Prueba Yamaha NMAX 125: MÁXima agilidad

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Yamaha NMAX 125
Daniel Navarro
Daniel Navarro

Max es un término clave en Yamaha. En el TMAX está claro: no se puede aspirar a "Max" en el mundo de los scooters, en ningún aspecto. Cuando viene precedido de la X hace referencia a lo MÁXimo en scooters GT; si lleva una N, MÁXima agilidad en la ciudad.


Este apellido siempre ha tenido en Yamaha connotaciones deportivas. Cualquiera de los «Max» tiene una importante capacidad sport. Por ejemplo,en el TMAX, es obvia. En los GT XMax, su rueda delantera de 15″, un motor siempre en punta en cada una de las categorías y un chasis con un comportamiento intachable también los hacen destacar en este aspecto. Hasta aquella «Drag Bike» que fue la V-Max, tanto en su versión de los 90 como en la que acaba de terminar de producirse, con una burrada de caballos, a pesar de su posición y apariencia algo custom, eran motos que, aunque solo fuese por su capacidad de acelerar, tenían esos tintes sport. En la NMAX no va a ser menos.

En motos con 200 CV es fácil encontrarles ese punto deportivo; en scooters con chasis únicos y tope de potencia para el carné A2 o para cada uno de los carnés, en el fondo no. Pero, ¿cómo se hace con un scooter urbano, como el NMAX? Pues no es difícil cuando ves cómo es el Yamaha NMAX 125. Es obvio que necesitas prestaciones suficientes, pero sobre todo, capacidad de aceleración. Y un comportamiento intachable, claro. Pero, sobre todo, al final. la sensación de deportividad que puedes tener en ciudad viene dada por la agilidad: salir rápido de los semáforos; ser capaz de meterte por cualquier sitio, llegar a las esquinas y poder hacerlas con el scooter bien sujeto al suelo, frenando todo lo fuerte que sea necesario y acelerando con decisión para salir. Y todo eso lo hace el Yamaha NMAX 125.

A pesar de refrendar ese carácter sport que debe tener un miembro de la familia Max, el Yamaha NMAX 125 es un scooter eminentemente urbano. Y esto tiene otras necesidades que atender, como, básicamente, ser económico, no gastar demasiado y ser capaz de cargar con un mínimo de cosas encima. Y resultar fácil de usar. También cumple bien este Yamaha NMAX 125.

Incluso visto desde el punto de vista del marketing de las marcas, el Yamaha NMAX 125 está cumpliendo bastante bien con su cometido. Honda encontró ese nicho de mercado con el PCX 125, scooters urbanos pero no básicos, sino tecnológicos, algo más caros y eficaces que lo que antes se entendía por un scooter urbano sin más. Yamaha no quiso copiar el concepto, sino que le dio ese aire deportivo en lugar de centrar el tiro, como Honda, en la economía y lo funcional. Desarrollaron así este scooter, un vehículo del que difícilmente encontrarás un competidor con sus características. Y también funcionó. Hasta finales de septiembre de este extraño 2020, Honda ha posicionado su PCX 125, en España, en el 2º puesto de motos más vendidas. Pero Yamaha no está lejos, ya que es el tercer scooter más vendido en nuestro país en ese periodo (si dejamos al margen el Silence S02 utilizado por compañías de «motosharing»).

CÓMO ES EL YAMAHA NMAX 125

Hace ya cinco años que se presentó el Yamaha NMAX 125 y desde entonces hasta ahora solo ha recibido cambios de detalles y colores. Tampoco derivaba entonces de ningún otro scooter: fue un desarrollo casi completamente nuevo de la marca de los diapasones y, visto el resultado, muy acertado.

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El chasis no presenta grandes novedades. Es una estructura en tubo de acero que cumple con creces con su función. Resulta compacto, deja espacio para el hueco bajo el asiento y en marcha se aprecia un scooter suficientemente rígido, sin ser incómodo. Se complementa con dos ruedas de 13″ que se unen al chasis a través de una horquilla estándar delante y dos amortiguadores anclados a un motor que hace de basculante. Para frenar emplea dos discos iguales, delante y detrás, de 230 mm de diámetro y equipa un ABS de serie.

Es en el propulsor donde Yamaha desplegó todo el potencial de sus departamentos de diseño. Fue uno de los primeros en emplear ese conjunto de tecnologías que denominaron «Blue Core» y del que el scooter presume en un logotipo sobre su carrocería. Este paquete tecnológico se centra en tres aspectos. Primero, mejorar la eficiencia de la combustión, para lo que se optimizaron los flujos de gases desde la inyección y admisión hasta la cámara de combustión, empleando, entre otras cosas el sistema de distribución variable VVA (que luego veremos). Segundo, mejorar la refrigeración mediante la colocación del radiador lateral, que supone menos líquido en movimiento y mejor centralización del peso. Y en tercer lugar reducir las pérdidas de potencia por rozamientos con un cilindro descentrado, balancines sobre rodamientos, alternador mejorado y segmentos y retenes optimizados. Obtuvieron así 12 CV a 7.500 rpm con un par máximo de 11,7 Nm a 7.250 rpm.

Pero independientemente de ese buen rendimiento obtenido, es la forma en que entrega la potencia lo mejor de este motor. En bajas vueltas se le nota potente, con buena salida. Cuando sube de vueltas se convierte en más alegre, en más sport. Este milagro se debe a ese sistema VVA de distribución variable. A 6.000 rpm un actuador eléctrico desplaza el árbol de levas, que pasa de usar un perfil de levas más tranquilo a uno más cruzado y deportivo. De hecho, a veces puedes hasta oírlo actuar con un pequeño «clic» al superar ese umbral de vueltas.

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Monta el faro principal y el piloto trasero de LED e incorpora un cuadro LCD con indicación de consumos. De hecho, lleva en la barra derecha un indicador de consumo instantáneo muy visual, de forma que de un vistazo sabes lo que estás gastando. Incorpora caballete central y pata de cabra con desconexión del motor. La cerradura lleva obturador del cierre y se centralizan ahí todas las operaciones: bloqueo del scooter, apertura del asiento y contacto. En ese hueco bajo el asiento te cabe un casco integral, de forma algo justa (no cabe cualquiera) pero sobra espacio hacia atrás para dejar guantes, antirrobos u otros objetos. Y delante, al lado izquierdo, dispone de un práctico y cómodo bolsillo para llevar alguna cosa a mano. Es un scooter bien pensado para el día a día y pocas cosas echarás en falta.

CÓMO VA EL YAMAHA NMAX 125

El Yamaha NMAX 125 es un scooter compacto y ágil. Se nota simplemente viéndolo. Es pequeño. Con un asiento a solo 765 mm de altura, lo que le hace accesible a prácticamente cualquier persona. Es además corto entre ejes, con únicamente 1.350 mm de distancia. Con esas cifras no puede extrañar que detenga la báscula en 127 kilos en orden de marcha. Así es un scooter muy manejable en cualquier circunstancia, tanto en marcha como en parado, empujándolo o moviéndolo con los pies.

Sí es alto de tabique central. Para muchos es más cómodo montarte estilo moto (el pie pasa sobre el asiento por detrás) que como lo harías en otro scooter, pero una vez sobre el asiento (muy cómodo, por cierto), la posición es natural, algo avanzada, con buen sitio para los pies y las manos a buena altura. Tampoco es muy ancho, lo que facilita colarte por los huecos de los atascos, y con buen radio de giro.

El motor sigue siendo uno de los puntos fuertes de este scooter. Es suave, sin vibraciones y con un sonido contenido. Sale bien desde la primera apertura de gas y acelera con decisión hasta cerca de los 100 km/h. Es capaz, por supuesto, de pasar de ahí. Con algo de bajada alcanzas los 118 km/h en el marcador (unos 108 km/h reales), pero no te olvides que el Yamaha NMAX 125 se ha diseñado pensando en la ciudad, por lo que lo importante, al final, es ser capaz de alcanzar el ritmo que necesitas en ciudad rápidamente, cosa que hace realmente bien. Apenas notas ese sistema VVA cuando actúa. A veces, como te decía puedes oír el «click» al cambiar de perfil de leva, pero no aprecias tirones o cambios en la aceleración. Simplemente, acelera bien, desde abajo hasta arriba.

Frena muy bien con ambas manetas. Tienes que tirar fuerte, eso sí, de las dos, pero no supone un problema, porque antes de pasarte entrará el ABS avisándote que superas la capacidad de agarre del neumático, lo que está verdaderamente lejos sobre asfalto bueno y seco. Estas ruedas agarran bien y también permiten tumbar a placer, aunque se nota algo nervioso si te pasas, ya que es corto entre ejes, lo que le da la agilidad buscada. Esto lo convierte en un scooter muy divertido de llevar a buen ritmo por la ciudad, además de noble y seguro. Las suspensiones, bien calibradas, también ayudan en ese sentido.

En carretera, con esas prestaciones, se defiende bastante bien. No hay ninguna protección aerodinámica, algo que en ciudad, con buen tiempo, apenas notarás. Fuera de la ciudad tampoco tiene especial importancia dada su velocidad máxima, pero se nota la diferencia con scooters no más rápidos que sí tienen cúpula. A cambio, en curvas es estable y rápido, capaz de entrar fuerte y salir bien, dándole ese estilo sport a la conducción que, como buen MAX, debe tener.

LO MEJOR

-Agilidad

-Comportamiento divertido

-Estética «MAX»

MEJORARÍA CON

-Requiera tirar mucho de las manetas de freno, pero lo hace bien

-Cúpula sobre el manillar

-Cuadro justo

ASÍ VEMOS EL YAMAHA NMAX 125

En carretera: 3

En ciudad: 5

Pasajero: 4

Confort: 4

Equipamiento: 3

Autovía: 2

(Valoraciones entre 0-5)

Rápido, ágil y cómodo en ciudad, divertido en carreteras de curvas y fácil pero justo en autovía, el Yamaha NMAX 125 es un scooter muy bien diseñado, construido y terminado, pensando en los desplazamientos diarios en la ciudad y alrededores. No es un scooter para hacer muchos kilómetros en carretera, aunque en ella se comporte bien, pero en ciudad es cercano a lo perfecto por diversión y comportamiento. Puedes llevar pasajero tranquilamente: tiene sitio para ello y no varía excesivamente su comportamiento cuando hay invitados. Es muy cómodo, tanto de asiento como de posición y en su equipamiento destacan el faro LED, el doble caballete y el ABS, pero un cuadro más completo o la cúpula de serie sobre el manillar le vendrían muy bien, completando así aún más, un scooter bien equipado en general.

Fotos: Fernando Herranz

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