Homenaje de Antonio Rodríguez "Toñejo"

Carta a mi amigo Ángel Nieto

angelnieto 3
Ángel Nieto y Toñejo
Antonio Rodriguez
Antonio Rodriguez
Querido Ángel. Ha sonado el teléfono y he recibido la peor noticia que me podías dar: me dicen que te has ido, que te has marchado y nos has dejado. Que has aparcado todos tus planes de futuro para ir a disputar un nuevo Campeonato del Mundo junto a algunos de tus amigos y rivales de siempre.


He dejado todo lo que estaba haciendo, bloqueado ante la incredulidad de la veracidad de la noticia, de que tu viaje a Florida, planeado para el próximo mes de octubre, no lo vayas a realizar y no salgamos a navegar juntos como hacíamos siempre que venías.

Ahora, parado y con la mirada en ninguna parte, estoy recordando cuándo y cómo te conocí. Fue un verano en Ibiza, hace 27 años. Un amigo común me dijo que íbamos a realizar una travesía hasta Formentera contigo. No me lo podía creer, por fin iba a conocer al «Gran Ángel Nieto». Cuando llegaste me diste la mano y yo, tímido y cortado, no pude articular palabra, pero rápidamente rompiste el silencio y me dijiste: «¿Cómo te llamas?» «Toñejo«, respondí. «Muy bien, Toñejo, pues vamos a navegar, y me explicas cómo funciona el Jet Ski«. Con los nervios respondí; «Sí, sí, por supuesto«.

Enseguida me di cuenta de que tú, el «Gran Ángel Nieto», eras amable, simpático, absolutamente entrañable, con carisma y muy cercano. Estaba feliz de poder compartir un día contigo en el mar; sin embargo, cuando teníamos todo listo, comenzó a llover con tanta fuerza y violencia que aquella increíble excursión se tuvo que abortar. Mi ilusión de estar contigo se fue al garete, pero entonces dijiste: «Yo me quedo aquí, ¿te vienes a tomar algo al club?» Pensé, «yo con Ángel, solos.» Mi cara se iluminó y como no podía ser de otra manera, te dije que sí.

Una terraza con vistas al mar, una botella de agua, una Coca Cola y unas patatas fritas fueron testigos del comienzo de nuestra amistad. Ese diluvio intenso hizo que tú, el más grande piloto de todos los tiempos, pasaras tu tiempo conmigo hablando y respondiendo a todas mis preguntas. No daba crédito a mi suerte. Recuerdo no pestañear para no perderme ninguno de tus gestos ni de tus historias, de cómo empezaste en las carreras, cómo eran entonces y cómo habían evolucionado.

Ese verano fue mágico, especial, nos vimos casi todos los días, y yo estaba orgulloso de pertenecer al grupo del «Gran Ángel Nieto» y aprender cada día de ti.

¡Qué grande eres, enorme, el mejor de todos!

Ya en Madrid, venías a verme de vez en cuando para interesarte por mis carreras y para darme buenos consejos llenos de humildad. Recuerdo que me enseñaste a preparar mi dossier deportivo y me dijiste que hiciera lo que hiciera, mucho o poco, procurara hacerlo bien. Cuando sufrí el accidente, estando en la UVI pedí una televisión para ver el Gran Premio de motos. Retrasmitíais Valentín Requena, Luis Miguel López y tú, el «Gigante Ángel Nieto», y en la última carrera, la de 500 cc, Valentín dijo: «Creo que es el momento de enviar un cariñoso saludo a Antonio Rodríguez, un piloto fuera de esta especialidad, concretamente del mundo de los Raids, que ha sufrido un accidente y está ingresado en una clínica sevillana. Desde aquí le deseo lo mejor«. Y tú, Ángel, interviniste diciendo: «Yo también quiero darle ánimos a Toñejo, como le llamamos sus amigos, porque estoy seguro de que volverá a estar en los circuitos en los que el compite ¡Ánimo, Toñejo!» En aquel momento casi hiciste que me levantara de la cama y saliera corriendo. Una parte de mí, mi alma, se puso de pie pensando que ya nunca volvería a andar pero sí a volar. ¡Gracias, amigo!

Conozco desde siempre a tus hijos Gelete, Pablo y Hugo, y a tu sobrino Fonsi, y me siento honrado por el cariño y amistad que siempre me han transmitido.

Cuando volví a competir en moto de agua siempre tuve tu apoyo, tus consejos y sabiduría, y sentí tu fuerza en todo momento. El tiempo pasó cimentando nuestra amistad y cuando me vine de corresponsal de la revista a USA, en uno de tus viajes a Florida me llamaste y, como querías, te enseñé en moto de agua los parajes más bonitos de la idílica Miami mientras contestabas a mis preguntas. Otro día inolvidable para mí. Sé que te gustó el entorno, pero siempre me decías que España era mejor. Estoy escribiendo y todavía no me creo que te hayas ido al Olimpo de los inmortales.

Todo el mundo sabe de tus triunfos, de tus logros deportivos, 12+1 Campeonatos del Mundo y 23 Campeonatos de España, pero lo que no saben es tu capacidad de trabajo. De ti aprendí hace mucho que para ser un deportista increíble y un ser humano extraordinario hay que tener fuerza, raza y la humildad de ser agradecido, cualidades que tenías y compartías con tus amigos persigiendo sueños.

Quiero expresar mi malestar a los estamentos que eligen los ganadores del premio Príncipe de Asturias al deporte y reclamarles tan merecida distinción para Ángel.

La vida me ha dado la oportunidad de conocer personas o personalidades que han marcado mi corazón, pero muy pocas tanto como tú. Siempre que sonaba el teléfono y necesitabas algo, dejaba todo para poder ayudarte.

Ángel Nieto, alma máter del motociclismo español y considerado uno de los mejores pilotos del mundo, solo me queda agradecerte de corazón todo lo que has dado por los tuyos, por el deporte del motor y por España.

Siempre que hablo de ti, mi cara dibuja una sonrisa. A partir de hoy, seguiré sonriendo recordando tu grandeza y mirando al cielo.

¡Te quiero mucho, amigo!

angelnieto 11