Escapada

Electra Glide Ultra Limited

Morella por la noche2
Electra Glide Ultra Limited
Fórmula Moto
Fórmula Moto


Electra Glide Ultra Limited

Bueno, ir si que me fui, y para rutear como un señor, nada mejor que hacerlo con esta última incorporación a la cuadra Harley, la Electra Glide Ultra Limited: cuatrocientos kilos de acero que, una vez en marcha, pasan al olvido y te transportan a un mundo deseoso de hacer kilómetros, por autopista o carretera nacional, en donde su carenado tipo «alas de murciélago» te cubrirá muy bien las espaldas, perdón, el pecho, o por reviradas carreteras de montaña, pues, apariencias aparte, su excelente par de 136 Nm te permite -no es que sea necesario bajar hasta el infierno para comprobarlo, pero puede- salir de las horquillas rebeldes desde 1.300/1.400 rpm, para luego seguir y seguir con la misma marcha, la misma con la que, si quieres jugar, puedes hacerte todo el puerto.

Claro que, porqué me voy a hacer un puerto entero sin tirar de maneta de embrague -por cierto, muy suave en esta Electra-, y no utilizar la puntera del zapato. La puntera o el tacón, porque de las dos formas se pueden subir o bajar marchas, aunque como no llevo puestos zapatos de charol que se puedan dañar, a lo de siempre: con la puntera, no tanto por lo que tenga de «auténtico» sino porque el pie «se va sólo» a ese lugar.

Decía que Harley´s hay muchas dónde elegir, pero más, mucho más, son los lugares de España por los que rutear «sin que te conozcan», es decir, que tu no los conoces, y vaya si vale la pena salirse de las rutas habituales para meterse «por ahí», a ver que sale, y aprovechando que este invierno no es invierno ni ná, o por lo menos no lo fue en noviembre por la costa mediterránea, allá que nos fuimos la Electra y yo, a navegar por Castellón y su provincia.

La capital ya la conocía de cuando por aquí se disputaba el Trofeo La Magdalena de velocidad, puntuable para aquel Nacional de circuitos urbanos, primero en El Grao y luego en Rafalafena. En fiestas o fuera de ellas, hay un ambiente «mu chulo» para chatear y pinchar algo por la zona centro, aunque hay algunos bares en los que sólo caben los que están pegados a la barra y los que salen/entran, y es que muchas de sus casas del casco viejo ¡cuidado que son estrechas!

Como el beber y conducir no se llevan bien, sólo un par de birras y enfilo hacia El Grao, unos tres kilómetros, dónde lo que era el antiguo puerto se ha convertido en una muy concurrida zona ocio y restaurantes. Como si no quiere la cosa «dejo ver» la Electra. Es de pruebas, pero nadie me va a preguntar si es mía; si acaso, cuánto vale. «Bastante», le comentó a una pareja que se baja del coche y que me pregunta después de darse una vueltecita a su alrededor.

Nada; se lo voy a decir, porque para eso «la he comprado», para viajar, pero también para presumir. ¿O no? Pues claro. «32.250 -«, les digo. Oye, no se sorprenden. El caso es que, bien mirada, hay mucha moto delante, muy buenos acabados y mucha equipación, para ti y para tu eventual acompañante, que si las «RR» se hicieron para ir solo, en una Electra queda mejor la pareja: Horquilla Showa de 413 mm y amortiguadores regulables por aire mediante una válvula situada bajo el asiento, escapes 2-1-2 (el conjunto genera calor, pero hay unos deflectores que ayudan a evacuarlo sin que sea molesto), motor de inyección de magnífica respuesta, frenos Brembo con ABS, una «butaca» por asiento, y delante de ti, toda la parafernalia que puedas imaginar de mandos y relojes: Velocímetro, reloj horario, voltímetro, tacómetro, cuentakilómetros parcial, temperatura ambiente, control de crucero, indicador de sexta marcha engranada, puños calefactables con seis intensidades, sistema de audio e intercomunicación piloto-pasajero, alarma- Bueno, bueno; no es un Mercedes -ni falta que hace-, pero ya tienes bastante ahí para entretenerte.

¿Todo bien? Hombre, en parado hay que tenerla mucho respeto, no la puedes dar la más mínima ventaja porque te lleva con ella. Sí es verdad que los Dunlop que monta tienen un compuesto más duro en el centro que en los flancos, para que duren más y tengamos mejor manejabilidad, pero en parado, los 400 kilos siguen ahí.

Otros pocos kilómetros entre el mar y los muchos chalets que flanquean la carretera, aquí llamadas villas, y Benicássim, que nunca la nombramos como gran centro motociclista junto con Jerez, Tordesillas o Montmeló, pero lo es porque en esta ciudad se celebran anualmente tres grandes eventos anuales -si digo custom, dejó a muchos ruteros fuera- que reúnen millares de motociclistas: Llunática, el HOG y la Big Twin, en los que si, abundan las custom, y sobre todo Harley, pero no todo en Harley es custom, y para muestra «este botón».

La playa, inmensa, está desierta, y por el bullicioso, en verano, paseo marítimo, nadie. Hace bueno, pero es otoño, y la vida nocturna de Benicássim se traslada a las calles del centro, que en un día de diario tampoco están muy transitadas, pero siempre encuentra uno algunos lugares para pinchar algo, como el muy famoso La Manduca, donde «lo mismo fríen un botón que cosen un huevo».

Electra Glide Ultra Limited

Tú pones la ruta y la Ultra Limited todo el confort que puedas imaginar para largos trayectos. Y no importa la carretera: el motor tira desde abajo del todo y el doble «LP» delantero detiene sus 400 kilos sin desmayo.

Electra Glide Ultra Limited

Ficha técnica

Motor
Motor4t, 2 cil. en V a 87°; agua
Cilindrada1.187 cc
Potencia máx. decl.126,5 CV a 8.500 rpm
Par máx. decl.112 Nm a 7.000 rpm
Rel. compresión6 vel./Cadena
AlimentaciónMultitub. acero
EncendidoHorq. invert., 50 mm
Trans. primariaBasc. alum., 1 amort.
Trans. final2D. 320 mm
CambioD. 255 mm
Relac. primaria120/70-17
Relación secundaria180/55-17
Parte ciclo
Chasis4t, 2 cil. en V a 87°; agua
Neumático del.1.187 cc
Neumático tras.126,5 CV a 8.500 rpm
Suspensión del.112 Nm a 7.000 rpm
Suspensión tras.6 vel./Cadena
Freno delanteroMultitub. acero
Freno traseroHorq. invert., 50 mm
Peso en secoBasc. alum., 1 amort.
Colores disp.2D. 320 mm
Año lanzamientoD. 255 mm
Mantenimiento
Rodaje1.600 km
Revisiones8.000 km
Ajuste de válvulasNo necesita
Inyección8.000 km
Cambio de aceite8.000 km
Cambio filtro8.000 km
Cambio filtro aire8.000 km
Aceite motor reco.SAE 20W50
Presión neumáticos del./tras (kg/cm22,5/2,6
Aceite horquillaSAE 10
Precio32.250 –

Un desierto verde

De las muchas veces que he pasado por Benicássim siempre me ha llamado la atención el letrero que indica «Desierto de Las Palmas«. Desde la N-340 toda ladera del monte se ve verde; es más, parece una selva. ¿Estará el desierto arriba, en la meseta? Sí es verdad que el interior castellonense no es precisamente un vergel, pero de esto a que haya un desierto-

Asciendo por una carretera en bastante buen estado y sin apenas tránsito. Juego con mi juguete Harley a dejarla casi morir. Traquetea por debajo de las 1.100/1.200 vueltas, pero enseguida recupera el aliento y se mueve entre los «garrotes» que conforman la subida al «desierto» como si tal cosa.

Ha sido una excursión corta, no creo que sean más de siete kilómetros, hasta, no la cumbre, porque la subida no remonta toda la montaña, sino hasta que se empieza descender, más suave, hasta Castellón. ¿Me he perdido o los castellonenses son unos mentirosos? No me he perdido, y lo de «desierto», más de 3.000 hectáreas de terreno protegido que cuenta con una frondosa vegetación, viene a cuenta de que este era un «lugar de retiro» o desierto donde los carmelitas construyeron su monasterio, hoy derruido aunque muy cerca se construyó uno nuevo.

En Castellón busco la carretera que me meta en el interior, hasta La Pobla Tornesa. Me desvío unos siete kilómetros hasta Vilafamés (la guía Michelín lo recomienda como «no pasar de largo»), una ciudad medieval abrazada a un roquedal. Arriba, el castillo, pero lo mejor es pasear por sus empinadas calles, a cada metro una estampa. Aquí viven, o tienen sus casas, dicen, muchos artistas. Lo que si es cierto es que la sede del Museo de Arte Contemporáneo Vicente Aguilera está aquí, en el palacio del Batlle, antigua residencia del representante de la Orden de Montesa. ¿Habría ya motos en Edad Media? Me da que no.

Vuelvo sobre mis pasos y en La Pobla tomo la CV-10 hasta toparme con la N-232 que sube desde el mar hasta Morella. No es una autovía, pero la CV-10 está en buen estado y apenas tiene curvas. La Harley saca a relucir sus dotes turísticas con una conducción muy suave y siempre dispuesta a dar más a la menor insinuación del gas. ¿Potencia? Harley declara 84 CV, pero ¿la consideras teniendo esos 1.690 cc debajo del trasero? Está ahí y basta.

Antes de entroncar con la N-232 paro en San Mateo, capital del Maestrazgo. Hoy anda por los 2.000 habitantes, pero antaño fue un importante centro artesanal y comercial. Cuenta con cuidadas construcciones religiosas y civiles, y paseando por sus calles la historia del Papa Luna o los cataros, que hasta aquí llegaron, parece acompañarte.

Castillos de Castellón

Tras la invasión musulmana y posterior arabización de la zona, y aprovechando en muchos casos primitivos castros ibéricos y también romanos, fueron muchos los castillos y fortalezas construidos en la provincia de Castellón, por alguno de los cuales hemos pasado en esta «Escapada«: Peñíscola; Morella, un conjunto de fortificaciones y amurallamientos en anillo que rodean el peñón sobre el que se asienta el castillo, muy destruido como consecuencia de la acometida de la artillería liberal por ser la base del carlista general Cabrera, llamado el Tigre del Maestrazgo o Vilafamés.

Además, Tolodella, de origen plenomedieval reconstruido y ampliado en el siglo XVI para acondicionarlo como palacio residencial; Onda, conquistado por El Cid, reconquistado por los almorávides y finalmente por Jaime I; Jerica, una población muy fortificada dominada por «La Torreta», un castillo de planta cuadrada; Alcalá de Chivert, Almenara, Cabanes, Gaibiel, Polpis, Oropesa, Puebla de Arenós, Segorbe, Alcalatén-

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El OVNI de Morella

La N-232 que comunica Vinaroz, en la costa, con Zaragoza, remonta el puerto de Querol, al principio con buen asfalto pero luego no tanto (las obras siguen su curso). La Electra Glide ya he dicho que pesa, pero se hace muy divertido negociar todas las curvas que te ofrece Querol. La distancia libre al suelo no es muy elevada, pero sólo rozo con el asfalto un par de veces. Estoy haciendo turismo ¿no? Pues dejo las experiencias para hacerlas con gaseosa.

Que si, que antes de que se agarre algo serio con el asfalto ya te avisan las plataformas reposapiés, pero ¿pa que jugar, si toda está yendo de maravilla?Inicio el descenso de Querol, 1.080 metros que en invierno conoce de buenas nevadas, y tras un recodo, ya de noche, creo divisar un OVNI, unas luces a lo lejos más altas de lo que uno imagina está el horizonte. De ONVI´s nada. Es Morella, con el castillo y sus murallas medievales iluminados por potentes focos. Hay varias puertas de entrada: San Miguel, Morella, Forcall- Entro por la situada más al norte. Bueno, quiero entrar, porque unos bolardos escamoteables sólo permiten la entrada a los residentes.

Con la Harley podría haberme colado y aparcar un poco más allá, pero mejor no tener problemas con los municipales, así que aparco fuera y me doy un paseo por sus calles, o mejor diría «su calle», porque el comercio y restaurantes están la mayoría de ellos en la calle Blasco de Alagón, y moviéndome un poco de un lado a otro, muchas casas solariegas, como la del cardenal Ram, hoy hotel; la Casa de la Cofradía de Labradores; La Casa de los Estudios y del Consell- Arriba, al castillo, no subí porque ya no era hora de visitas. Otro día.

Retrocedo sobre la N-232 de nuevo haciendo el Puerto de Querol. Con la buena iluminación que ofrece el conjunto, un gran faro central y dos laterales que actúan de cortas, no tiene mayor problema porque es una Electra y circulo dentro de unos cánones tranquilos. Nada de apurar al límite y cosas por el estilo. Circulo. Así, hasta el llano, en sueva pendiente hasta la costa: Vinaroz y paseo marítimo de Benicarló, con la luminaria del castillo de Peñíscola allá al fondo.

La que fuera de residencia del Papa Luna durante lo que se conoce como Cisma de Occidente (dos Papas en la Iglesia católica) es una pequeña península ocupada por una fortaleza casi inexpugnable. Aparco en la zona baja -cualquiera se atreve a meterse por sus callejuelas con la Electra– y disfruto de un ambiente único en sus tascas y pequeños restaurantes. En la más concurrida, un buen cortador de cecina me ofrece una loncha de un inmenso cuarto trasero de buey. Me quedo con la copla, visito los alrededores del castillo, que tampoco puedo visitar por el horario, callejeo un poco y vuelvo donde la cecina. Me «aprieto» una tabla de ibéricos y una cerveza. Buen provecho. Ha sido una escapada turístico-gastronómica en toda regla. Como tiene que ser.

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