La retirada de Jorge Lorenzo (y de otros campeones del mundo)
El momento de la retirada de un piloto como Jorge Lorenzo -y de casi cualquier deportista profesional- ocurre en el primer tercio de su vida. A partir de ese momento, toca reinventarse, hayas hecho dinero o no, hayas estudiado o no, porque la esperanza de vida supera de largo los 80 años.
El anuncio de Jorge Lorenzo de que se retiraba pilló al paddock en Cheste por sorpresa, pero porque el balear venía dando señales de que quería continuar el año que viene. Sus resultados deportivos venían diciendo -a gritos- que el retiro estaba ahí, pero nadie lo quería ver; seguramente, él tampoco.
Solo pueden haber ocurrido dos cosas: o ha reflexionado y cambiado de opinión, o le han hecho reflexionar con poderosos argumentos. Eso no es lo relevante. Lo que convertía en insostenible la situación es que había un año de contrato pendiente, y Jorge ya no era piloto de MotoGP desde el momento en que no hacerse daño empezó a ser la prioridad.
Aunque Marc Márquez se ha bastado para conquistar la triple corona, Honda no se podía permitir otro año así. Jorge ya no estaba a la altura, y tenía que jugar sus cartas de la mejor manera. Porque de ahora en adelante, lo más probable es que no vuelva a igualar su nivel de ingresos del último lustro, y solo tiene 32 años. Si la temporada pasada Dani Pedrosa estaba amortizado por sus resultados, el recambio en Repsol Honda -Lorenzo- debía por lo menos mejorar su rendimiento en 2019. Probablemente sea el rendimiento de Pedrosa -también campeón del mundo de 125 y 250- la vara de medir con que se fiscalice a Alex Márquez en HRC.
En motociclismo de velocidad -cronómetro mediante- es muy difícil tapar debilidades propias. Cuando se piensa en no hacerse daño, es irremediable que suban los tiempos, no se apriete donde se tenga que apretar y, por compensar en otras áreas del pilotaje -o de la pista-, se pierda el norte, los errores se concatenen y el desastre se manifieste.
Conforme se llega a la treintena, es más difícil encontrar motivación para correr en un ambiente tan competitivo; por cada año de edad, el esfuerzo para estar al nivel requerido para ganar en MotoGP es inmenso, más aún si hay lesiones por medio. Que Valentino Rossi siga peleando -ya solo por podios, eso sí- pasados los 40 se puede considerar una anomalía del Universo. Que naciera en un circuito y las carreras sean su vida es parte de la explicación, pero no más importante que la capacidad de trabajo y una determinación sin límites.
Tanto Lorenzo como Pedrosa tuvieron un bajón de nivel -en solo una temporada- que les hizo ver que, de momento, más carreras no. Han tenido la suerte que no tuvieron otros pilotos como -sin salir de Honda- Michael Doohan, víctima de sus caídas, o Freddie Spencer, retirado en la veintena por problemas en los antebrazos. A Alex Crivillé -ya fuera de Honda- le retiraron unos desvanecimientos sobrevenidos por toda la presión soportada durante años. Wayne Gardner y Eddie Lawson se retiraron voluntariamente en la treintena, y ambos compitieron en coche posteriormente, como ha hicieran Surtees, Hailwood y muchos más, para seguir sintiendo la adrenalina de la competición.
Kevin Schwantz y Kenny Roberts jr. se retiraron en Suzuki el año posterior a sus respectivos títulos de 500. El texano arrastraba problemas crónicos en la muñeca, pero lo que le decidió a retirarse fue una charla con Wayne Rayney volviendo en avión de Suzuka en 1994, solo un año después de su lesión medular. Schwantz había ganado el mundial de 1993 sin su némesis en pista. Ya tenía su mundial, pero nada iba a ser como antes.
Y así, en general, todas las despedidas son tristes. Vienen precedidas de una decadencia evidente y la irrupción de jóvenes valores, como en las peleas de ciervos. No fue así en el caso de Casey Stoner, retirado a los 26 años en plenitud de facultades, hastiado del mundial y sus compromisos, pero igualmente triste. Solo un piloto logró imponerse en su última carrera en MotoGP, en 2006 y como wild card: Troy Bayliss. En ese momento era piloto de SBK tras quemar su etapa en el mundial de MotoGP con solo tres podios en 2003 y ninguno en 2004 y 2005. Posteriormente fue Campeón del Mundo de SBK en 2006 y 2008, sumado a su título de 2001. Pero eso es ya otra historia.
PIPE HINOJOSA