Colección Arnette Otoño/Invierno 2010-2011

En marcha
 
Dicen las malas lenguas que todos los pilotos de carreras tenemos el mismo ?defecto?: ¡no nos gusta perder ni cuando jugamos a las chapas… y nunca sabemos decir ?no? cuando nos proponen rodar en un circuito! Por eso, cuando me llamó Miguel Tineo, el redactor jefe de pruebas de Autofácil, y me preguntó si quería probar en el trazado del Jarama el coche elegido para las 24 Horas Ford Mondeo, ni tan siquiera lo dudé: ¡pues claro que quiero! Así que aquí estoy, en la pista madrileña unas horas antes de que comience la carrera esperando a que llegue el instante de subirme al coche.
 

Un coche totalmente de serie en un circuito
 
Se trata de un Mondeo ?de calle?, equipado con el motor 2.2 TDCi diesel de 175 CV -es el Mondeo más potente… tras el 2.5T de gasolina de 220 CV-, sin ninguna preparación específica para la competición que va a disputar; lo cierto es que no la necesita porque en las 24 Horas Ford gana el equipo que logra dar más vueltas al circuito… empleando sólo 235 litros de gasóleo y ocho neumáticos. Como mi tarea va a ser comprobar de qué es capaz este Ford al límite y no participar en la carrera, podré rodar sin tener en cuenta ni el consumo ni el desgaste de las ruedas.
 
Lógicamente, un Mondeo de calle no está concebido para correr en un circuito como mi monoplaza de las World Series, pero… ¡seguro que me voy a divertir!.
 
Así decorado, con esas pegatinas o esas enormes llantas de 18 pulgadas, el coche de la prueba tiene un aspecto muy deportivo, tanto que al primer vistazo tienes la sensación de estar ante una berlina con bastante más potencia que los 175 CV que anuncia de serie. Además, el diseño de su carrocería de cinco puertas le aporta cierto aire a coupé -también hay, por el mismo precio, una carrocería de cuatro puertas y, por 950 euros más, otra familiar-.
 

El interior es moderno pero no es el de un bólido
 
Dentro me encuentro con detalles modernos como la pantalla de la instrumentación, los botones plateados… y, la verdad, todo está muy a mano. Mientras intento obtener una postura de conducción perfecta -algo que no consigo, pues voy un poco más alto de lo que me gustaría-, descubro que todo es bastante sencillo de manejar y que la visibilidad es muy buena… excepto hacia atrás, pues el diseño de la luneta posterior y la altura de la zaga provoca que no quede demasiado sitio para ver al maniobrar -es recomendable pagar los 600 euros que cuesta el sensor de párking delantero y trasero-.
 
Detrás me encuentro con unas amplias plazas en las que se podrían «acoplar» sin ningún problema tres de mis mecánicos… También tiene un generoso maletero de 540 litros -con rueda de repuesto de emergencia-, un poco superior al de la media del segmento… además, su forma es muy regular, algo que permite aprovecharlo mejor.
 

En el Jarama ¡con un diesel!
 
Para arrancar sólo tengo que pulsar el botón negro que tiene inscrita la leyenda Ford Power -esta apertura y arranque de tipo «manos libres» cuesta 300 euros-. El 2.2 TDCi de 175 CV se pone en marcha con suavidad, aunque emite el sonido típico de cualquier diesel… Inserto la primera velocidad y veo a los responsables del evento indicándome que puedo acceder a la pista… entonces, empiezo a acelerar.
 
El motor es el mismo que emplea Citroën en el C5 o Peugeot en el 407, pero en el caso del Ford se emplea un solo turbo en vez de dos. Aunque en todos ellos desarrolla los mismos 175 CV, el del Mondeo tiene una respuesta más perezosa por debajo 2.200 rpm debido a que el turbo tarda más tiempo en responder. Pero conforme avanzo a lo largo del circuito descubro que este 2.2 tiene una respuesta muy contundente entre 2.200 y 3.800 rpm, y que el cambio manual de seis marchas, pese a resultar un poco lento de accionar, tiene unos desarrollos acertados que permiten obtener unas buenas prestaciones… y, cuando practicas una conducción normal, un razonable consumo medio de 7,4 l/100 km.
 

Si algo destacaría sería la estabilidad
 
No tardo en empezar a «animarme» cada vez más y, entonces, comienzo a descubrir que el chasis de este Mondeo es muy bueno: estoy en un circuito, voy al límite… y el Ford muestra una estabilidad intachable y una agilidad sorprendente para un modelo de 1.599 kilos.
 
Eso sí, donde mejor va es en las curvas medias y rápidas, pues en las zonas más lentas -de segunda e, incluso, tercera velocidad-, como a final de recta o en las ?eses? de Le Mans, descubres que en Ford han apostado más por la comodidad que por la deportividad, de forma que el Mondeo tiende a inclinarse y a balancear un poco más de lo que debería; eso sí, esto lo notas en un circuito, pues en carretera es muy difícil que puedas rodar a un ritmo tan elevado como para apreciarlo…
 
Lo que te vas a encontrar en carretera es una berlina cómoda, que transmite mucha seguridad a su conductor siempre -además, conviene recordar que el ESP es de serie- y en la que nunca pensarás que 175 CV son demasiados para su chasis…
 

Un coche al que cuesta encontrarle pegas
 
Por su parte, la dirección es precisa y tiene la dureza y rapidez adecuadas, y conforme voy dando vueltas al Jarama, los frenos empiezan a sorprenderme: están ?aguantando? sin rechistar. Si tuviera que ponerles una pega tan sólo diría que me gustaría que el pedal de freno tuviera un tacto un poco más firme… y nada más.
 
La frenada es siempre muy estable, el ABS funciona muy bien y, por potencia, son más que suficientes para su peso y para las prestaciones que consigue desarrollar.
 
 
Rivales
 
Algo más caro que sus rivales
 
La duda que se nos puede plantear a la hora de valorar este Mondeo 2.2 TDCi es que, con este acabado Titanium S -también existe una variante menos equipada denominada simplemente Titanium por 29.410 euros- y con la lista de precios en la mano -cuesta 32.610 euros a los que hay que restar los 750 euros que tiene de descuento, con lo quedaría en 31.860 euros-, es el más caro de entre sus principales rivales… aunque por poco:
 
Renault Laguna GT 2.0 dCi 180. Sale por 30.400 euros.
 
Peugeot 407 2.2 HDI Sport. Vale 25.930 euros, pero está menos equipado.
 
Citroën C5 2.2 HDI Exclusive. Cuesta 31.190 euros y está muy bien equipado de serie pero, eso sí, tiene un planteamiento mucho menos deportivo.
 
Toyota Avensis 2.2 D-4D 177 Sport. Hay que pagar 28.650 euros, aunque está a punto de cambiar.
 
VW Passat TDI 170 RLine. Con un equipamiento de serie muy similar y un aspecto también deportivonos piden 31.690 euros.
 
 
Ficha técnica
 

 
 
Veredicto del piloto
 
Este Ford Mondeo 2.2 TDCi me ha sorprendido. Obviamente, no se trata de un coche para competir en circuitos, pero rodar con él en el Jarama me ha permitido constatar que su chasis es excelente, con un gran equilibrio entre confort y agilidad. Además, tiene un buen motor, y su habitabilidad y el maletero son de los mejores de la categoría. Además, está muy bien equipado de serie y su precio es razonable.