Un mecánico de la ITV graba una Yamaha TZR 50 en la prueba de velocidad: atención a lo que corre
Las pruebas de la ITV son por todos conocidas. Por ello, sorprende la manera en que motos como esta Yamaha TZR 50, grabada por un mecánico de la estación, se presenta a la prueba y no muy de serie precisamente…
Recordemos que de un tiempo a esta parte, y aunque los ciclomotores de 2T se encuentran exentos de la prueba de CO2 por motivos derivados de la mezcla aceite y gasolina para su funcionamiento, otros test han sido introducidos.
La referente a la velocidad máxima es uno de ellos, mediante la cual se comprueba que el ciclomotor en sí no rebasa en mucho la cifra permitida por ley.
Cómo era la Yamaha TZR 50 del vídeo
@la_itv ITV Yamaha Tzr 50. #yamaha #yamahatzr50 #automocion #mecanica #mecanicaautomotriz #viral #itvdeltiktok #parati #españa #moto #taller #yasuni #velocidad ♬ La Moto – Tunin slow
Yamaha lanzó su última versión de la popular TZR 50, es decir, la de menor cilindrada de su historia, motivada por la magnífica acogida de los modelos precedentes.
Unas motos que crearon escuela durante la década de los años 80 y 90, cuando Yamaha Motor España, situada en Palau de Plegamans, decidió adaptar las virtudes de las exitosas Yamaha TZR 80 y 125 comercializadas previamente.
Aquellas deportivas con motor 2T fueron, tras el éxito de las primeras Yamaha RD 80 LC y 125, las que abrieron la senda de las motos con origen nipón, pero evolucionadas con vistas al mercado nacional.
Un mercado que ya bebía de las fuentes españolas aunque, tras la desaparición del proteccionismo de la industria española, acabaría sucumbiendo al aire fresco aportado por la llegada de las marcas japonesas a nuestro país.
De este modo, y tras el rotundo éxito de la saga RD en todas sus variantes, aparecerían las TZR con chasis de doble viga, a imagen y semejanza de las FZR 1000 y 600 que, a su vez, tomaban el diseño de las motos mundialistas de 500 cc en manos de Kenny Robers, Eddie Lawson o Wayne Rainey entre otras estrellas.
Las Yamaha TZR 80 y 125 con arranque a patada tuvieron tal éxito que Yamaha Motor España decidió comercializar una versión adaptada al segmento del ciclomotor cuando, por cierto, ya desaparecieron los obligatorios pedales.
Una moto de 50 cc que alcanza 110 km/h…
Fue todo un bombazo pese a contar con un precio claramente elevado, pero su eminente carácter deportivo le llevó a ser la favorita entre los jóvenes que, todavía sin carnet, disfrutaban su moto «del Mundial».
Y así fue, porque incluso fue comercializada con los colores de Carlos Checa cuando fue piloto oficial Yamaha en la máxima categoría del Mundial de Velocidad; antes, el irreverente Joan Garriga también protagonizó una TZR con los colores que le llevó a lograr el subcampeonato de 250 cc en los años 80.
El paso del tiempo provocó que Yamaha atendiera al mercado más joven con una nueva propuesta, justo en el momento en el que la Yamaha YZF-R1 era la protagonista del ambiente sport.
Incluso la primera versión de la Yamaha YZF-R6 ha había encandilado al mercado cuando aparecieron las primeras imágenes, a modo de cebo, de la que sería la próxima Yamaha deportiva de última generación en formato 50 cc.
La Yamaha TZR 50 aportó un nuevo frontal doble faro afilado al más puro estilo R1 y R6, mientras conseguía la mejor base mecánica, en rendimiento y fiabilidad, de la primera década del presente siglo en modelos de serie.
Y, con ello, una velocidad punta que, a poco que fuera deslimitada y se ajustase el desarrollo final, era capaz de alcanzar una máxima superior a la de muchos scooter 4T en la actualidad. Un avión en formato «mini».
¿Por qué las motos de antes corrían tanto?
Podría parecer la pregunta del millón, pero tiene fácil respuesta: las actuales normas Euro han aniquilado los motores de altas prestaciones y tecnología ciertamente básica cimentada en el ciclo 2T «admisión-escape».
Un funcionamiento del propulsor que necesitaba la puesta a punto idónea mediante carburación afinada, así como aceite mezclado en la proporción correcta con el combustible para aportar prestaciones increíbles dada la escasa capacidad interna.
Fue el fin de una época dorada en la que las preparaciones de motores de 50, 70, 80 y cilindradas próximas superiores hicieron las delicias tanto de los mecánicos como de los usuarios que disfrutaban de aceleraciones y velocidades punta vertiginosas.