Nos subimos a la Victory Boardwalk
Para mostrar el matiz sport que siempre incorporan los modelos Victory respecto a su competencia más directa, incluyen basculante de aluminio o latiguillos de freno metálico.
Cómo es
El impacto de su estética te empapa de nostalgia. Esos guardabarros envolventes (el trasero con leds semejantes a los de la serie Touring) o los neumáticos Metzeler con flancos blancos ofician de máquina del tiempo. Y cuando te subes a ella, percibes calidad por los cuatro costados. La posición de conducción es muy cómoda. Su asiento sólo permite una única postura, pero resulta idónea parra realizar largos recorridos. Las preciosas torretas y el manillar ancho dibujan una conducción custom que combina sabiamente confort y control, y el recorrido de suspensiones resulta adecuado.
La visión desde el puesto de conducción te descubre unos intermitentes cromados de perfil inusitadamente moderno que contrasta con un enorme faro al modo clásico. El depósito, idéntico al de la sport Judge, cae de forma natural entre sus rodillas.
Cómo va
Ya en las primeras maniobras concluyes que el manillar ancho es una gran ayuda. También en trazados de curvas, al permitirte hacer contramanillar para llevarla por el sitio. Y no tienes que estar pendiente en todo momento del molesto roce de las plataformas sobre el asfalto. Sólo toca muy tarde y a un ritmo que demostraría que te has equivocado de moto.
La Boardwalk te invita a conducir relajado. No en vano, este término inglés define los paseos con tablas de madera que se encuentran en algunas playas.
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