Aluminio en las venas

Si tienes que hacer un test rápido y señalar tu obra de arte preferida en escultura, apuesto a que dirías el David de Miguel Ángel. En Italia se respira el arte de un modo muy especial y en el terreno del diseño actual han sabido sacar el máximo partido. En motos, «italiano» es sinónimo de estilo e imagen, y en el campo de los accesorios, los diseñadores de Rizoma son la máxima expresión de ello. Ahora bien, han cambiado el mármol del icono del Renacimiento por el más liviano aluminio.

Los hermanos Fabio y Rigolio Fabrizio son los creadores de Rizoma. Procedentes de una familia dedicada a la manufactura de piezas de metal, en 1997 fundan su propia empresa especializada en la producción de componentes de aluminio para motos. De espejos y tijas para una Honda Shadow y distintas piezas para sus amigos con sólo cinco empleados, se ha pasado en la actualidad a una empresa que factura 5 millones de euros, emplea a 50 trabajadores y distribuye en 44 países de los cinco continentes (en España, desde 2006).

El punto de inflexión lo encontramos en 2001, cuando presentan sus productos en el Salón de Milán con dos páginas de productos que ahora se han convertido en 1.300 referencias que comprenden retrovisores, intermitentes, puños, manillares, contrapesos, depósitos de líquidos (aceite, freno/embrague), tapones, protectores (motor, carenado, horquilla y basculante), porta-matrículas, estriberas, etc.
 
Ánima de aluminio
 
Sus productos son el mejor reflejo de la filosofía de la empresa: el cuidado del detalle y la belleza en las líneas creando formas que convivan en armonía con la moto. Estos principios se hacen evidentes en su factoría de Ferno, muy cerca de Milán. Con una estética de vanguardia, un espectacular ánima de aluminio ve cómo una moto surge de un bloque de este material. En su interior, los procesos de mecanizado, ensamblaje, empaquetado, y almacenamiento y transporte se llevan a cabo en un ambiente aséptico, más digno de un laboratorio químico que de una fábrica de producción. Especial atención requiere el reciclaje del material sobrante de aluminio, única muestra externa de lo que sucede en el interior de unas máquinas que por su limpieza podrían contener alimentos para nuestro consumo…
 
Las piezas definitivas se obtienen desde bloques de aluminio moldeados tras un proceso de limpiado que dura entre 8 y 48 horas, según la pieza. El anodizado final es un proceso eléctrico que les otorga una terminación impecable, además de alargar su vida útil. Y para su transporte, cuentan con una máquina especial que realiza una almohadilla para el exacto encaje de cada pieza. ¿Te he dicho que el resultado es perfecto? No, lo siguiente.
 
 
Rizoma cuenta con una atesorada experiencia en competición. Sus diseñadores han trabajado con equipos de primera línea como el Team Gresini, LCR y Catalunya Caixa Repsol en el Mundial de Velocidad o el Yamaha Factory en WSBK. En este medio es donde han desarrollado el sistema Proguard que sirve de protección para la maneta de freno de modo que evite accidentes como el sufrido por Capirosi y Gibernau en Motnmeló 2006, cuando la Ducati del italiano accionó el freno delantero de su compañero de equipo tras la salida en la misma recta de meta. Este sistema ya es obligatorio en MotoGP desde 2012 y ahora está disponible para tu moto de serie de la mano de Rizoma.
 
 
¿Sabías que…?

► Todas las piezas se marcan con un número de serie para identificar posibles robos.
► Para comprobar la exactitud de cada pieza, robots de alta tecnología revisan cada unidad.
► Rizoma produce el catálogo de accesorios oficiales de la nueva Kawasaki Z800.
► A una velocidad de 180 km/h, el choque del viento ejerce una fuerza de 0,7 a 0,8 bares sobre las manetas de freno y embrague. Proguard System de Rizoma reduce este efecto gracias a su forma en L.
 

De fabricar componentes a los amigos, rizoma ha pasado a distribuir sus productos en 44 países