Prueba Macbor Shifter MC1 125: Jóvenes adultos

25 Prueba Macbor Shifter MC1 125: Jóvenes adultos
Fotos prueba de la Macbor Shifter MC1
Ramón López
Ramón López
Dicen los expertos que la adolescencia se prolonga cada vez más. Se aducen motivos sociales, pero la mejor muestra es que la nueva Macbor Shifter MC1 125 te da motivos para sentirte como con 16 años y el carné A1 recién sacado aunque peines canas.


Para muchos, pilotar una moto de 125 cc se ha convertido en el auténtico elixir de la juventud. El recuerdo de hace años (¿muchos, demasiados? Tú pones el listón) llevando una ciclomotor por carretera o fuera de ella es una huella que se queda grabada sin opción de que desaparezca de tu «disco duro». O quizá eres de los que siempre ha mirado tan de reojo como con pasión la sensación que rodar en moto y nunca te has atrevido a dar el paso definitivo. La posibilidad que ofrece la reglamentación del carné B de coche convalidado (tres años de experiencia) de conducir motos hasta 125 cc con una potencia máxima de 15 CV ha abierto, abre y abrirá muchas puertas a todos estos perfiles. Y en el caso de modelos como la nueva Macbor Shifter MC1 125, aún más.

Esta novedad de marchas de «octavo de litro» se instala en el segmento de las motos naked («desnudas») de cariz más deportivo. La firma española Macbor es la encargada del diseño y puesta a punto de este modelo cuya fabricación se realiza en China. El resultado es uno de los mejores exponentes del recurrente «calidad/precio» que muchos anhelan, pero que pocos logran en su totalidad. La observas por sus cuatro costados y manoseas todas sus piezas buscando el listado clásico de «puntos a mejorar» que es común a los modelos de propuesta más económica, y te será casi misión imposible.

Macbor forma parte del grupo de Motos Bordoy, y te recuerdo que entre sus marcas se encuentran iconos como MV Agusta. Así entenderás que hay líneas de la Shifter que te recuerdan a motos de un infinito mayor rancio abolengo. Ese chasis multitubular, la línea sinuosa de su escape con doble salida final, las ópticas agresivas, el futurista guardabarros trasero, el soporte de matrícula… ¿Y todo esto por 2.599 €? Sí, y no solo es un dechado de diseño, sino que la calidad de sus piezas y terminaciones está a la altura que promete. Lo cierto es que no hay otra forma de dar vida a una marca que empezar haciendo las cosas bien. No en vano, personal español especializado supervisa regularmente varias veces al año el proceso de producción. De otro modo, en caso de error habría pocas opciones de marcha atrás y el mercado no suele premiar las correcciones.

Ahora me preguntarás, con razón, si en marcha mantiene el nivel. Vamos a verlo.

CÓMO ES LA MACBOR SHIFTER MC1 125

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Primero detallemos los aspectos técnicos de la Shifter, término que hace referencia a los cambios semiautomáticos que portan fundamentalmente las superdeportivas de última generación y que sirve para cambiar de marcha (hacia arriba y, en ocasiones, también hacia abajo) sin necesidad de cortar gas ni tocar la maneta de embrague, tan solo accionando la palanca del pie izquierdo. La Macbor no dispone de esta tecnología ni siquiera como accesorio, pero el toque sport queda implícito.

Detalles como su pantalla 100% digital profundiza en este sentido, con información abundante y muy clara. Cuando se enciende, el protocolo pone en marcha todos los dígitos, incluso una secuencia de 1 a 9 en la parte reservada a la marcha engranada. ¿Estarán desarrollando un cambio de más de cinco marchas? Dejemos la ficción y volvamos a la realidad, y ésta nos trae un conjunto frontal formado por una horquilla invertida con barras de 37 mm de diámetro de sobresaliente aspecto a la par del disco de 280 mm a la altura. La pinza dispone de tres pistones, los dos exteriores reservados para la maneta derecha y el central en cumplimiento del obligatorio sistema de frenada combinada CBS (cuando no se recurre a un ABS) para entrar en acción junto al trasero mediante el pedal derecho. A destacar asimismo una quilla que otorga añadido «streetfighter» al diseño de depósito y colín o los acabados de la tornillería en general.

Uno de los aspectos más notables es el juego de LED a modo de «luces diurnas». No solo dispone de espectaculares líneas a los flancos del faro principal, sino que en los bordes de las aletas a ambos lados del depósito encontramos dos novedosas filas también de LED que la identifican de inmediato de toda su competencia. Su visión en marcha es digna de motos de mucho más porte, cilindrada… y precio. El mismo argumento vale para el faro trasero o los intermitentes, estos con atractivo diseño en rombo.

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El motor es de origen Zoghsen, el fabricante chino de mayor prestigio. Se trata de un monocilíndrico con culata de dos válvulas refrigerado por aire que se beneficia de un sistema de inyección firmado por Delphi (MT 05) para la superación de la normativa Euro 4. Es el mismo que en el resto de la serie Macbor 125, aunque con relaciones de cambio específicas. Está encajado dentro de un chasis multitubular de claro acento italiano, decorado en rojo en las terminaciones de color negro o blanco (negro en la edición roja). El único amortiguador trasero refleja su sentido más deportivo frente a la primera Macbor en aparecer en el mercado, la serie custom Rockster/Flat, lo que refleja la variedad de propuestas de la marca barcelonesa, todavía inmersa en el lanzamiento inmediato que darán una atractiva profundidad a su catálogo.

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CÓMO VA LA MACBOR SHIFTER MC1 125

Llegado el momento de subir a la nueva Macbor Shifter MC 125i, te recibirá con un espacio disponible muy amplio. El manillar queda un tanto elevado para un perfil de naked tan sport, pero a cambio resulta en una comodidad excelente, sin cargar un ápice tus brazos ni muñecas. La calidad de los mandos es destacable, con un diseño acorde con la terminación general. Solo sobra el pulsador de luz de cruce, instalado pero inútil ya que no puedes apagarlas, ni se debe por normativa.

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La llave de contacto se encuentra en la parte superior frontal del depósito, otro detalle de altura. Cuando se gira, la pantalla te recibe con la muestra de toda la información que puede acoger, incluyendo indicador de marcha engranada y nivel de combustible. Mediante dos botones dispuestos en su parte inferior se puede elegir entre parcial, totalizador o velocidad máxima alcanzada, así como la regulación del reloj horario. El tacómetro corre por arriba en una franja sin línea roja hasta las 11.000 rpm. Ya te adelanto que corta a 10.000 rpm, y no lo hace de forma tan brusca como era de esperar en un acelerador por cable convencional. Quizá no habría estado de más incluir una parte convencional final en rojo para ponerte alerta. El sonido de escape ya te va diciendo que «hasta aquí hemos llegado», por cierto, sin el más mínimo sonido metálico, ya sabes, «a lata». Y no olvides que dispone de una toma USB protegida por una tapa bajo la pantalla. Lo dicho, diseño y utilidad.

Tras apretar la maneta izquierda insertamos primera. El tacto de embrague es soberbio y al mismo nivel está la caja de cambios. Ni un ruido extraño ni resistencia o tacto extraño. La primera es más que corta. Solo servirá para salir de los semáforos o tras detenerte por completo. Desde segunda comienza ya un rendimiento como el esperado en cuanto a sensaciones de un motor monocilíndrico de 125 cc que promete casi 11 CV. El empuje desde abajo es muy aceptable, también cuando se estira en busca de más prestaciones. En el indicador de velocidad máxima de mi unidad mostraba un tope de 114 km/h de marcador, lo que supondrá con toda seguridad una real superior a los 100 km/h como debería ser exigible a todo modelo, scooter o moto, de 125 cc para circular con seguridad por vías de circunvalación.

Un apunte. Estos motores son muy sensibles en función del grado de rodajes que exhiban. Es muy apreciable la diferencia de rendimiento de una unidad con poco más de 300 km respecto a otras con más del doble de kilometraje. Como es obvio. Del mismo modo, si se realiza un rodaje adecuado, el resultado final será un funcionamiento óptimo y durante más tiempo.

Pero el aspecto más destacable de su motor es la suavidad. No encuentras la más mínima vibración a ningún régimen de giro. El eje de balance hace su cometido a la perfección. Este comportamiento, junto al buen ajuste de todas sus piezas, promete kilómetros y kilómetros de calidad en uso diario. El radio de giro es adecuado y la dirección es muy fácil con su neumático delantero en medida 110. Circular entre coches es un juego de niños gracias a su ancho manillar combinado con una distancia entre ejes de solo 1.300 mm y un peso de 130 kg. La agilidad está garantiza. Y a través de los retrovisores se ve correctamente el tráfico que te sigue.

El pasajero también recibe su dosis de atenciones. Dispone de asas de diseño muy RR, pero prácticas, además de una parte de asiento de dimensiones considerables. Sus estriberas, como las del pasajero (también el soporte) están realizados en aluminio con un acabado de gran calidad. Son desplegables y no disponen de goma, pero no es necesario en ausencia de vibraciones parásitas. Solo el hecho de tratarse de un vehículo con menos de 11 CV y lo que ello significará en términos de prestaciones fuera de la urbe será un punto a tener en cuenta en su conducción a dúo. Pero a las velocidades legales en ciudad resultará una solución muy acertada.

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Cuando es necesario, o simplemente por placer, salir de la ciudad, la Shifter también presenta sus credenciales. El depósito de 15 l. promete una autonomía de casi 500 km gracias a un consumo entorno a los 2,7 l./100 km. La solidez de su parte ciclo es reseñable, con unas suspensiones muy bien puestas a punto y un chasis que facilita cualquier maniobra. Solo el basculante de acero exhibe una imagen estándar entre tanto componente de calado.

Los cambios de dirección o las correcciones de trazada, tan sencillos a sus mandos, significan una conducción de mucha confianza. Solo admite regulación en el monoamortiguador (anclado sin bieletas al basculante), aunque es una tarea un tanto laboriosa ya que hay que desmontar piezas para acceder a él y requiere herramienta. Este funcionamiento a tono con su propuesta sport también la hallamos en sus frenos. El sistema combinado funciona de forma adecuada, y el mordiente inicial de ambos ejes es siempre correcto. Solo cuando buscamos su límite nos encontramos con una respuesta más agresiva que pone en aprietos a los neumáticos Cordial de serie. Quizá le estés pidiendo a la Macbor Shifter lo que no es, aunque te lo sugiere con tanto ahínco.

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