Nombres de modelos de motos que identifican a la marca en 2023 y el pasado: más allá de las siglas
El nombre de un modelo de moto te lleva a una marca, identificándose con ella. También lo hará una letra o un conjunto de ellas que conformen las siglas que determinan el «apellido» de una moto pero, en este particular, ¿hasta qué punto es más eficaz en busca de llegar lo más lejos posible en un mercado repleto de modelos con sus siglas identificativas? ¿Mejor con un nombre?
En cierto modo, sí, o al menos es lo que la teoría nos viene a confirmar dado el éxito que, durante décadas de comercialización de modelos de motocicletas, han tenido lanzamientos que han llegado a lo más alto en las listas de ventas. Un aspecto que no exime del empleo de unas siglas para alcanzar tan altas cotas… o incluso más, aunque el marchamo de un nombre parece mostrarse con mayor firmeza, continuidad en el tiempo y en el recuerdo de los aficionados, e incluso los que no lo son tanto.
Precios, ofertas, fichas técnicas e imágenes de TODOS LOS MODELOS DE MOTOS Y SCOOTERS del mercado
Nombres de modelos de motos: a la diana de la marca
Pongamos un ejemplo en el que resulte todo ello especialmente evidente. Supongo que resulta complicado identificar una Ducati solo por una letra y un número, V4 sin ir más lejos. En realidad, Panigale es la firma que rubrica la moto e identifica, de manera directa, la marca que la produce en sus diferentes opciones y versiones. Una seña de identidad que vale su peso en oro en un mercado en el que hecho de destacar supone un importante «suma y sigue».
Y ya que hemos comenzado hablando de motos deportivas, otro ejemplo con más raigambre y tiempo a cuestas identificando una casi incalculable estirpe de modelos sport la encontramos en Kawasaki. La saga Ninja es sinónimo de moto derivada de la competición, lo máximo a lo que un aficionado puede aspirar en un modelo producido en serie proveniente de los circuitos mediante cilindradas que abarcan un amplio rango de mercado y diferentes carnet, desde el de coche, pasando por el A2 hasta el A «full power».
Pero si en el rango de las deportivas encontramos más siglas que otra cosa (cada departamento de marketing sabrá lo que hace), en otros la nomenclatura personalizada es moneda de uso común tal vez porque, como en el caso que sigue, se busca separar la moto de la que proviene para identificarla con un carácter propio, por supuesto, enraizado con sus orígenes.
Así sucede con las naked deportivas de mayor éxito. El de la saga Honda Hornet sirve como perfecta muestra de lo indicado: nació como propuesta «desnuda» de la superventas Honda CBR600F a la que, una vez desprovista de las fibras que cubrían motor y chasis, había que darle un buen «repaso» dada la cantidad de cables, tapas y cubiertas de atractivo dudoso que contenía la deportiva del ala dorada. Un diseño afilado y atrevido se vio recompensado con uno de esos nombres que «pican», Hornet: había nacido así el abejorro que tantas alegrías ha dado a la marca incluso en su última actualización durante el presente año 2023.
Pero el mercado europeo no se queda atrás y ha aprendido perfectamente la lección. Sería complicado identificar por unas simples siglas a una Ducati Monster, otra naked sport de larga estirpe. Cierto es que comenzó bajo la denominación M 900, pero todos la conocemos y recordamos como la primera Monster nacida de la mente del italoargentino Miguel Ángel Galuzzi, fruto de desnudar una 900 SS, para montarle un manillar más alto y plano con un faro redondo en el frontal, aderezado con una carrocería algo más «bruta», menos redondeada y minimalista.
Nombre y diseño: claves del éxito
Un nombre marca la pauta y lanza una imagen directa a tu mente al ser evocado. Sin embargo, sin un diseño que impacte de una forma y otra, nada serviría lo acertado de la nomenclatura de una moto en concreto. ¿Serían tan conocidas las Brutale si las identificáramos únicamente con siglas?
MV Agusta hizo lo propio comentado más arriba con sus F4, esto es, despojar a su deportiva estrella del carenado y dar forma a una naked sport que, efectivamente en su caso concreto, «pasó» de las siglas a un nombre con fuerza y garra. Las Brutale son motos exclusivas en su gran mayoría actualmente, pero han sentado las bases de un marchamo claro y directo, diseño incluido.
Sin salir de Italia, el país del diseño y el glamour, no podríamos dejar aquí de mencionar a las Tuono. Aprilia mantiene su esencia deportiva en una moto de manillar alto cuyo nombre nos lleva a identificarlo con eso mismo: motos sport apenas semicarenadas, pero claramente «de ataque» sea de la cilindrada que sea; porque también en su caso, la primogénita nació de las primeras RSV con motor V2 «al desnudo», con un impacto visual propia del país transalpino y acompañado por una denominación, a día de hoy, eterna.
Encontramos en el mercado europeo la senda dibujada por los modelos hasta ahora expuestos una prolongación más, dentro del sector de las naked sport, en la saga Duke. Podrás encontrar «duquesas» más o menos potentes, pero sabrás que puedes subirte a una KTM 125 Duke 125 con el carnet de coche, disfrutar de la KTM 390 Duke o la KTM 790 Duke con el A2 y volverte loco en sensaciones y diversión a los mandos de una KTM 890 Duke o KTM 1290 Super Duke R; si las vistes pasan a denominarse RC… pero ya no es lo mismo.
Motos retro: imagen de marca
Antes de abandonar el segmento naked, pasamos del sport al retro con el motor al aire y manillar más bien bajo para encontrarnos con la BMW R nineT, que tanto ha hecho por alargar la vida del bóxer opuesto en su configuración más básica para dar forma a una moto de esencia evidentemente clásica derivando, además, en otras con tendencias scrambler o incluso deportivas «old school». Un nombre y concepto que ha dado para mucho y a cuya proyección no parece que se le vea el final ni mucho menos.
Queda claro que Europa apuesta por el «nombre de pila» para muchas de sus motos emblemáticas y, dentro de la naked retro, tampoco podemos olvidarnos de las Bonneville comercializadas por Triumph. Una denominación que viene de décadas atrás, bastante más que las mencionadas unas líneas más arriba y que ha servido para que la firma británica continúe hoy, en pleno siglo XXI, marcando el territorio genérico de las motos naked clásicas con modelos inconfundibles… de nombre identificativo como pocos, con comentarios de la competencia del estilo «se parece a una Bonneville». Carácter no es algo de lo que carezcan las «Bonnie».
Para cerrar algunos de los ejemplos más destacados, la reciente aparición de la familia Meteor de Royal Enfield también identifica a una serie de motos con larga tradición, tanto en el mercado británico como en otros más lejanos. Hoy día, como ayer, una Meteor es sinónimo de moto retro sencilla, robusta e incombustible, para usuarios que solo les guste preocuparse de conducir y poco más.
El éxito de las trail
Por supuesto, parte del éxito de las trail proviene, además de una evidente y atractiva versatilidad, de un nombre que rápidamente identificas con la marca que lo fabrica, e incluso con el modelo concreto si no dispone de muchas versiones y cilindradas para elegir.
Fue así como comenzó la senda del éxito Suzuki con las V-Strom, lanzando en primer lugar la versión con motor de 1.000 cc derivado de la deportiva TL1000S y la sport-turismo SV1000S, para dar en la diana con la «hermana pequeña», la Suzuki V-Strom 650 poco después. Hoy día V-Strom es sinónimo de trail para todo y para todos, con un amplísimo despliegue en el mercado de modelos que incluso llegaron a tocar el grupo de las motos de iniciación con la Suzuki V-Strom 250 (motor de la Inazuma, otra naked «nombrada» y legendaria de la firma de Hamamatsu).
Yamaha, por su parte, ha sabido labrarse un camino propio en el segmento de las trail con las Ténéré, partiendo de las primeras que se abrieron paso en un entorno de motos deportivas que las superaban de manera amplia en el ámbito prestacional. Con el paso del tiempo, la firma de los diapasones ha dotado a su particular saga trail Ténéré de un marchamo propio con motos de todo tipo pero, sobre todo, de marcado espíritu aventurero y «dakariano», donde la actual «setecientos» no es más que la cabeza del iceberg de un extraordinario éxito comercial.
Y si Ténéré es sinónimo de Yamaha, Transalp y Africa Twin lo son de Honda. He aquí otro ejemplo de impacto comercial que sirve como magnífica muestra para ser estudiado en las escuelas de marketing. Si los rally raids de los años 70 (principalmente el París-Dakar) y décadas posteriores sirvieron para que las marcas que participaban en ellos los emplearan como altavoz de sus modelos, hoy día es el propio mercado el que se alimenta de todo ello mediante motos que evocan el pasado aventurero con la magia de vivir el presente y la esperanza de un futuro todavía más prometedor, animado por motos tan versátiles como siempre, pero cada vez más atractivas en cuanto a la amplitud de sus posibilidades de uso, con modelos tanto de corte muy aventurero como otros menos radicales y más enfocados a un pilotaje práctico y multifuncional; ayer con los exquisitos motores V-Twin, hoy con los más sencillos twin paralelos Euro 5.
Custom y otras «rarezas»…
Más de uno podría escandalizarse si denominamos «rareza» a modelos bajo la denominación Tracer… A fin de cuentas, no deja de ser una moto que deriva de una trail, desembocando en una sport-turismo asfáltica de altos vuelos; más extraña podría ser la Niken dada su condición de moto de tres ruedas…
Lo cierto es que la familia Yamaha Tracer no solo tiene un pasado reciente glorioso, sino un futuro de lo más prometedor dentro de su particular segmento con un nombre ya plenamente asentado en los mercados de todo el planeta. Algo, por poner otro ejemplo evidente, también trasladable a la perfección a Kawasaki con la saga Versys.
Así, vamos a cerrar estos ejemplos de nombres de motos con personalidad propia, de los que te llevan a pensar directamente en la marca que los manufactura, con dos de esas denominaciones que nos acercan al terreno de las custom, donde por supuesto no podía faltar Harley-Davidson: con las Sportster como modelo de iniciación al universo H-D, ha sido parte de la tabla de salvación en los momentos más difíciles de la firma norteamericana aplicando la política de vender «cantidad a precio ajustado».
En la acera de enfrente, Indian también ha tirado de galones del gran jefe guerrero Chief como identificativo de una familia de motos custom, sí, pero también con cierto arraigo sport que no ha pasado desapercibido ni por los propios incondicionales de la marca, ni por los que se han acercado a ella por la calidad de sus productos. Algo parecido a lo que sucede en la actualidad con las Kawasaki Vulcan.
A fin de cuentas, el tiempo da la razón no solo a los nombres que respaldan las motos, sino también a las propias máquinas que demuestran su valía generación tras generación.