Prueba Yamaha R3: diversión bajo control

Si estás leyendo esta prueba, seguramente es porque te interesan las motos de carné A2. También es posible que tengas ya el A, con posibilidad de coger motos de mayor potencia. Tanto en un caso como en otro, la Yamaha R3 te interesa. En esta segunda edición de la deportiva para el A2 de Yamaha, se ha conseguido el tacto de una auténtica deportiva, pero incluso más divertida.
¿De verdad sigues pensando que hacen falta al menos 100 CV para que una moto sea divertida? Eso es que no has cogido una Yamaha R3 en una carretera de curvas. Estoy de acuerdo contigo: coger una gran moto de muchos CV es una experiencia divertida y apasionante. Pero si te gustan las motos no me negarás que en carreteras con curvas, llegar deprisa a un ángulo, tocar el freno, tumbar, apuntar a la salida, abrir gas levantando la moto y salir disparado hacia la siguiente con todo bajo control es la sensación que más nos gusta de este asunto. Y reconoce que, a veces, con muchos CV, esa sensación se ve enturbiada porque las cosas pasan demasiado deprisa, es decir, se te el trabajo si quieres sacar todo el potencial que llevas debajo.
A mi, desde luego, me ha ocurrido. Y hace muchos años que descubrí el placer del control de la moto. Te cuento mi historia, en plan «batallas del abuelo», para que comprendas lo que te digo. Hace años, cuando todavía tenía pelo entre el cráneo y bajo casco, tuve la oportunidad de hacer algunas carreras del campeonato RACE y de algún otro regional. Tenía ya moto grande y bastante experiencia en circuito, pero me dio por correr con una 125 2T después de verlas rodar en el Jarama. Corrí dos años con aquellas 125. Después decidí pasar a una gran 600. Con la 600 entrené durante unos meses y corrí dos carreras, antes de darme cuenta que no me divertía tanto como con la 125 cc.
Cuestión de sensación. La 600 corría mucho más, por supuesto. Se podía ir muy deprisa por las rectas, frenar más fuerte, acelerar infinitamente más. Pero lo que a mi me gustaba, la sensación del paso por curva muy tumbado, con sensación de tener la moto «por la mano», no la tuve nunca con la grande. Había que frenar mucho más fuerte que con la 125. Y al «apuntar para salir» no me dejaba abrir a tope en todas las curvas. Había que tener más tacto de gas y mucho más cuidado. ¿Cómo acabó la cosa? Vendí la 600 y volví a comprarme una 125 cc (y alguna 250 2T) para correr en carreras de aficionados, como la Copa 2T.
¿Y por qué te meto este rollo? Porque son las sensaciones que me venían a la cabeza mientras rodaba con esta Yamaha R3 por algunas de mis curvas favoritas. Su buen chasis, motor suficiente, sensación de control y esa sonrisa dentro del casco mientras enlazas curvas con una moto que te permite entrar justo por donde quieres y como quieres no tiene precio. En el fondo, estas nuevas A2 deportivas vienen justo a cubrir ese hueco que dejaron las 125 de 2T, el de la deportiva ligera, que no asusta pero divierte. Y la R3 es, hasta la fecha, una de las mejores deportivas A2 que han pasado por mis manos.
CÓMO ES LA YAMAHA R3
La Yamaha R3 se presentó por primera vez en 2015. Esta que ves en esta prueba es la segunda versión y ha mejorado mucho con respecto a la primera. Hay motos que la marca sitúa como nuevas porque han cambiado cuatro componentes y las líneas de carrocería. Este no es el caso, ni mucho menos. Efectivamente han cambiado detalles, pero la mejora general de la moto va mucho más allá. Es de las que mejora mucho más cuando te subes y la pruebas.
La Yamaha R3 sigue confiando en un chasis de tubo de acero, camuflado para parecerse más a las R1 y R6 a las que se quiere parecer, que montan chasis de aluminio. Dentro, el motor bicilíndrico de 321 cc tampoco ha cambiado en lo básico, un bicilíndrico de carrera corta, con gran capacidad de subir de vueltas y de girar a gusto en la zona fronteriza con lo rojo del cuentavueltas, dotado de doble árbol levas, cuatro válvulas por cilindro, pistones forjados y tratamiento de cilindros de baja fricción. Tampoco ha cambiado el basculante o la suspensión trasera Monocross, con amortiguador KYB con regulación de precarga. Sí es nuevo el tren delantero. Ahora incorpora una horquilla invertida de 37 mm de diámetro, con nuevas tijas y los semimanillares 22 mm más bajos. Los frenos, sin embargo, no han sido modificados, con un disco delantero de 298 mm y un trasero de 220 mm, por supuesto, con el obligatorio ABS.
La carrocería también se ha evolucionado. Un nuevo depósito de gasolina mantiene la capacidad, pero ha variado su altura, de forma que ahora es más fácil aplanarte sobre él. Por supuesto, toda la parte delantera, con esos faros estrechos de tecnología LED, se inspira claramente en la Yamaha YZF-R1 M, la moto a la que quiere parecerse. Según Yamaha, esta nueva carrocería mejora la aerodinámica hasta el punto de ganar 8 km/h de punta con respecto a la anterior versión.
Lleva un cuadro completamente digital, de tecnología LCD que da buen ambiente «racing» sin encarecer y que informa correctamente al piloto, de un vistazo, de aquello que te interesa. De buena lectura, informa, además de lo básico, de hora, consumos, revisiones, marcha engranada, añadiendo una luz de sobrerrégimen como buena deportiva.
CÓMO VA LA YAMAHA R3
Ya han pasado unos años desde que apareció la normativa que regula el carné A2 y las posiciones van quedando claras. Al principio de esta etapa, si recuerdas, fue hasta complicado. España se adelantó y cuando entró en vigor había muy pocos modelos. Las marcas tardaron en reaccionar y, claramente, lo hicieron con motos que buscaban la máxima difusión posible, que tenían que gustar a mucha gente. Para ello, muchas A2 seguían unos principios lógicos en su diseño. No había gran especialización y un precio moderado era básico.
Lo explico mejor: hacías una deportiva y no podía ser una RR, sino una sport con aspecto de deportiva, capaz de rodar deprisa, ser cómoda en el día a día y no resultar excesivamente cara. Ahora, de un tiempo a esta parte, cuando han empezado a llegar las evoluciones de aquellas primeras motos, y como ocurre en otros segmentos, ves que las motos se empiezan a centrar, a especializar en lo que quieren ser. Es en eso en lo que más ha cambiado esta Yamaha R3. Se parece, filosóficamente, mucho más a una R6 o a una R1 que antes. Ha bajado el manillar, ha reforzado su tren delantero, ha ganado en velocidad punta y, sobre todo, su comportamiento llega mucho más allá en conducción deportiva que la anterior. Pero lo mejor es que esto lo hace sin perder su polivalencia y comodidad en el día a día.
Te voy a poner un ejemplo. Recuerdo que en la prueba de la Yamaha R3 de primera serie te decía que tenía algo de tacto de moto pequeña, con unos neumáticos Michelin de escaso perfil deportivo y más bien todo uso. Esto hacía que cuando te aplicabas un poco la moto llegaba a moverse de atrás de forma rápida,no brusca, puesto que soeran ligeros «meneos» repentinos. La Yamaha R3 actual ya no lo hace en absoluto. Tienes que entrar muy deprisa y sobre una línea o un bache para que se mueva de atrás, y cuando lo hace se parece al movimiento de cualquier moto grande, algo más rápido y controlable, entre otras cosas, porque «lo ves venir».
Y eso es lo mejor de la nueva Yamaha R3. Ahora tiene tacto de moto grande, de deportiva de verdad cuando quieres ir rápido. Ya no tiene esas manías de moto pequeña y eso ayuda a disfrutar mucho más de un motor que tiene todo el tacto Yamaha RR, que sube mucho y bien de vueltas, que puedes llevar apurándolo hasta arriba, con un sonido que te eriza los pelos cuando se enciende la luz de sobrerrégimen. Ya sí puedes hacer eso de llegar muy deprisa, frenar algo, tirar la moto, apuntar y salir disparado abriendo gas a tope.
Vamos con los puntos a mejorar de esta moto. Las suspensiones vienen con una regulación muy acertada de fábrica. No la notas blanda ni incómoda, estando en un buen punto medio. Pero estamos ante una moto con verdaderos genes deportivos y para llegar a sacar todo lo que tiene dentro le vendrían muy bien unas suspensiones algo más sofisticadas. Si pudiésemos regularlas sería ideal. Algo parecido ocurre con los frenos. Frena bien, sin duda. Además, esta R3 hay que llevarla como una deportiva pequeña, frenar poco y suave y dejarla correr. Pero hay que tirar mucho tanto de maneta como de pedal para pararla deprisa si lo necesitas. No tienes ese tacto seco e inmediato que requiere una deportiva, sino algo blando y esponjoso, lo que requiere mucha fuerza (con la consiguiente falta de tacto) para frenar como deseas.
A pesar de su mejor como deportiva no ha perdido la polivalencia que tenía. Aunque se ha bajado el manillar, en una moto bastante corta, en ciudad puedes ir bastante erguido, sin cargar muñecas ni espalda, y no gira poco. El motor, que se estira como un demonio, también es capaz de rodar a bajas y medias vueltas con total suavidad y comodidad, con buena salida desde muy abajo. Y en vías rápidas no resulta incómoda. Corre bastante, es de las A2 más rápidas en velocidad punta, lo que permite cruceros elevados. La cúpulas es baja, como buen deportiva. Bien agachado tapa bien y no resulta más incómoda que una buena deportiva. Así, puedes estar mucho tiempo en esa posición sin cansarte. Y si deseas ir levantado no resulta difícil encontrar la velocidad en la que la cúpula tapa lo suficiente como para «apoyarte» sobre el viento y recorrer muchos kilómetros.
Fotos: Javier Ortega
Más información de la Yamaha R3