Después de mucho dinero gastado en tandas y carreras, de cargar con herramientas, bidones y ruedas, de poner y quitar miles de cinchas y de subir y bajar la moto del remolque... Llegó el momento de saber cómo es la vida de un piloto de verdad con mecánicos, pizarra, hotel y una única preocupación: -Darle al mango-.

Ninja Cup 2010: Por fin lo sé

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Ninja Cup 2010: Por fin lo sé
Fórmula Moto
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El -noventaimuchos- por ciento de gente que tiene como afición esto de las motos y los circuitos está en la misma situación que yo -me refiero a lo de pagar por correr/rodar-. Es lo que hay. Si a lo caro que sale la moto y su preparación, le sumamos el trabajo que cuesta desplazar la logística en cada carrera y lo aderezamos con el riesgo que entraña este deporte para nuestra integridad física, el resultado es que en muchas ocasiones te plantearás si merece la pena. Al final, siempre puede más el corazón que la razón, así que, merece la pena. Por otro lado, en este mundillo de las carreras existen dos tipos de pilotos: el que tiene mucho, muchísimo dinero para correr -da igual si es bueno o malo- y el que es muy rápido y ha tenido suerte, ya para correr rápido, sino para vivir de ello. Estas tipologías son minoritarias, sobre todo la segunda. Sin embargo, cuando me llamaron para invitarme a correr una de las pruebas de la Ninja Cup, por un momento, olvidé todas las penurias y me sentí parte de esa élite minoritaria de pilotos de la que os hablo. Ya era hora.

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Para todos los públicos

Seguro que todos sabéis en qué consiste la Ninja Cup, pero por si acaso, os diré que se trata de una copa monomarca que organiza Kawasaki y que se disputa como una categoría más del CEV Buckler. Todas las motos participantes son ZX6-R con la misma preparación: escape, centralita, filtro de aire, shifter (cambio semi-automático) amortiguador, fibras y poco más. La igualdad en la mecánica y el precio (14.500 e, incluye la moto, el kit y la inscripción a todas las carreras) son dos de los atractivos de esta Copa, una de las formas más baratas y divertidas de correr -algo decente-. Esto hace que en sus boxes se mezclen un amplio abanico de pilotos, desde los que son muy jóvenes que intentan despuntar a toda costa hasta los que se lo toman con más calma y su objetivo no es otro que pasarlo bien. Bueno, también hay periodistas invitados, como es mi caso, que tratan de no hacer el ridículo.

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Allá voy

El viernes por la mañana, nada más llegar a mi box, la acogida es buena: el mono -hecho a medida- preparado, la moto con los calentadores ya funcionando y mi equipo (Pep, Gustavo, Alejandro y Xavi) dispuesto a empezar los libres. Sólo hay dos tandas de 35 minutos, así que me enfundo el mono y salgo con ganas a la pista. Pero es raro, algo pasa porque muchos pilotos ni se han vestido y hay muy poca actividad. En cuanto salgo del pit lane me doy cuenta de que el circuito está completamente encharcado por las intensas lluvias de la noche anterior. Perfecto, una de las dos tandas perdida. No puedo ir rápido porque el asfalto resbala demasiado, pero necesito dar vueltas y coger el feeling a la moto porque, entre otras cosas, la ZX6-R sólo la he probado por la calle y en una sesión de fotos. Tampoco podemos obviar que yo he rodado en Jerez dos veces en toda mi vida, con una 2T y hace ya bastante tiempo. En la segunda tanda, ya con el asfalto seco, me animo a ir un poco más rápido, o al menos a mí me lo parece. En cualquier caso, mantengo la suficiente velocidad como para percibir que voy largo de desarrollo y algún detalle más que posteriormente traslado a mi equipo. Mis impresiones de camino al hotel son buenas, aunque intuyo una catástrofe en los cronos del día siguiente.

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Como el viernes, en la siguiente jornada tenemos -sólo- dos tandas de entrenamientos, esta vez cronometrados u oficiales. El mejor tiempo de esas dos sesiones sirve para formar parrilla en la carrera del domingo por lo que procuro concentrarme bastante. En seco y ya con algunos cambios hechos en la moto, logro bajar algo mi tiempo. Mi ZX6-R va de cine aunque se abre demasiado en las curvas y todavía voy largo de desarrollo, Gus y Alejandro se encargan de trabajar en este aspecto de cara al domingo. Me impresionó mucho ver a dos mecánicos ajustando la moto según mis indicaciones. Yo les miraba como un tonto, sobre todo por si esto que estaba viviendo no me vuelve a pasar nunca. Finalmente, me coloco en penúltima línea de parrilla, he bajado mi tiempo hasta 1:57,8.

Ninja Cup

Alea jacta est

Ya está, hoy es el gran día. Los nervios apenas me han dejado dormir y, eso, que no me juego nada. No quiero ni imaginarme cómo debe sentirse un piloto del Mundial el día antes de una carrera en la que se juega el título. Por mi parte, he fijado tres objetivos muy claros: no caerme, no quedar el último y disfrutar y pasármelo lo mejor posible. Antes de la carrera tenemos un warm up de 15 minutos en el que aprovecho para verificar que los cambios hechos en la moto van por el buen camino. Ahora ya no hay excusas. La carrera de Moto2 la veo con Pep dentro del circuito, así me fijo sobre todo en cómo trazan -los buenos-. A pie de pista parece fácil y de cajón, pero encima de la moto todo es diferente.

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Salgo al asfalto para colocarme en la parrilla, hay más público del que pensaba tanto en la grada como en la recta de meta. Tras la vuelta de calentamiento busco mi sitio donde me esperaba el equipo al completo con un juego de neumáticos de agua. Antes de que pueda preguntar qué hacen esas ruedas ahí, empiezan a caer gotas del cielo… ¡No puede ser! Pep intenta tranquilizarme: -No llueve, ni va a llover-. De nuevo otra vuelta y semáforo rojo, se apaga y gas. Lo que se siente llegando al mogollón de final de recta es indescriptible, además -y ahí sí- te empiezan a llover pequeños trozos de neumático en forma de pelotitas del resto de las motos. Intento frenar lo más tarde posible y busco un hueco pero desisto, todos entran a cuchillo y no quiero meter la rueda de forma fea a nadie. Mi condición de invitado me hace ser el menos indicado para hacer este tipo de cosas. Según va avanzando la carrera me doy cuenta de que Pep tenía razón, no llueve. Me busco las mañas para subir algún puesto en las primeras vueltas, pero también me adelantan algunos pilotos rápidos que no han hecho una buena salida. Todo va bien, llevo a alguno pegado detrás pero defiendo mi puesto con uñas y dientes. La verdad es que veo un par de caídas y bajo un poco el ritmo, algo que aprovecha mi inmediato perseguidor para adelantarme. Bandera a cuadros, puesto 21º, agotamiento, mucho calor y una amplia sonrisa por haber cumplido mis tres objetivos y, encima, haber conseguido en carrera mi mejor tiempo de todo fin de semana (1:57.0).

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Esta ha sido una experiencia que recordaré siempre, mil gracias a Kawasaki por la invitación y sobre todo al -team- por hacerme sentir piloto por una vez, más vale tarde que nunca. Ahora toca volver al remolque, a las cinchas y a mancharme las manos de grasa que, dicho sea de paso, también tiene su encanto.