. La amenaza de lluvia ahuyentó a algunos inscritos y expositores, pues llovió en casi toda Cataluña, pero otros, como los Bandarra Motor Classic, exhibieron sus motos exclusivas.

Como no podía ser de otra forma, hubo la tradicional botifarrada en el local social, servicio de bar, venta de camisetas y sorteos de By City y Motorex, colaboradores de la prueba, además de Clice, que refleja su filosofía, al apoyar una prueba que se está ganando un lugar de privilegio entre los apasionados a las motos con sabor de otros tiempos. Polvo y estrellas.