Moto Guzzi V7: neoclásicas renovadas

Neoclásicas dinámicas, prácticas y eficaces, con el característico estilo Moto Guzzi V7 donde el motor V2 transversal adquiere notable protagonismo desde 1966. Sustentado por el tradicional chasis doble cuna y la transmisión por cardan, son indisociable estigma del espíritu V7 de Moto Guzzi desde el diseño original de Giulio Cesare Carcano para la primera V7 de hace casi medio siglo. Eficacia de concepto.

Esos mismos puntales fueron seguidos por el ingeniero Lino Tonti para crear en 1977 la versión compacta, entonces de 350/500 cc. Es concepto de marca al que se han mantenido fieles para el relanzamiento V7 en versión de 750 cc. Un acierto que ha adquirido notable éxito empresarial desde su nacimiento en 2012. Anualmente, cuatro mil unidades salen de sus líneas de producción con destino a los mercados motociclistas más exigentes del mundo. Neoclásicas puestas a la hora actual, en técnica con un nuevo volante de inercia en baño de aceite y en estética. Para consolidar su posicionamiento y hacerlo crecer, han creado una segunda edición de sus tres modelos Racer, Stone y Special con nuevas cromáticas que evocan otros modelos anteriores de la, casi centenaria, marca a orillas del lago italiano de Como. «Diseños de origen»€ familiar.

En ruta por el Lecco

Desde la histórica fábrica de Mandello del Lario -donde todavía alberga el primer túnel del viento para estudios aerodinámicos aplicados a la motocicleta construido en Europa (1955)- emprendimos ruta con la V7 Stone depósito Verde Agata, evocación de la primera V7 S3 («Essetre«) que equipó frenos de disco y lucía el mismo color, aunque en tono más claro. Tuvimos ocasión de recorrer rutas de la región de Lecco elegidas expresamente por MotoGuzzi para darnos a conocer las industrias de sus tres proveedores más cercanos a la fábrica. A decir verdad, uno de ellos, la fundición de cilindros y culatas Gilardoni, es vecino inmediato. Solo les separa el camposanto, que para esos casos suena más amable que cementerio.

Durante la jornada subimos y bajamos colinas por sinuosas carreteritas, cruzamos pueblos rurales de una comarca que en el s. XIX tuvo gran crecimiento industrial. Pero no perdió su encanto campestre y labriego. En esa ruta entre villas y villorrios, visitamos las factorías de Domino y Alpina. Industrias medianas, muy bien utilladas con maquinaria modernísima de control numérico y robótica por doquier. Ejemplares instalaciones que han sabido evolucionar con el paso del tiempo para mantenerse en la élite de sus segmentos. Domino: Puños de gas, palancas de freno y embrague, piña/conmutadoras, etc. Alpina: radios y llantas.

Hicimos parada y fonda en un caserón, en plena campiña agrícola, convertido en casa de agroturismo donde producen la mayoría de productos que sirven a su mesa, incluido el pan con aroma y sabor de pueblo. Para la ocasión sirvieron un exquisito «risotto» cocinado con vino prosecco (espumoso blanco triestino) y queso mantecoso de cabra elaborado en la casa. Sabroso plato para realzar con acierto el arroz autóctono Vialone Nano, de grano grande y almidonoso.

A ritmo ligero

La conducción de la V7 es muy agradable, fácil para cualquier nivel de pilotaje, divertida y ágil. Es ligera (179 kg), manejable, dócil y obediente a las maniobras que se le ordenan. Se deja llevar con soltura. Es buena compañera de baile. Con 48 CV a 6.200 rpm, apta para el carné A2, y un poderoso par motor de 60 Nm a solo 2.800 rpm, asegura brillantes respuestas desde bajo régimen. Invita a conducirla con marchas largas para aprovechar con mayor efectividad las cualidades de su ágil parte ciclo. Utiliza las cotas de geometría convencionales, mejor decir clásicas, que en puridad es lo que le corresponde. Hablamos de 1.449 mm entre ejes con un avance de dirección de 109 mm y lanzamiento de tija de 27º50´: lo que se llevaba antes, y lo que más neutra hace una moto.

Tiene paso rápido y decidido, se mueve con soltura y brío, traza las curvas con aplomo y exacta trayectoria; pisa muy bien de delante. Es moto fácil, eficaz y amable, capaz de divertir mucho al consumado motociclista y deleitar al neófito, sin discriminación de sexo. Porque el reducido tamaño y comedido peso de la V7 la hacen también muy, muy adecuada para las chicas; es una moto idónea para ellas.

Estable y precisa

El comportamiento de las suspensiones ofrece buena estabilidad y direccionalidad. La horquilla de 40 mm es suficientemente rígida para los esfuerzos que recibe sin perjudicar el confort. El frenado de su hidráulico está bien tarado en equilibrio entre confort y eficacia. Los amortiguadores traseros andan a la par, aunque debieran ceder algo de rigidez para ganar en confort. La frenada es potente y progresiva. El disco flotante delantero, de 320 mm con pinza Brembo de cuatro pistones, es modulable y progresivo. El trasero de 260 mm, con pinza flotante de doble pistón, es buen asistente en la zaga. Ambos son suaves de manejo, táctiles, y potentes en respuesta. En cualquier caso, hablar de apuradas de frenada no encaja en absoluto con el concepto de las Moto Guzzi V7 ni en su conducción: resultan más efectivas llevándolas sueltas, hilando fino y sin estridentes maniobras. De proceder así, resultan motos fáciles para disfrutar de la conducción, aprovechar las sinuosas carreteras de montaña y divertirse a ritmo «allegro».

No se puede decir lo mismo del cambio de velocidades. Largo de recorrido e impreciso de manejo, está en desacuerdo con las demás virtudes de la moto. Reduciendo marchas acusa una dureza impropia de los hábitos actuales; requiere determinación en los movimientos del pie izquierdo. Le falta suavidad, resulta tosco€ Demasiado neoclásico.

Ergonomía para turismo deportivo

La posición de conducción acomoda al piloto con la misma amabilidad mostrada por su comportamiento dinámico. Asiento confortable, depósito estrecho, manillar a media altura y anchura contenida, estriberas ligeramente elevadas y atrasadas, hacen sentir bien instalado al conductor desde el primer instante. Una buena posición semi-turística con guiños deportivos para atacar en curvas; las suspensiones lo permiten. Si bien la horquilla (Marzocchi) tiene buena suavidad y deslizamiento, el doble amortiguador trasero se muestra duro, rudo y seco en el paso sobre irregularidades medianas; una tradición genuinamente «Made in Italy» de aquellas generaciones que primaron en el último tercio del pasado siglo. Y aún permanece a pesar de que desde entonces los amortiguadores han evolucionado enormemente. Con los Bitubo opcionales equipados con depósito de gas separado y regulación hidráulica se debe mejorar este aspecto.

A todo eso, el perfil de los neumáticos Pirelli Demon hace fácil la entrada en curva y cumplen a la perfección su compromiso de adherencia y dirección durante la trayectoria. Claro está que en esa agilidad de dirección también colabora la llanta de 18″ que permite montar un neumático estrecho (100/90) montado en llantas de aluminio.

En ciudad, la Stone y la Special se mueven con soltura para driblar automóviles y hacer quiebros. Cambian de dirección con rápido reflejo, bailando entre las piernas, prestas al siguiente paso del tango urbano. Además, el perfil del asiento permite alcanzar con holgura el suelo a pesar de los 805 mm de altura declarados: parecen menos. Son buenas compañeras para la urbe donde destacan y se hacen notar por su atractivo diseño estético del más puro concepto neoclásico y con la inconfundible personalidad exclusiva de una saga con nombre y apellido propios: Moto Guzzi V7. Stone, Special y Racer: para hacerse ver y… divertirse.

Ficha técnica

Motor: 4T, 2 cil. En V; aire
Cilindrada: 744 cc
Potencia máxima declarada: 35 kW (48 CV) a 6.200 rpm
Par máxima declarada: 60 Nm a 2.800 rpm
Cambio/Transmisión: 5 vel./Cardan
Chasis: Tubular acero
Suspensión delantera: Horquila telescópica, 40 mm
Suspensión trasera: 2 amortiguadores
Freno delantero: 1D. 320 mm
Freno trasero: D. 260 mm
Neumático delantero: 100/90-18
Neumático trasero: 130/80-17
Entre ejes: 1.449 mm
Altura asiento: 805 mm
Cap. depósito: 22 l.
Peso declarado: 179 kg (sin gasolina)