Nos subimos a la Mash Seventy Five

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Nos subimos a la Mash Seventy Five
Daniel Navarro
Daniel Navarro
Mash es una nueva marca francesa dedicada a las motos tipo retro. Dentro de su catálogo en España, la Seventy Five es ahora mismo la "estrella de la gama", a la espera de los nuevos modelos de scooter y moto que llegarán en próximos meses.


Seventy Five («setenta y cinco») es una denominación perfecta para una moto de estilo Vintage como esta nueva Mash. Hace referencia a su estética «setentera» por la imagen de su carrocería, llantas de radios, depósito de gasolina en dos colores con protecciones de goma y un sinfín de detalles retro verdaderamente bien escogidos. Pero la originalidad de la marca reside precisamente en que esta estética no es en la Mash Seventy Five una excepción, sino que es la norma general en la firma. En la actualidad, en su catálogo está acompañada por la «Seventy», con una estética similar, más básica y de menor precio, pero algo más sport.

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Llegarán a lo largo de este año muchas novedades en la marca: un nuevo scooter, por supuesto también de estilo clásico, una Café Racer con la mecánica y chasis ya conocidos de esta Seventy Five pero con unas preciosas líneas deportivas, y una original Scrambler también de inspiración “British” como toda la gama. Asimismo está ya en “rampa de lanzamiento” una 250 de 23 CV en el mismo estilo para el carné A2 e incluso nos han hablado de motos más grandes que seguirán el mismo estilo retro, unido a un precio atractivo. Habrá que estar atentos.

La Seventy Five ha sido la primera Mash en pasar por nuestras manos. Una moto de mecánica simple y lógica, de carburación y culata de dos válvulas más cambio de cinco velocidades. Se trata de una mecánica suficiente para moverte por ciudad de forma eficaz y económica, similar a la de cualquier 125 básica. Pero no es éste el punto por el que destacarán las Mash, sino una estética capaz de hacer girar cabezas por la calle, bien realizada y que recuerda a las clásicas bicilíndricas inglesas de los años 70. Cromados en manillar y escape más otros puntos resaltando sobre el motor, bastidor y asiento negros, con un depósito de gasolina en dos colores y con protectores de goma componen una imagen excelente. Pero, además, han sabido conjugarlo perfectamente con una horquilla invertida de 38 mm muy llamativa y con sus dos frenos de disco o los guardabarros en plástico. Detrás, dos amortiguadores de “look” también clásico incorporan regulación de precarga de muelle.

Para la Seventy Five, Mash ha buscado la colaboración de una de las fábricas que más confianza ofrecen en Europa: Qingqi. La primera empresa en fabricar motos de uso civil en China, hace más de 50 años, Qingqi es actualmente “socio” de Peugeot y de allí proceden algunos de los scooter de la marca del león. Años atrás también fabricaron algunos modelos de baja cilindrada para Suzuki y de ahí dervia su motor la Mash. De diseño Suzuki y fabricado por Qingqi (pronunciado más o menos Kinyi), este 125 cc entrega algo más de 11 CV. Es suficiente para una moto de corte eminentemente urbano.

Se comercializarán dos versiones, la Seventy Five estándar y ésta que ves en las fotos, Seventy Five Vintage, con terminación en blanco y negro y con guardabarros en blanco, con un sobre coste de, precisamente, 75 €. La marca francesa aporta un interesante catálogo de accesorios para personalizarlas, como, por ejemplo, la maleta lateral que equipa nuestra unidad (no es de serie), distintos escapes, asientos o cúpulas sobre el faro. Si te gusta la estética retro y buscas una moto de 125 cc, la Mash Seventy Five es todo un descubrimiento.

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La Mash llama la atención desde parado. La combinación de su aire retro con la horquilla invertida o los discos queda realmente bien. Recuerda a las motos inglesas de los años 70 (de ahí el nombre Seventy Five) y, por tanto, también a la gama retro de marcas como Triumph. Sobre ella sigue transmitiendo esa sensación: el sonido del monocilíndrico es grave, ronco, la posición de los mandos o la estética del depósito y el cuadro delante de ti también recuerda aquellas motos. Y la posición del piloto sobre la moto, en cierta forma, también…pero a escala. Es más pequeña y ligera, como es lógico, que aquéllas a las que quiere imitar. Se llega bien al suelo, pesa poco y se mueve bien en parado tanto desde el lado como sobre el asiento.

Embrague, gas, cambio y demás son suaves y funcionan muy bien. El cambio de cinco marchas es bastante corto y en primera superas cualquier rampa de garaje o similar que te encuentres sin esfuerzo. Tiene buen par motor, lo que permite ir cambiando de marcha a pocas vueltas. Así resulta muy agradable. Es fácil de llevar a baja velocidad, suave y cómoda. A la hora de meterte entre coches tienes que tener cuidado con el radio de giro: necesitas espacio para maniobrar. 

En la carretera, como muchas 125 cc de este nivel de potencia, se queda algo justa. Nuestra unidad de pruebas, además, estaba poco rodada y estos motores suelen requerir de varios miles de kilómetros antes de “soltarse” y dar de sí todo lo posible. Aún así, por debajo de 100 km/h reales medidos es algo escaso para poder desplazarte por autovía con confianza. Requiere subir de vueltas y el motor vibra bastante, lo que se transmite bastante al asiento y a las estriberas. Frena bien, con dos discos que trabajan bien. Y las suspensiones son acertadas en cuanto al balance entre comodidad y firmeza. Sólo las cubiertas, de origen oriental y con un dibujo un tanto extraño, con imagen de ruedas trail, restan un poco de confianza a la hora de llevarla deprisa por las curvas. Aunque realmente, ni por filosofía de moto ni por su motor “pide” ese tipo de conducción.

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El motor deriva de un diseño de Suzuki para sus 125 básicas de hace años que fabricaron en sociedad con Qingqi. Emplea carburador Mikuni, lo que demuestra el cuidado que Mash pone en sus componentes. Entrega 11,6 CV a 8.750 rpm.

EQUIPAMIENTO

La razón de ser de esta moto es su estética y en este aspecto no se puede pedir más. Bajo esa apariencia hay una moto básica y la intención de contener el precio final, por lo que el equipamiento es bastante espartano. Pata lateral con auto retorno (puede quitarse el muelle con sólo un tornillo), cuadro con la velocidad y marcha engranada y pocos lujos más. Además, con luz de día, la marcha engranada apenas se ve.

CARGA

Lógicamente, una moto de estilo retro no se ha pensado para llevar grandes cargas. No hay espacios bajo el asiento ni guanteras de serie, salvo la caja de herramientas, que tendríais que dejar en casa si quieres guardar algo ahí. Eso si, en el catálogo de accesorios de la marca tienes las maletas como la que ves en las fotos o un porta paquetes posterior.

CONFORT

Es una moto cómoda, con un buen asiento, estriberas y pedales en buena posición y mandos suaves y fáciles. Vibra mucho sólo si la llevas alta de vueltas. Suspensiones equilibradas, algo dura de horquilla y un poco blanda de atrás, pero regulable, sujetan bien la moto en cualquier circunstancia sin hacerla incómoda.

mik6799PARTE CICLO

Llama la atención, en el apartado ciclo, la horquilla invertida de 38 mm de diámetro. No es un elemento demasiado retro, la verdad, sin embargo el contraste que logra sí es muy acertado. Los frenos son potentes, muy sobredimensionados para el peso de la moto. Por eso frena bien.

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ASÍ LA VEMOS

El punto fuerte de la Mash es, desde luego, su estética. Pero a nivel dinámico también se defiende bien: no es una deportiva, ni pretende deslumbrar por sus prestaciones. Bajo sus formas clásicas y bien imitadas se esconde una 125 cc básica, utilitaria, que se maneja bien y resulta agradable. Pero no se le puede pedir más. En carretera no alcanza los 100 km/h reales y, además, llegar a esas velocidades significa una buena dosis de vibraciones. Frena con corrección y se comporta de forma suficientemente noble como para poder ir con soltura por las curvas. En ciudad la cosa mejora: buen par disponible, no requiere subir mucho de vueltas y resulta agradable. Su horquilla invertida, un detalle que a nivel estético agrada mucho, a nivel práctico limita bastante su radio de giro, un punto mejorable para una verdadera agilidad en ciudad. Bien acabada en general, sólo la terminación del fileteado de pintura del depósito no llega a convencer, pues se ve algo “pixelado”. El asiento es cómodo y los mandos están en una posición correcta y con buen tacto. El equipamiento es algo justo, estando ausente de nivel de gasolina y recurriendo a un grifo de los de toda la vida o la pata lateral, que lleva un sistema de muelle que puedes anular para que deje la pata abajo hasta que tú la quites, pero en este caso no detiene el motor si engranas una marcha. El pasajero puede ir cómodo, con un asiento suficiente y buenas estriberas.