Prueba SYM Joyride 300: La alegría de quitarte atascos

SYM Joyride 300 2023
Prueba SYM Joyride 300: La alegría de quitarte atascos
Daniel Navarro
Daniel Navarro
Vamos a entender al SYM Joyride 300: "joy" es alegría, gozo o placer en inglés, y "ride" en este caso, montar en moto o algo similar. Pero, ¿cuál es la alegría de montarte en un scooter para cruzar la ciudad? Pues no comerte los clásicos atascos, por supuesto.

El SYM Joyride 300 es, como buen scooter, un tipo de moto según el diccionario de la RAE. En concreto este dice que deberíamos escribir «escúter» y que esto es sinónimo de «motocicleta ligera». Y si la RAE lo dice, es así.

Pero para nosotros, aparte de que me sigue gustando más el anglicismo «scooter», este tipo de moto no solo se caracteriza por su ligereza, sino que implica muchas otras diferencias; entre otras, su propia funcionalidad. De ahí que a la hora de comprar una moto o un scooter, los criterios sean muy diferentes.

En la moto hay un componente pasional. Es una cuestión de afición. En el scooter, a pesar de que a algunos de nosotros sí nos gusten, esa tinte pasional está más diluido. Una parte importante de los scooter que se venden llegan a sus dueños tras un proceso de decisión completamente lógico, de análisis de características y capacidades, que excluye gran parte de esa pasión. Como si te compararas una lavadora, vamos.

Y esto implica que muchos fabricantes se esfuercen en ofrecer scooter que cumplan con su función de llevarte, a ti y tus cosas de diario, de un sitio a otro de la forma más económica y cómoda posible. SYM lo ha hecho muchas veces y lo hace bien, por lo que se ha convertido en una de las marcas de referencia en nuestro país.

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Precios, ofertas, fichas técnicas e imágenes de TODOS LOS MODELOS SYM del mercado

Por otra parte, el segmento de los scooter medios, de 300 a 400 cc, está creciendo desde la pandemia a un ritmo de un 10% anual y, en lo que llevamos de año, más de un 22%. Han bajado de precio comparativamente y, al tiempo, también influye la llegada de nuevas marcas chinas, «ensanchando» el segmento para convertirlo en todavía más importante.

Cada vez más gente ve en ellos considerándola una herramienta interesante de trasporte. Algo lógico porque efectivamente lo es. Y SYM, como marca de referencia, lo ha visto venir. Como una de las marcas con mayor oferta en scooter del mercado, quiere tener todas las cartas en la mano a la hora de competir en este segmento.

Por eso llega este nuevo Joyride a una gama donde ya existía el SYM Cruisym 300 y SYM Maxsym 400, ambos grandes scooter. Entonces, ¿dónde queda posicionado el nuevo Joyride? Un Maxsym 400 es un «maxi» GT de nivel, uno de los más rápidos y eficaces del mercado, muy divertido de llevar, con gran nivel de comportamiento y bien equipado.

Un modelo que es perfecto para el que, además de rodar en la ciudad, sale con frecuencia a la carretera porque tiene capacidad para ello durante muchos kilómetros con gran comodidad. Al otro lado, más barato, menos potente pero igualmente efectivo en curvas y también divertido, es el SYM Cruisym 300. Un scooter con cierto estilo sport, quizá más ágil en ciudad pero no tan rápido en carretera.

Bien, el Joyride es el «urbanita» por excelencia, más barato que sus hermanos, con características como ese suelo plano, perfecto en este entorno, menos potente y bastante más económico, pero que no renuncia a un equipamiento muy bien pensado, de cierto lujo.

Es el scooter ideal para el que necesita una herramienta ciudadana, que lo es, pero con mayores prestaciones que el típico 125 cc porque va a entrar y salir de la ciudad e, incluso, rodar en carretera con soltura. Es, efectivamente, una gran baza para la movilidad personal, que te ayudará a conocer esa felicidad de olvidarte de los atascos en hora punta… si todavía no lo has hecho.

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Cómo es el SYM Joyride 300

Hasta en el diseño de lavadoras hay problemas y contradicciones importantes que deben solucionarse para hacer un buen producto; soluciones que en muchos casos demuestran el saber hacer y la experiencia del fabricante. Y digo esto porque es una de las características que me han llamado la atención de este scooter: su suelo plano.

Y no porque esto sea alguna novedad ya que, de casi siempre ha habido scooter de suelo plano. Pero han presentado un problema, porque el suelo plano implica un chasis muy simple en la parte baja. Esa simpleza, a veces representada por un par de tubos que conectan la parte delantera con la trasera, lleva a que ese sea un punto crítico de estos vehículos, porque ahí flexan. Y esa flexión hace que su comportamiento no sea perfecto. Pero es cómodo tener ese hueco ahí. Entonces, ¿cómo lo solucionas?

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Bien, hay marcas que han recurrido a una estructura doble que refuerza ese punto. Otras, hace años, empleaban un tubo central mucho más gordo para aportar la rigidez requerida. Honda con los SH, por ejemplo, lo solucionó hace años a base de estudios y experiencia. Y SYM demuestra, con este Joyride, disponer de esa dosis de experiencia necesaria para solucionarlo sin emplear ni más peso ni materiales o tecnologías complejas, consiguiendo un chasis en tubos de acero que mantiene el suelo plano y, al tiempo, no flexa en absoluto.

El motor es un antiguo conocido «revivido», el que ya llevaba el Joymax 300, un scooter GT de media cilindrada que fue sustituido por el Cruisym. Aquel se vendió bien porque no iba nada mal, era compacto, agradable y tuvo buen nombre en cuanto a fiabilidad. Ese motor, ahora ya Euro 5, se ha recuperado para este Joyride, siendo un monocilíndrico cuatro válvulas, de agua, con un sólo árbol de levas para el que se declaran ahora 26 CV a 8.000 rpm y 26 Nm a 6.000 rpm.

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En la parte ciclo destaca el uso de llantas de 15″ delante y 14″ detrás, una elección en mi opinión acertada que garantiza buena estabilidad en carretera y agilidad suficiente en ciudad. Delante hay un horquilla estándar curiosamente envuelta en un fuelle, raro de ver aquí, ya que es una solución que solía emplearse en motos de campo de hace muchos años y ahora solamente en algunas que quieren tirar de ese recurso estilístico para darse aires «retro». Detrás encontramos dos amortiguadores estándar con regulación de precarga de muelle en cinco posiciones. Los frenos se componen de dos discos lobulados, delante 260 mm con pinza radial y detrás 240 mm.

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Con todo esto el Joyride se mueve muy bien, tanto en ciudad como en carretera. El suelo plano ayuda a hacerlo más cómodo y funcional, mientras que el resto de equipamiento está ideado para hacer de él esa herramienta fácil y utilitaria. Baste como ejemplo la llave de proximidad, con la que no necesitas rebuscar por los bolsillos para arrancarlo.

El cuadro es un LCD en color bastante completo y legible. Tienes una guantera a la derecha, en el contraescudo, que se abre con un botón sobre ella, bastante profunda para llevar un botellín de agua, con enchufe para el móvil, que se bloquea cuando cierras el scooter.

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Bajo el asiento hay un hueco bastante largo que en su parte delantera tiene poca altura; ahí puedes guardar un casco integral en su parte trasera dejando mucho hueco por delante para bolsas, chaqueta, guantes u otros enseres.

La iluminación es completa por LED. La cúpula puede colocarse, con herramientas, en dos posiciones, más alta o más baja. Lleva un porta bultos trasero ya preparado para encajarle un baúl. El tapón de gasolina dispone de una tapa que se abre con el pomo de contacto, siempre que la llave esté presente.

Y a la hora de aparcarlo puedes elegir entre el caballete central, bien equilibrado y de fácil uso, o una pata lateral que desconecta el motor y que deja un poco demasiado inclinado el scooter.

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Cómo va el SYM Joyride 300

Hace ya muchos años que SYM se consolidó como uno de los fabricantes más importantes de scooter del mundo, sobre todo en Europa, que a fin de cuentas es el paraíso de estos vehículos. Pero no te confundas, porque en Asia, Sudamérica y otros puntos lo que triunfan son los «cubs», esos «aparatos» de cuatro marchas y ruedas de radios…

Los Joymax o, sobre todo, los Symphony, se han vendido por miles y han dado una base, tanto técnica como comercial a la marca, envidiable. Los Cruisym han demostrado ser grandes scooter, tanto como el Maxsym. Y el bicilíndrico SYM Maxsym TL508 ha demostrado que se pueden hacer scooter deportivos a precios más razonables que los habituales.

Toda esta experiencia lleva a que cada presentación de la marca te encuentres con scooter cada vez mejor hechos, más acertados. Y el Joyride lo consigue una vez más. Es agradable a la vista. Sí, es un urbanita y quiere ser una herramienta de diario, no un «aparato deportivo» con el que desfogarte por las carreteras, pero eso no quita para que no te resulte agradable a la vista, con detalles bien solucionados, como el grupo óptico trasero. Pero vamos al lío.

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El suelo plano es una ventaja a la hora de accede al asiento. Este no está alto, sólo 770 mm, y la posición de conducción es muy natural y cómoda. Sí es cierto que el asiento, tan bajo, te deja un tanto «encogido» al subir los pies a la plataforma plana, pero no resulta incómodo.

Lo pones en marcha sin tocar la llave: giras el pomo, se enciende el contacto y pulsas el botón con una maneta cogida. Arranca con toda suavidad y poco ruido. Agradable. Las suspensiones se notan calculadas pare resultar cómodas, porque te recuerdo una vez más que no se busca efectividad total en curvas, sino que no «botes» sobre suelos en mal estado. Son algo blandas y efectivamente cómodas. Los frenos tienen un tacto algo justo y, para mi gusto, las manetas están algo alejadas.

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Abres el acelerador y el motor SYM demuestra mucho par y buena respuesta. Si das un golpe de gas se eleva algo del tren trasero, algo normal en un scooter con las suspensiones así. Hay un radio de giro muy bueno y permite maniobrar con total comodidad. Se nota que se ha buscado esa agilidad a baja velocidad, crucial en ciudad, que es donde se mueve a la perfección.

Salimos a carretera y sigue demostrando un motor con potencial. Y sorprende su capacidad para rodar deprisa por las curvas, porque aunque no es un scooter deportivo ni quiere serlo, está pensado o eso parecía hasta aquí para ser cómodo… ¡Pero caramba, qué ritmo es capaz de mantener por las curvas!

Es divertido de llevar. Nuestra unidad llevaba neumáticos CST, aunque se anuncia de forma oficial que llevarían Maxxis y, como suele ocurrir con estos neumáticos, tienes más agarre del que te crees pero, eso sí, tienes que «confiar» porque no acaban de transmitir.

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El scooter demuestra, como te decía antes, que eso de que los chasis de suelo plano flexaban es cosa del pasado, al menos, en SYM. La verdad es que se nota suficientemente rígido para darte buenas sensaciones en conducción deportiva. Los frenos son el punto más débil: a ritmos a los que no está pensado para ir, por carreteras muy reviradas, bajando bastante «disparado», llegan a desfallecer. Siempre requieren bastante fuerza sobre la maneta para llegar a disparar el ABS, síntoma de que van «justos» de potencia, pero en este caso aún más.

En la autovía vuelve a sorprender. Es un scooter utilitario pero su relación de transmisión es muy acertada, siendo capaz de correr bastante más de lo que te esperas y, por tanto, lo suficiente como para recorrer esa circunvalaciones de la ciudad, o esas vías rápidas de entrada y salida, al ritmo que necesitas para no ir agobiado.

Eso si, cuando lo aparques, acuérdate de retirar la llave de proximidad. Es un tanto «pesado» si lo dejas en el garaje, por ejemplo, avisándote a base de pitidos de que te has dejado la llave cerca. Eso sí, tiene un botón en la propia llave para apagarlo. Pero ojo, no te olvides.

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Lo mejor:

-Buenas prestaciones y comportamiento de chasis

-Equipamiento bien elegido y ejecutado

-Estéticamente acertado

Mejoraría con:

-Frenos justos

-Pitido llave de proximidad

Así lo vemos:

En carretera: 3

En ciudad: 4

Pasajero: 4

Confort: 4

Equipamiento: 4

Autovía: 4

Es el tercero de la oferta de entre 300 y 400 de la marca taiwanesa que llega a «cerrar» la gama por abajo, con una propuesta muy interesante para el que busque un scooter utilitario y ciudadano, con gran capacidad para salir a carretera. Un scooter que anda bien en cualquier escenario, cómodo, con buen equipamiento y amplio espacio para el pasajero.

También destaca por un buen chasis en cualquier conducción, con un motor suficiente y, eso sí, algo justo de frenos si te pasas con él, pero en conjunto se trata de un gran scooter que demuestra, una vez más, el buen hacer de los taiwaneses de SYM en este tipo de motos.