Prueba Triumph: el misterio Bonneville

Si hubiese sido otro modelo, habría pasado desapercibido en las portadas de las grandes cabeceras de la prensa internacional. Pero estamos hablando de la Triumph Bonneville, una moto que ha creado un nuevo segmento en el mercado, el de las retro-Vintage-Heritage-neoclásicas… como tú prefieras llamarlo. Resulta paradójico que hablemos de un «nuevo segmento» cuando nos referimos a modelos basados en los originales de mediados del siglo pasado.

El nacimiento de la Triumph Bonneville data de 1958, cuando la versión de serie se presentó en el Salón británico de Earls Court. Fue el resultado del desarrollo de la moto que batió dos años antes el récord del mundo de velocidad en el lago salado de Bonneville (EE.UU.) con un registro de 214.40 millas/hora (343 km/h) logrado por Johnny Allen. Distintas evoluciones se presentaron hasta el cierre de la fábrica original de Meriden en 1983.

Posteriormente, tras el relanzamiento de la marca en manos de John Bloor, en el Salón Intermot del año 2000 regresó la Triumph Bonneville. Con un motor de dos cilindros en línea de 790 cc, ocho válvulas, distribución DOHC con sistema mixto de cadena y engranajes, ofrecía 61 CV de potencia máxima y una estética clásica de los ´60 con detalles como llantas de radios. Fue todo un éxito entre jóvenes y veteranos, y en 2006 evolucionó hasta los 865 cc para aumentar la potencia hasta los 66 CV. La inyección electrónica se introdujo en 2008 y al año siguiente fue totalmente remodelada. Entonces, como homenaje a los ´70, recibió llantas de aleación.

Como puedes ver, el símbolo Bonneville contiene un bagaje de prestigio que ahora quieren robar sus tres descendientes 2016. Se trata de tres alternativas más tecnológicas, pero también más fieles al concepto auténtico original sin perder un ápice de polivalencia.

Las diferentes Triumph Bonneville 2016 en marcha

Street Twin, T120 y Thruxton luchan por convertirse en la nueva reina de las retro, en la única y verdadera Bonneville. Compara las características técnicas de las tres en nuestro COMPARADOR y observarás sus diferencias. En la fraticida pugna por suplantar por suplantar este icono, éstas son las pistas que las inglesas nos han dejado, una vez en marcha, a los muy británicos agentes del MI6 de turno:

Posición de conducción

La Street Twin se siente tan amplia como la T120, pero se desmarca con un manillar más plano y bajo, y unas estriberas no tan adelantadas. La posición es así más sport, sensación a la que ayuda el menor peso y un depósito de menor capacidad, más recogido. Llevarla de un lado a otro es un juego de niños. Por su parte, la T120 es más señora, mientras que la Thruxton, con su semimanillar, es otra historia. Radical y extrema, es candidata a salir mal parada en cualquier ronda de sospechosos, también de los recorridos más largos por el castigo a tus brazos y riñones, aunque la finura de pilotaje está a años luz de sus rivales, sobre todo en la versión R equipada con horquilla Showa y amortiguador Öhlins. 100% Café Racer.

Motores

Las tres presentan diferencias sustanciales. La Street Twin ofrece menos potencia que la Triumph Bonneville T100 precedente, por lo que para los pilotos más expertos, el «cuchillo ensangrentado» tiene más visos de llevar las huellas dactilares de T120 y Thruxton. No obstante, sus 55 CV dan para mucho, y con una respuesta suave y sin vibraciones idónea para los usuarios de carné A2, pero también para los que no aspiran a prestaciones «devora-radares». Sus 900 cc se convierten en 1.200 en el resto de la gama, con un motor denominado HT (High Torque –alto par-) de 80 CV en la T120 y HP (High Power –alta potencia-) en la Thruxton, cifras que superan de largo los 68 CV de la previa T100. Es la primera vez en la historia de la Bonneville que conviven varias motorizaciones bajo un mismo paraguas… y que se supera el «litro» de cilindrada, o ya puestos a ser muy «british», 1,7 pintas.

Los escalones de potencia son evidentes en cada una de ellas, aunque la suavidad de funcionamiento es común. Solo en la Thruxton aprecias una respuesta un ápice más brusca en clave deportiva en la primera apertura del gas, también en retenciones, exigiendo más a su embrague antibloqueo. En cualquier caso, en todas recorres los kilómetros con un perfecto acento inglés de pub o carrera de club, unas británicas muy auténticas y con una compostura impecable. Una delicia.

Detalles

Si sacas la lupa a lo Sherlock Holmes, la prolífica sucesión de detalles de cada modelo te embriagará la pupila. Para empezar, todas incorporan ABS y control de tracción desconectables, este último una primicia en modelos de su segmento. Se gestiona mediante el pulsador «i» de la piña izquierda en los tres casos. Otro gadget es la opción de respuesta de motor. Solo disponible en las ediciones T120 y Thruxton, en esta última cambia de la piña derecha en la versión estándar a la izquierda en la R, con dos opciones en la T120 y tres en la Thruxton. Por su parte, la T120 también tiene su exclusividad, unos puños calefactables con varios niveles que agradeces con mayúsculas en un frío día de primavera recorriendo carreteras de la sierra de Madrid, o en los Highland…

Siguiendo con la Thruxton, la versión R dispone de suspensiones multirregulables. Los reglajes dispuestos en la parte superior de las botellas ya te enciende la sangre, así como el aspecto de los amortiguadores Öhlins con depósito de gas independientes, piggy-back en términos de su graciosa majestad.

Y suma y sigue con la versión Black de la T120, imponente con su tono mate y asiento marrón, el emblema en relieve de todas las versiones T120, la instrumentación de una única esfera en la Street Twin y doble en el resto, aunque lo que menos te preocupa es saber a qué régimen cambias con ellas, porque el empuje es constante y lineal sin incitarte a buscar el corte, of course! Mientras Street Twin y T120 equipan de serie neumáticos Pirelli Sportcomp, la Thruxton muestra sus credenciales más extremas con unos deslumbrantes Pirelli Diablo Rosso. También el escape «escupe-guisantes» (léase «pea-shooter«) de la T120, con silenciadores de salida más paralela al suelo que la Street Twin y, por tanto, más fieles al paradigma clásico. O los tipo megáfono de las Thruxton y sus retrovisores en las puntas del manillar, sin olvidar las llantas de radios de T120 y Thruxton o la imagen de típicos carburadores escondiendo una moderna inyección en todas…

Por cierto, entre sus virtudes más modernas encontramos la superación de la normativa Euro 4 y el estreno de un sistema de refrigeración por agua. En el primero, la ubicación del catalizador bajo el motor lo hace invisible a primera vista, algo semejante a lo que ocurre con el radiador escondido entre los tubos de las cunas frontales del chasis. Excelente trabajo de diseño.

A pesar de tal cúmulo de pruebas en cada una de ellas, no hay ninguna que declare cuál de las tres se ha quedado con la denominación original Bonneville. La más juvenil Street Twin tiene sus argumentos, la más madura T120 los suyos, la más atlética Thruxton también… La conclusión es que el espíritu Bonneville está más vivo que nunca, y en esta ocasión es uno y trino a la vez: Bonneville Street Twin, Bonneville T120 y Bonneville Thruxton. Todos contentos.

En esta parodia policíaca me decanto por la no existencia de culpables, debiendo ser yo quien cumpla la única condena de haberme hecho pasar una jornada excelente cambiando constantemente de un manillar a otro en carreteras de curvas, ciudad o autovía. Investigación archivada en el departamento de «casos no resueltos».