Las motos clásicas de la EGB y BUP en los años 80 (parte 1)

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Las motos clásicas de la EGB y BUP en los años 80 (parte 1)
Daniel Navarro
Daniel Navarro
Los años 80 son la ‘década EGB’ por excelencia. Además, es un decenio muy interesante en el mundo de la moto: los japoneses llegan a España y para los jóvenes de entonces la moto se convierte en una pasión.

En los años 80, el motociclismo como deporte alcanza cotas de popularidad y difusión impensables en los 70. Ángel Nieto sigue su historia de éxito y muchos pilotos jóvenes son capaces de luchar por el mundial en velocidad. A nivel nacional, los campeonatos off road (sobre todo cross) están muy animados, con copas de promoción y cantidad de carreras para todos los niveles. En definitiva, una época con una disposición nunca vista de todo tipo de motos para todo tipo de gente, que hacen que revisar aquellos años arranquen una sonrisa a todos los que la vivimos.

En los años 80 nos hicimos mayores todos los nacidos en los 60. Recuerdo mi carpeta forrada con las fotos de Freddie Spencer con la Honda NSR 500 Rothmans, las de las BMW K100 o Yamaha FJR 1100, las de las KTM 250 de cross y Maico. O las de esa nueva carrera, que era una chifladura contagiosa de los franceses, que se llamaba París-Dakar, del que llegaban noticias con cuentagotas. Y de ruido de fondo, en la cabeza, el sonido de todas estas motos (y muchas más), que representan bien aquellos años de la EGB/BUP.

Rieju MR80

Rieju MR80

Bultaco está cayendo (desaparecería definitivamente en el 84). OSSA, más o menos igual. Sanglas, se ha fusionado con Mototrans (fabricante, entre otras, de las Ducati españolas) y han formado SEMSA para fabricar Yamaha. Y Montesa se ha unido a Honda. Parece que el industria nacional desaparece, pero no: Derbi, Motor Hispania, Puch Avello o Rieju se mantienen en forma y son capaces incluso de presentar motos que ilusionan a sus posibles clientes.

El carnet de los jóvenes sigue siendo el A1 y, hasta mitad de la década, son las motos de campo matriculables las preferidas de esos jóvenes. Destacan dos modelos en las listas de ventas: la Puch Cobra M82 y la Rieju MR80. Motos que en sus versiones superiores no tienen nada que envidiar a lo que se ve en el extranjero: motores de agua, de entre 16 y 19 CV (depende del año y la versión), muy competitivas, con monoamortiguador (más sofisticado el de la Rieju), frenos de disco y carrocerías verdaderamente atractivas.

Honda MBX 75 Hurricane

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En el segmento de las A1 llegan cambios radicales. En 1983 comienza la comercialización de una de las nuevas motos aparecidas con esa llegada de los japoneses: desde las antiguas fábricas Montesa llegaba la Honda MBX 75 Hurricane que modificaba el paradigma de estas motos. Poco que ver con las anteriores Streaker o Crono, una moto refrigerada por agua, con suspensión Pro-Link trasera, disco delantero y pinta de moto moderna.

Suavidad, eficacia y perfección en una montura que hacía que muchos jóvenes de la época volviesen a mirar al asfalto. Entregaba 12 CV para 94 kg, el cuadro de mandos era de una moto «de verdad», con testigos, cuentavueltas y hasta un reloj de temperatura de agua, algo nunca visto aquí en una 75 cc.

Cagiva Freccia C-9

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Los años 80 son también los que vieron nacer aquellas 125 2T deportivas de corte moderno que causaron sensación entre los jóvenes que cumplían 18 años y llegaban a su primera moto grande. Y fueron los italianos los reyes de aquel segmento. No es fácil poner un inicio a esta historia: quizá las Guzzi 125 o las Laverda de finales de los 70, aunque lo cierto es que pertenecían a esa generación anterior similar a nuestras Streaker o Crono.

Pongamos que son las Garelli TSR 125 (que evolucionó enseguida a una más sofisticada y conocida GTA) y Gilera RV 125 las primeras en ofrecer discos, agua, cuadros completos y, sobre todo, mucha potencia: 20 CV daba la Gilera, 24 CV la Garelli. Todas las marcas italianas entraron en esa batalla. Cagiva, la marca que los Castiglioni han montado sobre la antigua fábrica Harley Davidson- Aermacchi en Varese, también está fabricando algunas 125 interesantes.

Y en esa batalla por las prestaciones, la potencia y la deportividad llega, en 1987, una de las más interesantes 125 de la época: Cagiva Freccia C-9. Derivaba de las Aletta Oro, aunque mejoraba mucho tanto en estética como en prestaciones a esa generación anterior: 27 CV, una carrocería completamente cerrada que causa sensación, del estilo de las CBR de primera serie o de las Ducati Paso. Una moto que será dura competencia -y que sirve aquí de representante de todas ellas- de las Aprilia AF1, Gilera KK y KZ, Honda NS/NSR 125 o Yamaha TZR.

Yamaha RD

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Imagino que al leer Yamaha RD te ha venido a la cabeza la mítica RD 350 LC (conocida como ‘Viuda Negra’ o ‘Matapijos’) que llegó a España en 1985. Pero algunos, entre los que me incluyo, soñábamos con otras de las muchas RD (que es un acrónimo de Race Development, es decir, desarrollada para las carreras) que se fabricaron; en mi caso, la RD 500 V4. Una verdadera réplica de las motos del mundial de 500, con motor de cuatro cilindros en V en 2T que de vez en cuando veías en la costa, en manos de afortunados franceses o alemanes.

Más accesibles para los jóvenes de entonces era la RD 80 LC, e incluso la RD 125, ambas con un carácter deportivo muy marcado. La 80 llegó a España reducida de cilindrada a 72 cc, con 12 CV, también en 1985. Pero no cabe duda de que la 350 fue la verdadera estrella de la familia, que en nuestro país causó furor: una deportiva de altas prestaciones, llena de novedades electrónicas como las válvulas de escape YPVS. Y sí, la fama era cierta, había mucho motor para poco chasis; lo clásico en las japonesas de los 70.

Yamaha XT 600

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La carretera recuperaba opciones en los años 80 tras unos 70 donde la moto de campo había causado furor en España. Pero el off road sigue teniendo mucho tirón, a pesar de que las motos de trial y enduro puras se habían radicalizado de tal forma que complicaban su uso polivalente. Entonces aparecería un término que ahora se ha vuelto muy popular: motos trail. Aunque la gran mayoría reconoce como la primera moto trail a la BMW R 80 G/S, lo cierto es que, unos años antes, la Yamaha XT 500 era una trail en toda regla. Y esta, a su vez, era una interpretación de motos como las Ducati Scrambler de unos años antes, las propias Honda CL Scrambler y otras tantas anteriores que llevaron este apelativo.

La Yamaha XT 600 era una lectura moderna de aquellas motos. Derivaba de las motos de cross y enduro de la época: suspensión trasera Monocross con bieletas, un motor 4T moderno con mucho par y prestaciones, y comportamiento suficiente como para plantearte viajes por carretera o salidas por donde fuera. El éxito del Dakar, sumado a la polivalencia de estas trail monocilíndricas, llevó a la XT a ser una de las líderes de aquel segmento donde también encontrabas rivales tan duras como las Honda XL o Suzuki DR.