51ª Reunión Invernal Arguis: congelados en el tiempo




Son los motoviajeros, los amantes de la aventura. Entre todos esos destinos un nombre acude siempre, como manda la tradición, a la cabeza de los más puristas: Arguis.
Como la de Ásterix es la Aldea Irreductible que resiste ahora y siempre al invasor, se ha afirmado en multitud de ocasiones que el viaje hasta ella es el Camino de Santiago de los verdaderos motoviajeros, y es muy cierto.
Tras celebrar su 50 aniversario el pasado año bajo un inusual buen tiempo, lejos de las nieves, las bruchinas de otras ediciones y bajo una mínima de solo 7 grados bajo cero, la Invernal de Arguis se mantiene como el encuentro de motoristas más antiguo de toda España con un sólido prestigio ganado a lo largo de medio siglo, con una fidelidad inquebrantable y cuasi religiosa a unos valores de amistad que, por desgracia, parecen hoy caídos en desuso.
Arguis: reunión, que no concentración

Planteada con una sobriedad prácticamente espartana, la de Arguis es una imagen congelada (nunca mejor dicho) en el tiempo que se repite cada año y donde nada ha cambiado desde que en 1974 se celebrase la primera edición.
La decana de España es un lugar ciertamente particular, único diríamos, que reúne (recordemos que los amigos se reúnen y los desconocidos se concentran) bajo la sombra de las montañas del Pirineo, con un frío de espanto y en torno a una gran hoguera, a todos los locos viajeros que posiblemente nunca encontrarás en ningún otro evento organizado en España.
Un lugar donde tú y tu bagaje motorista, tus viajes, tus anécdotas, tus proyectos y tus sueños son los protagonistas. Charlar y compartir componen el inusual programa de actos de esta Invernal a contracorriente organizada por el Moto Club Monrepós.
Prohibido no motos

Otro punto importante para remarcar es que, en Arguis, en la línea de muchos otros encuentros europeos, está totalmente prohibido sin excepciones asistir en algo que no sea una moto. Aquí, bajo ningún concepto, se aceptan ni coches ni caravanas ni nada distinto a un sidecar o una moto de dos ruedas.
¿Qué sentido tiene ir a una reunión motorista en algo que no sea una moto? Y solo puedes llevar lo que tu moto pueda cargar, así que nada de carpas ni montajes: tu tienda de campaña, tu moto y tú.
Como muestra, un botón. El pasado año se prohibió el acceso y se anuló la inscripción a un matrimonio que acudió con una autocaravana y la moto en remolque, aunque la aparcó lejos. Porque eso se considera una ofensa al espíritu de Arguis y por ende, al resto de participantes que realizan el viaje invernal, su particular Camino de Santiago sufriendo los rigores del frío para llegar hasta allí.

Además, el propio ayuntamiento prohíbe expresamente el estacionamiento de coches, furgonetas y autocaravanas. Si no vas a ir en moto, ni te molestes en acercarte y elige otra de las muchas propuestas que hay en España, pero no Arguis.
La Invernal de Arguis es, por derecho propio, la nota disonante e irreverente en los tiempos actuales. Enarbolando los valores del motociclismo europeo frente a las modas traídas de fuera y bajo la única bandera de la amistad sin fronteras, no es ciertamente una actividad para todos los públicos.
No solo por la extrema sobriedad y su legendaria dureza, sino porque si no tienes algo que contar, algo que quieras descubrir o una historia que compartir, Arguis no será tu sitio, pese a que nunca una reunión motorista fue más extrovertida y abierta que esta.
La magia de Arguis

Si te atraen sus valores debes viajar en solitario y sin amigos hasta allí sin ningún reparo, ya que después del fin de semana volverás con decenas de nuevas amistades de varias nacionalidades y muchos proyectos y destinos rondando tu cabeza. Aunque no lo creas es cierto.
Tan solo lleva algo que compartir junto a la hoguera, sin ningún tipo de vergüenza: un embutido de tu pueblo, un queso, un licor… Algo que identifique tu origen y permita a quien tengas al lado conocer un trocito más de mundo. Con ello darás pie a una conversación inolvidable. Es la magia de Arguis.
Conversar sin parar, unas fotos que van y vienen, indicaciones y reseñas sobre mil destinos, anécdotas extraordinarias, un mapa de carreteras abierto junto a un plato de embutido y una bota de vino. No encontrarás ningún tipo de espectáculo para entretenerte, no escucharás música, ni verás tiendas donde comprar baratijas, solo un frio terrible, nieve algunos años (incluso llegando en ediciones al corte total de accesos), una hoguera, un nutrido puñado de locos y las montañas del Pirineo a tu alrededor.
Chorizos y morcillas contra quesos

No escucharás ningún impresentable cortando encendido. Tampoco podrás montar tu chiringuito para encerrarte con tus amigos, ya que aquí o se viene a compartir con todos…. o no se viene. Por ejemplo, un participante francés contaba el año pasado que era muy divertido haber presenciado la Batalla Culinaria entre el chorizo y la morcilla de Valladolid, frente a una selección de quesos del Bearn Francés… que al parecer se saldó, como casi siempre, con un empate.
Una reunión que es oficialmente bilingüe francés-español, manteniendo la vieja tradición motard de utilizar el francés como lingua franca, donde podrás escuchar conversaciones en multitud de idiomas…
No te preocupes, los signos también son admitidos. Más del 50% de los participantes acuden allende nuestras fronteras, representando a gran parte de la vieja Europa. Un maremágnum de idiomas y procedencias unidos en una comunión casi mística, de modo que todos parecen ser amigos de toda la vida, aunque se acaben de conocer.
«Influencers» no, gracias

Pese al sólido prestigio de la Invernal, aquí tampoco encontrarás a los más famosos influencers que se jactan de sus aventuras al recorrer el mundo (alguien dijo aquello de “donde no hay mata, no hay patata”), sino que encontrarás personas anónimas que recorren el mundo sin patrocinadores, sin ser su trabajo, por vocación y sin pedir más likes a cambio que un profundo sentimiento íntimo de felicidad por descubrir otras culturas y lugares.
Créenos que esos locos viajeros existen, aunque no los veas en otros eventos, ni tengan blogs o canales de Youtube. Descubrirás que en muchos casos no asisten con los últimos modelos de moto y podrás encontrar decenas de casos de gente muy mayor viajando con ya millones de kilómetros encima.
Nada de postureo, ni selfies para el Insta, pero miles de datos y referencias en la cabeza, como una auténtica enciclopedia, sobre cualquier lugar al que pretendas viajar, desde los Alpes y Cabo Norte a Mongolia o la Patagonia.
Un lugar donde nadie es más que nadie

Encontrarás, eso sí, a organizadores de varios prestigiosos encuentros europeos, y quizá entre la multitud alguna celebridad, pero aquí simplemente será uno más compartiendo valores, conversación, viandas y hoguera, porque en Arguis nadie que comparta sus valores es más que nadie.
Otra particularidad es que muchos de esos locos viajeros tienen por costumbre realizar el viaje con su primera moto (si la conservan) o una similar, por lo que es muy frecuente ver Vespa, OSSA, Bultaco y similares con decenas de arguises encima que salen una vez al año para hacer el viaje completo hasta Arguis.
Fácil también es encontrarte con ciclomotores y viejas 2T de 80 y 125 cc. Como muestra, en la edición del año pasado asistieron 6 motos de la extinta marca MZ de la vieja Alemania Oriental. ¿Cuántas veces has visto una sola MZ en una reunión motorista española?

Por otra parte, son muchos los sidecares asistentes desde varios países europeos y, como es lógico, las viejas BMW R 80 Y R100 GS, Transalp, XT, Africa Twin, Pegaso y similares comparten aparcamiento con las más modernas maxitrail plagadas de electrónica.
Sirva como anécdota que meses atrás uno de los más conocidos miembros del Moto Club Monrepós, el Yeti de las nieves Nils Manté, recibió en una concentración española el premio a la moto con más kilómetros (350.000 km) en su Transalp del 2000; los organizadores no se lo creían y tuvieron que hacer comprobaciones extra…
Este hecho en Arguis entraría dentro de lo normal dado el extenso kilometraje de las motos que acuden. La cita, como siempre desde 1974, el último fin de semana antes de Navidad en mitad del Pirineo Oscense, en la localidad que con justicia recibe el título de Capital del Mototurismo Español: Arguis. Algo tendrá el agua cuando la bendicen, y es que el año pasado la Invernal agotó todas sus plazas quince días antes de celebrarse ¿De veras te lo vas a perder?

JAVIER BERNA