La Tertulia de Indianápolis

Márquez. Rey de América

En LA TERTULIA de Laguna Seca otorgamos a Marc Márquez el simbólico título Señor de Laguna Seca. Ahora no podemos menos que coronarle Rey de América. Con su victoria en Indianápolis, capital de la competición-motor en EEUU, ha culminado la tripleta de triunfos en los GGPP de aquel país: Austin, Laguna e Indy. El Gran Slam americano. Logro que se antoja equiparable a ganar el de tenis: Australia, Roland Garros, Wimbledon y US Open.

Marc ya lleva ganados cuatro GGPP en su año de «rookie» MotoGP. Los mismos que cosechó «King» Kenny Roberts en 1978 cuando se coronó campeón en su debut mundialista, pero Márquez los ha conseguido en solo media temporada. Casualmente, tres de ellos en tierras de aquel primer campeón del mundo «yankee» quien logró sus cuatro victorias en Europa cuando el Mundial era «Continental Circus» y raramente salía del Viejo Continente.

El dominio del «Enfant Terrible» en Indy ha sido total y absoluto. Aplastante. Lo ha copado y batido todo: las cuatro sesiones de entrenamientos libres, la Q-2 pole, el warm up, la vuelta rápida en carrera y el tiempo total de la misma. Todo eso aderezado con sendos adelantamientos, limpísimos, a los consagrados Lorenzo y Pedrosa para ganarles la partida con soltura. De acuerdo que no estaban en plenitud física, pero eso no les fue óbice para también rebajar los récords de vuelta y parrilla del 2012, además de ser más rápidos en el tiempo total de carrera. Terminaron a 3,4″ y 5,7″ respectivamente de Marc. Estuvieron mermados para disputarle el triunfo, pero de no haber estado él marcando la pauta, ahora se glosaría la brillante actuación de Dani y Jorge olvidando las secuelas de sus lesiones claviculares. Valga la ocasión para destacar que Rossi (4º) cruzó la meta a 20″ del vencedor. Es una locuaz referencia añadida.

El Rey de América ha impuesto de forma muy clara su autoridad en el «Nuevo Mundo», país que no conoce monarquías en su historia. Queda por ver si logrará extender su reinado al resto del orbe. Japón, Australia y Malasia le esperan después de pasar los desafíos europeos de Brno, Silverstone, Misano y Alcañiz. En tanto eso ocurra, la corona sigue en la cabeza de Lorenzo hasta Cheste. Ocho citas que no admiten error ni desfallecimiento para convertirse en el más joven campeón mundial de la clase reina, así como el segundo en lograrlo al primer intento, único récord que no podrá batir. Solo igualar ¡Qué no es poco!

Desmadre de los «Ducati boys»

Como si la marca de Borgo Panigale no tuviera bastantes problemas para emerger del pozo en el que se encuentra, sus chicos se enzarzan en fratricidas batallas que ni vienen a cuento ni aportan ningún provecho. Pero a falta de mejor opción, hacen su guerra particular para lograr ser la primera Ducati en la línea de llegada, aunque sea en la cola del «Top ten» y a 40″ del vencedor. Que no es poco. Pero ya se sabe que el primer rival a ganar es el compañero de equipo, esté donde esté.

La extrema situación en Ducati ha llegado a deparar situaciones tan incomprensibles como ridículas entre Hayden y Dovizioso. En Assen ya la emprendieron a golpes de carenado en una apurada de frenada en la última vuelta que les hizo salirse largo a ambos cediendo su posición a Bradley Smith. También en Laguna Seca la emprendieron a golpetazos en la delicada recta que es medio curva, provocando nueva situación de tensión y riesgo innecesario para el prestigio de la marca que defienden. Son trances en lid por el prestigio personal lejos, muy lejos de la cabeza de carrera.

En Indianápolis estuvieron buena parte de la carrera pasándose y repasándose para hacerse con el octavo lugar. Carrera a dúo bajo los atentos ojos de Smith. En la última vuelta se adelantaron dos veces sin tregua. Llegaron a la última curva, la del arcén metálico, apurando frenada como posesos. Nicky se coló catastróficamente por el interior, empujó a Andrea hacia el exterior y ambos se salieron recto saltando el diabólico arcén con dos ruedas en el aire en plan motocross. Imagen grotesca en un G.P. de velocidad. En esa inaudita maniobra, afortunadamente con amplia escapatoria asfaltada, fueron adelantados –de nuevo- por Smith quien heredó dos posiciones por un suspiro del cronómetro. Ciertamente, recuerdan a dos juniors peleándose aguerridamente para no ser el último de la cola.

Ese tercer lamentable «lance de carrera» entre compañeros de equipo, requirió de la intervención de Dirección de Carrera para reprimirles por su reiterada actuación excesivamente tensa. Pero no les restaron ningún punto de la nueva licencia cuando hubiera sido lo preceptivo. Andrea Dovizioso, visiblemente molesto por el percance, aunque manteniendo su pasiva calma característica, comentó sosegadamente: «En la última curva él (Hayden) quería pasarme a cualquier precio, usando una maniobra muy agresiva. No me lo esperaba porque yo no había dejado la puerta abierta. Nicky ha llegado a mi lado y nos hemos tocado; ciertamente no ha sido una acción segura, pero podemos decir que ha sido un incidente de carrera. Nos ha llamado Dirección de Carrera porque por supuesto es importante hablar de estas cosas y aclararlas de inmediato. Sinceramente, estoy bastante molesto por haber perdido dos posiciones, y también quería mantener a Smith detrás de mí. Aun así, no tiene sentido crear una controversia por una situación como ésta, así que para mí se acaba aquí. No tiene sentido hacer polémica cuando se está a 40″ de los primeros, solo decir que hace dos carreras se lamentó mucho por mi maniobra, pero esta parece mucho peor. De todas formas eso no es importante, hay otros problemas». Queda claro que Dovizioso habla en clave de futuro porque él se queda en Ducati un año más, como mínimo.

Por su parte, Hayden tampoco le dio importancia al asunto, y como si esos contactos agresivos ya fueran algo normal, explicó: «Estuvimos intercambiando posiciones varias veces y luego en la última curva de la última vuelta, tuvimos un contacto, fue mi culpa. Cuando la puerta empezó a cerrarse, ya estaba comprometido y no quería que tomara mi rueda delantera. Nos salimos rectos saltando el arcén y, desafortunadamente, Smith pudo ganarnos en la meta. Está claro que cada uno de nosotros quiere ser la primera Ducati. Pero no hay ningún problema, no haremos la tercera guerra mundial por esto». Por lo que me queda dentro… debe pensar.

Crece la polémica con los neumáticos

Empezó el año con serias críticas de neumáticos en Moto2. Pol Espargaró alegó que el rendimiento de los Dunlop no era el mismo que en 2012 y le impedía pilotar como entonces. Sus resultados acusaron la diferencia, perdió un buen puñado de puntos respecto a Redding. Entonces se le recomendó adaptarse a las circunstancias iguales para todos. Así lo hizo y ganó en Montmeló pero llegó al «corralito» con el neumático trasero destrozado, hecho girones. No fue el único. En Indianápolis se ha repetido el destrozo de la goma, esta vez le ha apartado del podio y, lo que le es peor, con Redding por delante suyo. En lugar de restar ha sumado puntos. Echa las culpas a Dunlop y no se corta en decirlo alto y claro. En los entrenamientos del sábado ya manifestó su enfado con el rendimiento de las gomas: «Estos neumáticos que han traido no van bien, estoy harto de hacer de conejillo de indias para Dunlop».

El domingo, tras la carrera, los técnicos de la marca británica acudieron con celeridad a su box y al ver el deplorable estado del neumático pidieron que se cubriera con el calentador para ocultar los andrajos. Pol, visiblemente frustrado y enfadado, no se cortó: «Nos obligan a taparlo para que no se vea como ha quedado, es vergonzoso. En lugar de esconder la realidad tendrían que encontrar una solución inmediata. No se puede seguir así». Lleva buena parte de razón y no es el único en quejarse del deficiente e irregular rendimiento del neumático trasero. También Redding terminó la carrera con la goma hecha harapos y en el «corralito» era la única oculta por el calentador. Las de Rabat y Nakagami tenían un aspecto asaz presentable.

Estas diferencias de rendimiento son harto anómalas. Permiten suponer deficiencias de fabricación, aunque los técnicos indican que son consecuencia del pilotaje más o menos agresivo de determinados pilotos. También de las presiones utilizadas por algunos y de las geometrías de suspensión de las distintas motos. En cualquier caso, su veredicto no es siempre acertado. En Indy dijeron antes de la salida que las Suter tendrían menos problemas a final de carrera que las Kalex. Pronóstico que no se cumplió en absoluto: las cuatro primeras clasificadas fueron de la marca alemana.

También en Moto3 la durabilidad de los Dunlop trajo de cabeza a los pilotos. Condicionó los planteamientos de carrera en función de la degradación y pérdida de eficacia en los últimos compases. Resulta que el protagonismo de los neumáticos ya no solo influye en el rendimiento de las motos sino que también lo hace en las estrategias de carrera. Ahora los pilotos ya no pueden centrarse en la mejor expresión de su pilotaje, se ven obligados a contener sus ímpetus para preservar la duración de los neumáticos hasta la meta. Contrasentido técnico y deportivo.

En MotoGP tampoco se escapan a esa espada de Damocles que es la durabilidad. Todos corren cautelosos para preservar el rendimiento de los Bridgestone hasta el final de carrera. Eso coarta la combatividad en detrimento del espectáculo y, lo que es peor, pone freno a las habilidades de pilotaje. Jorge Lorenzo lo dijo bien claro: «De una vuelta a otra, el neumático ha empezado de resbalar de golpe. Nunca me había ocurrido un cambio tan repentino en una sola vuelta. En cada curva corría el riesgo de caer. Cuando mi neumático trasero se ha degradado ni siquiera he podido defender el segundo puesto, solo pensava en llegar al final«.

También Pedrosa perdió fuelle cuando el neumático empezó a desfallecer agravando su deficiencia física: «Ha sido una carrera muy difícil, había un par de puntos en los que me dolía mucho la clavícula. A medida que los neumáticos se iban gastando y la moto empezaba a derrapar me costaba mucho ir rápido porque cuando la moto derrapa se conduce moviéndote más sobre ella, compensando con el cuerpo, y yo ahora tengo una conducción más estática sobre la moto. Al final he apretado el ritmo y he podido hacer segundo».

A todo eso, Marc Márquez mostró su preocupación por el rendimiento de los neumáticos y a ellos se remitió para explicar su condicionada planificación de carrera: «Sabía que la segunda parte de la carrera sería decisiva cuando las gomas empezarían a resbalar. En las primeras vueltas no he forzado para conservar las gomas para el final». Eso aclara su cauto comportamiento durante las doce primeras vueltas conteniendo sus ímpetus y mermando el espectáculo. Pero una vez situado en cabeza dio rienda suelta a su mejor conducción: «Cuando los he pasado he impuesto mi ritmo y me he divertido derrapando. Ha sido una gran carrera, estoy muy feliz por la victoria, pero sobre todo por los 25 puntos. Pienso que ha sido mi mejor G.P. en MotoGP». Suma y sigue del «Enfant Terrible» a quien parece no hacer mella las adversidades de los neumáticos, a menos que también en Bridgestone unos salgan buenos y otros menos? como los melones.