La vuelta al Mundo en moto y en solitario de la asturiana Sonia Barbosa

Sonia Barbosa, vuelta al Mundo en moto
La vuelta al Mundo en moto y en solitario de la asturiana Sonia Barbosa
Nicolás Merino
Nicolás Merino
Sonia Barbosa, una asturiana nacida en Portugal, se ha propuesto dar la vuelta al Mundo en moto y ya lleva dos tercios de la empresa realizados. Su montura le espera en los confines de Rusia para finalizar su travesía.

A sus 45 años de edad, Sonia Barbosa, natural de Aveiro, Portugal, vive en Las Vegas, Corvera (es un concejo limítrofe con Avilés). Es en esta última localidad donde lleva ejerciendo como conductora de autobús 19 años. No hay duda de que la carretera es “su oficina”, nos comenta, ya que en su tiempo libre no la abandona. Ella deja los autobuses para dedicarse a su gran pasión: las motos y, en especial, los viajes.

Su entrada al mundo de la moto fue, cuanto menos, singular. Eran unos aparatos que le daban miedo y no le gustaban. Pero hace 13 años, coincidiendo en un viaje con una amiga suya que llevaba toda la vida montando en moto cambió todo. “Ni siquiera sabía cómo subirme a la moto, pero tampoco cómo bajar. Era todo un espectáculo”, nos confiesa. Como resultado de ese viaje (a Ourense), en Sonia despertó el gusto por las dos ruedas y decidió apuntarse a la autoescuela.

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Ella tenía un problema: ni siquiera había cogido una bicicleta, por lo que sensaciones tan básicas para montar en moto, como es el caso del equilibrio, no estaban controladas. “Mi profesor me decía que la moto no era lo mío”, explica. Esto no frenó a Sonia, que logró hacerse con una Yamaha SR 250 y, en un descampado, fue capaz de dominar las nociones básicas. Con el carnet aprobado, las dificultades siguieron acompañando a Sonia. “Tardé un mes en sacar la moto del garaje por si se caía. Se me cayó unas cuantas veces y lo primero que pensé es que no me viera ningún compañero”, reconoce entre risas.

Mi primera moto fue una Ducati Monster 620”

Los primeros kilómetros de Sonia a lomos de una moto fueron en una Ducati Monster 620. Sin embargo, la silueta y las prestaciones de la Suzuki GSX-R 600 le hicieron decantarse después por la supersport nipona. “Recorría algunos fines de semana hasta 700 km y volvía con el cuello destrozado”, añade. La cambió enseguida por la exigente postura, su escasa autonomía y la imposibilidad de poner maletas. “Le hice 25.000 km en un año y me quedó claro que tenía que cambiar”.

Y entonces llegó su amada ‘Trailera’. Es una BMW F 650 GS y es la moto con la que más ha viajado, vuelta al mundo incluida. Pero esa moto está en Vladivostok, aguardando a la tercera y última etapa de su vuelta alrededor del globo. Actualmente, sigue confiando en la marca BMW (donde ha tenido la oportunidad de colaborar contando sus viajes en la newsletter del marca germana) y posee una F 750 GS 40 Aniversario, moto que también utiliza para hacer de guía y enseñar a pequeños grupos las carreteras y parajes de Asturias.

Sonia Barbosa, vuelta al Mundo en moto

Dado su 1,52 metros de altura, Sonia necesita modificar sus motos para bajar su altura y lo hace cambiando la suspensión, en concreto, sustituyendo el amortiguador trasero por uno que dé menos altura y quitando la espuma del asiento. Todo un mérito teniendo en cuenta que las carreteras de países como Rusia no se encuentran en mi buenas condiciones. “Yo viajo sobre una auténtica tabla”, añade entre risas.

Sobre la moto de sus sueños, Sonia habla claro: “la moto que tengo [Trailera] es la moto de mis sueños. Si hace todo lo que yo quiero, que es viajar, es la moto de mis sueños. Por eso me compré un modelo superior”, remacha.

Estados Unidos, el primer gran viaje

Con sólo cinco meses de carnet, se propuso viajar desde Avilés a su Aveiro natal en una Ducati Monster. “Buscaba sitios llanos en donde poner los pies, porque si no me iba a caer”. Fue esta vergüenza la que la impulsó a querer viajar sola en moto, un formato que en la actualidad no ha abandonado y que supone un verdadero desafío. Todo lo tienes que hacer tú. No existe un apoyo, ni moral ni físico, que esté a tu lado en los momentos difíciles.

Después de la experiencia del viaje a Portugal, Sonia da un paso de gigante y decide recorrer la costa este de Estados Unidos. “Mi profesor de escuela me decía que si estaba loca. Pero yo lo tenía claro: envíé la moto por barco a Nueva York y efectué el viaje. Pero quería más, así que el siguiente destino fue Alaska, a la ciudad de Valdez”. Para quien no lo sepa, esta localidad es la ciudad con nombre en castellano más al norte del planeta.

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Durante estos viajes, Sonia fue capaz de juntar sus dos aficiones: viajar en moto y escribir. Como resultado, en 2018 publicó su primer libro Alaska: en moto hasta la última frontera. “Mis libros de viajes son, esencialmente, diarios. Están escritos en el momento de viajar. Las sensaciones y las descripciones no son los mismas”, nos cuenta. Y no le ha ido mal, cuatro ejemplares más han sido publicados y ahora está preparando el sexto: La chica que tenía prisa por ver el mundo. Este “diario” narra su última gran aventura, que no es otra que dar la vuelta al mundo en moto.

Estará disponible a partir de noviembre y nos confiesa que la maquetación ya está terminada, por lo que los ejemplares estarán listos para mediados de dicho mes. Este libro llega tras una exitosa campaña de crowdfunding. “Gracias al apoyo de ciertas personas he podido financiar mi libro y, como muestra de agradecimiento a mis mecenas, sus nombres aparecerán incluidos al principio del mismo”.

La vuelta al mundo: una idea original de Miquel Silvestre

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Te preguntarás cómo una persona sin patrocinadores, ni asistencias, ni los medios que pueden tener otros referentes del mundo motero (como Charlie Sinewan) ha podido comenzar a dar la vuelta al mundo. “Leo un artículo de Miquel Silvestre en el que explica cómo dar la vuelta al mundo para personas normales, que trabajan y que tienen un mes de vacaciones, como es mi caso”, explica Sonia. Este viaje se diversifica en tres etapas: de Avilés a Kirguistán; de Kirguistán a Vladisvostok; y, finalmente, de Vancouver a Nueva York.

La pandemia hizo acto de presencia en 2019 y tras varios meses de retrasos decidió en 2020 que la pandemia no le iba a condicionar más. “La pandemia a mí no me va a frenar más. Yo voy a salir el día 1 de junio sí o sí”, nos explica, que es cuando empezaba su mes de vacaciones. “Salí el 31 de mayo porque no quería perder un día de vacaciones”. Era ‘la chica que tenia prisa por ver el mundo’.

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En esta primera etapa, Sonia tenía pensado colaborar con la embajada de Kazajistán para promocionar el país y poder llegar a su destino: Kirguistán. Sin embargo, el visado no llegó a tiempo. Esto ni mucho menos fue un problema para Sonia, que fue capaz de unir las dos primeras etapas del viaje en una sola. Una travesía que le ha llevado 39 días (34 de ellos en moto), 17.000 kilómetros (ojo, con los mismos neumáticos) y su paso por países como Italia, Grecia, Bulgaria, Rumanía, Ucrania y Rusia recorriendo la carretera Transiberiana. “Fue lo mejor que me pudo pasar, porque así no tendría que volver el año que viene a comenzar desde Kirguistán”, decía.

Sonia nos confiesa, orgullosa y emocionada, que llegar a Vladivostok y contemplar el Mar de Japón fue todo un milagro. “Yo salí de casa sin saber hasta dónde iba a llegar. Mi pensamiento era que, una vez llegara hasta donde pudiera, dejaría allí la moto para continuar al año siguiente”.

¿Qué la espera en 2022?

Para 2022 su objetivo es completar la vuelta al mundo. Para ello, llevará su moto hasta Vancouver, y de ahí bajará hasta Seattle, ya en Estados Unidos. Desde esa ciudad ya conectará con la costa este para poner fin al viaje en Nueva York. Sin embargo, la moto no volverá a España.

Sonia ya nos ha confirmado que dejará a Trailera en Chile para cruzar la Patagonia, una de las zonas mas inhóspitas y bellas del planeta, para hacer parada en Usuaia.

Su viaje más duro: las dos primeras etapas de la vuelta al mundo

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Aglutinar dos etapas de la vuelta al mundo en una sola, con parada en Vladivostok tras 17.000 km, ha sido el desafío más duro para Sonia. Barreras como el idioma o el estado de la carretera han estado a la orden del día, así como una “inexperiencia total” en el offroad, afirma la viajera portuguesa. “Sólo en atravesar Rusia tardé 28 días. Las carreteras estaban muy rotas”.

En este sentido, hemos tenido la suerte de poder conocer, de primera mano, una de las cientos de anécdotas e historias de los viajes de Sonia. A su paso por Bulgaria, una señora la avisó de que el barrio en el que se iba a quedar era bastante peligroso. “Recuerdo que dormí con un spray de defensa personal y una navaja en la mesita de noche. Dormí con la luz encendida, porque pensé que así no me robarían la moto”, explicó. Esta es sólo una de las historias que puedes leer en sus libros, donde también explica su encuentro con osos en Alaska.

No he tenido ningún problema por el hecho de ser mujer”

Una mujer en moto, viajando sola, puede suponer algún tipo de problema extra en países donde la sociedad tiene bascula más hacia el patriarcado. Sin embargo, Sonia nos confirma que no ha tenido problema alguno en todos sus viajes. “Siempre me han ayudado cuando he tenido problemas y nunca me he sentido desprotegida. Por ejemplo, me caí a las afueras de San Petersburgo, y dos policías me ayudaron y me escoltaron a salir de un camino verdaderamente complicado”.

Para dejarlo claro, y de paso, animar a otras mujeres a hacerlo, Sonia confiesa “que no piensa en su condición de mujer a la hora de viajar”, si en si lo va a disfrutar. “Tengo mucha experiencia en estos casos por mi profesión. Cuando empezaba a conducir autobuses, mucha gente no se subía por el hecho de ser mujer. No me importaba lo más mínimo. Yo solo me preocupaba por viajar”.

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Un cuestionario rápido

  • Tu lugar favorito para ir en moto: Asturias
  • Una manía antes de subirte a la moto: «No tengo ninguna»
  • Una moto que te encantaría tener pero que sabes que no puedes tener: «No creo en los imposibles»
  • Curvas rápidas o lentas: Lentas