Motos clásicas: La trepidante historia de la OSSA Yankee

Pocas motos se han fabricado en España con una vida más ajetreada. Desde su nacimiento, provocado por un problema con un cliente importante, pasando por el error de anunciarla varios años antes de estar preparada para su lanzamiento, incluidos los problemas de juventud de las primeras unidades que marcaron su vida comercial… La OSSA Yankee es ahora objeto de deseo muy caro, buscado y valorado. Su historia es curiosa y bastante peculiar, pero no todo el mundo la conoce y merece la pena desgranarla.

La Yankee Z americana

Para empezar, y como primera curiosidad, el origen del proyecto no está en OSSA, sino en el capricho de su principal cliente de entonces, el importador americano de la marca. Este era una gran empresa de distribución del mundo de la moto. Se llamaba, precisamente Yankee Motor Company. Fundada en 1966, buscaba desarrollar una moto que sirviese para correr carreras en el desierto, pero que fuese capaz también de entrar en un circuito de motocross.

La intención era proyectar algo potente pero manejable y tenían quien le fabricase la moto completa… a excepción del motor que pretendían. Lo intentan con Bultaco pero es OSSA quien, a cambio de ese contrato de distribución de la gama en USA, acepta el reto. El trabajo empieza en 1967, cuando Eduardo Giró se pone a construir un motor a base de meter dos cilindros de la OSSA 230 en un sólo cárter.

Así, la primera versión de aquella moto se llamará Yankee 460MX, no OSSA Yankee. La moto no es OSSA; es Yankee de marca. En esos años la aventura de Yankee Motors también cambia de rumbo y es el gran grupo Bangor-Punta el nuevo propietario de la firma. Es bastante más grande que OSSA, ya que son los fabricantes de las armas Smith&Wesson y de los aviones Piper, entre otros “juguetes” apreciados en los USA. Mientras tanto, el motor no está listo, aunque sí ve un prototipo en la prensa americana, así como otro similar en un chasis OSSA corriendo las 24 Horas de Montjuic de 1969.

Las primeras motos de serie llegan en 1971, con cilindros ya de 250. Cubica realmente 488 cc y se llama, de forma definitiva, Yankee Z. Es una moto rápida y muy bonita que llega cuando estados como California empiezan a restringir las emisiones contaminantes. La moto es brutal en su respuesta, pero el resultado comercial no es tan bueno como se pensaba. Más bien fue un fracaso. Yankee fabricó estas motos durante dos años, deteniendo la producción entre 1973 y 1974, y en OSSA se quedaron con algunos de esos motores bicilíndricos. Algo había que hacer con este material…

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Y llegó la OSSA Yankee

Suele decirse que se quedaron muchos motores de aquellos en la fábrica española y que, por eso, se dispusieron a fabricar la OSSA Yankee aunque parece más probable que, aparte del problema del stock de motores, en OSSA viesen claro desde el principio que una evolución de ese motor, que había resultado excesivo en el campo, sií fuese factible para una moto de carretera. Pero en OSSA no supieron, o no quisieron, ser discretos y trabajar sin público en este nuevo proyecto, o quizá las cosas se complicaron… El caso es que se muestra un prototipo en 1974 durante el Salón de Barcelona bajo el nombre OSSA 500 SS.

Es prácticamente una Yankee Z pasada a carretera, pero con el nombre de OSSA y un disco delantero. Curiosamente la Yankee Z original lleva un disco trasero, pero delante empleaba un tambor. El caso es que el proyecto entra en una fase en el que la marca trabaja ante la atenta mirada de la prensa especializada y los aficionados, que reclaman el lanzamiento inmediato… Pero la moto parece no querer llegar nunca.

Realmente la espera no fue exagerada, pero en aquellos tiempos la sed de moto “grande” del mercado español era incalculable. Da la sensación a veces que le reprochaban a la fábrica que la moto no llegase. De hecho, parece planear sobre la fábrica barcelonesa cierta fama de promesa incumplida, de esperanza frustrada que la ha acompañado hasta entonces. Pero en realidad la moto está disponible en el mercado en 1976. Quizá, como se pudo comprobar después, demasiado pronto. Una temporada más de desarrollo puliendo detalles hubiese sido necesaria.

Lo cierto es que el motor Yankee Z necesitaba cambios para ser empleado en el nuevo proyecto. La configuración original del cigüeñal a 360º volvía a 180º; se montó un nuevo embrague, se hicieron retoques en cilindros y admisión, así como en el sistema eléctrico de 12 v (originalmente era de 6 v) y, además, surgieron problemas legales: los moldes, el diseño y las horas empleadas eran de OSSA, pero los derechos de comercialización del motor eran de Yankee. Aun así, en 1976 se presenta en el salón de Barcelona la OSSA Yankee 500 definitiva, e incluso se mandan a los concesionarios las primeras unidades para ser vendidas.

La moto es todo un «caramelo» con 58 CV a 7.500 rpm para 158 kg, engrase con depósito de aceite separado mediante bomba mecánica Mikuni, tres frenos de disco y 185 km/h declarados con una aceleración meteórica… Es algo cara comparada con la producción nacional de monocilíndricas, aunque hay un mundo entre ellas, pero no sobre las pocas motos importadas o sus rivales recién presentadas, como la tranquila Sanglas 500 S o la problemática Ducati 500 Twin.

Lo cierto es que la capacidad de producción de OSSA para esta moto es limitada y pronto se generan listas de espera de hasta 8 meses. Eso, sumado a que las primeras motos entregadas dieron problemas de todo tipo como instalaciones eléctricas quemadas, bomba de aceite poco fiable con los consiguientes gripajes (muchos clientes decidieron anular el engrase separado haciéndolo directamente al depósito), embragues débiles…

Incluso se hablaba de cigüeñales «retorcidos», con las bielas nacionales de poco aguante, especialmente bajo tanta potencia. Pero claro, los dos cigüeñales de monocilindríca van unidos con un simple tornillo entre ellos y no es difícil que se gire el uno sobre el otro. Sin duda fue un mal comienzo para lo que podría haber sido una gran moto.

En 1977 y 1978 se trabaja en mejorar todos esos puntos y posiblemente pudieran haberse solucionado, pero son años difíciles para la industria de la moto. OSSA pasa por problemas laborales y en 1979 dudan de la rentabilidad del proyecto. ¿De verdad se van a solucionar ahora todos los problemas? Y aunque se solucionen, ¿sigue habiendo clientes para una moto con esa fama?

Cuando OSSA recupera la actividad en la fábrica barcelonesa la cadena de producción se centra en otros proyectos, los que tal vez dieran viabilidad financiera a la marca, con lo que la OSSA Yankee desaparece del catálogo, dejando tras de sí mala fama, poco más de dos mil motos construidas y más sinsabores que éxitos. Eso sí, también da inicio a la leyenda de una de las motos más icónicas de nuestras clásicas de carretera.

Dos Yankees en Alcalá

Seguramente pasarán muchos yankees por Alcalá al cabo del año. No en vano, es una ciudad patrimonio de la humanidad y llena de historia; e incluso alguno vivirá allí. Desde luego, sí lo hacen nuestras dos Yankee del Museo de la Moto Española de Alcalá (Gran Exposición Motos Made in Spain). Y entre las dos cuentan esta misma historia.

La de manillar alto y freno de tambor delantero es una Yankee Z de las de primera producción. Una moto traída de Estados Unidos y que, a pesar de no ser netamente española, sí puede apreciarse el origen del motor OSSA que equipa, firmado en el cárter por Yankee. La segunda sí es una OSSA Yankee 500 de serie española matriculada en 1977 y, por tanto, del segundo año de su fabricación.

Está en estado completamente original, restaurada, y en ella puedes apreciar sus líneas, su tamaño (no era una moto pequeña) y esos acabados con dos discos de freno, llantas de aluminio Akront de 5 brazos dobles, amortiguadores traseros Betor Gas con muelle naranja, doble salida alta de escape y, en suma, lo que fue este sueño que para muchos se convirtió en pesadilla y, ahora, vuelve a ser objeto de deseo para cualquier aficionado a la moto clásica.