Prueba Macbor Johnny Be Good 125: fascinación neo-retro

20 Prueba Macbor Johnny Be Good 125: fascinación neo-retro
Fotos de la Macbor Johnny Be Good a prueba
Nicolás Merino
Nicolás Merino


En un momento en el que el segmento de las motos de 125cc y de estilo retro no para de crecer, ha llegado esta nueva Macbor Johnny Be Good 125 para demostrar que con poco se puede hacer mucho. Estilo Café Racer de los años 60 combinado con la tecnología más actual hacen de esta moto una opción recomendable tanto de quien empieza por primera como para los más veteranos.

No es ninguna novedad que el segmento de las motos de estilo vintage, retro o como quieras llamarlo está en alza. La práctica mayoría de las marcas tiene entre su gamas de productos algún modelo que beba de la esencia Café Racer. Si reducimos esas búsqueda a motos de pequeña cilindrada, que no requieran el carnet específico de moto, el número de fabricantes se reduce significativamente. En este sentido, Macbor llega como un soplo de aire fresco al segmento de las 125cc.

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La firma propiedad del Grupo Motos Bordoy -importador/distribuidor de marcas como SYM, MV Agusta, Niu, Indian y Husqvarna- llega pisando fuerte con la puesta en escena de tres modelos, los cuales dan vida a la Gama Classic: Lord Martin 125, Eight Mile 125 y Johnny Be Good. La Lord Martin es el eje central de la gama, la Eight Mile tira hacia un desempeño más campero, mientras que la Johnny Be Good representa el modelo más deportivo, con elementos únicos como la horquilla invertida o el disco de freno frontal alojado en el lateral izquierdo. Es este último modelo el que hemos tenido la oportunidad de probar en Barcelona, por las míticas calles que daban vida y forma al circuito de Montjuic.

Cómo es la Macbor Johnny Be Good 125

Nada más verla, salta a la vista la estética ‘John Player Special’ que han llevado monoplazas de Fórmula 1 de la década de los 80 y que todo apasionado del motor reconocerá y celebrará. Una línea exterior de contornos redondeados se complementa con detalles que ponen de relieve una naturaleza que podríamos considerar más lógica de preparaciones especiales. Estamos hablando, por ejemplo, del recubrimiento de fibra del sistema de escape o de los espejos, los cuales salen de la parte final de unos semi-manillares con una ergonomía mucho más racing. La conexión con las motos del siglo pasado puede verse también en la inclusión de una pata de arranque, en el material y las formas del asiento o en la inyección Mikuni emulando las formas de un carburador de toda la vida.

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Pero la Johnny Be Good también aglutina las tecnologías más recientes. La iluminación es de tipo LED, intermitentes incluidos, la inyección es electrónica y la frenada combinada. En cuanto al motor, cuenta con el mismo bloque que el resto de modelos, un monocilíndrico 4T, refrigerado por aire que desarrolla 9,6 CV de potencia a 8.000 rpm y un par máximo de 9,5 Nm a 6.500 rpm. Con estas prestaciones, la Johnny Be Good ofrece una velocidad máxima de 115 km/h y un consumo de 1,9 l/100 km. A diferencia de sus hermanas, esta dispone de un depósito de gasolina mayor, que llega hasta los 14,5 l -la Eight Mile tiene 12,5 l-.

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En cuanto a la parte ciclo, la Macbor Johnny Be Good es el único modelo de la Gama Classic que incorpora horquilla invertida delante y doble amortiguador trasero con depósito de gas separado de serie. La instrumentación cuenta con dos esferas analógicas sin ningún elemento digital al más puro estilo retro.

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Para frenar, la Johnny Be Good confía en un sistema combinado CBS en el que el 70% del esfuerzo ejercido en la palanca derecha va dirigido al eje trasero y el 30% restante a la grupo de frenos delantero.

Cómo va la Macbor Johnny Be Good 125

Con solo 780mm, la altura más baja dentro de la Gama Classic, el acceso a la moto es realmente sencillo, incluso para las personas de menor estatura. La postura de conducción es más deportiva que en el resto de modelos debido a la posición de los semi-manillares. Las piñas cuentan con todo lo necesario y están a una distancia correcta, independientemente del tamaño de las manos.

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Como ya te hemos contado en la prueba de la Eight Mile 125, en marcha es realmente suave. Algo que contrasta con el bramido de su pequeño motor cuando aceleramos con alegría. Del característico escape, el cual emula a los que se empleaban en las Café Racer de los años 60, sale un sonido que nos recuerda al de una Moto3 y que se complementa con unas estiradas limpias y elásticas. El cambio es más que correcto y no hace falta emplear mucha fuerza a la hora de subir o bajar marchas. El testigo del neutro facilita mucho la labor de saber cuándo se está en punto muerto sin la necesidad de estar jugando con la palanca y el embrague.

Las suspensiones cuentan con una puesta a punto generalmente deportiva, algo muy de agradecer en zonas reviradas. Todo ello se conjuga con un chasis y unos neumáticos que transmiten una gran estabilidad y nobleza desde el primer momento en el que te subes a la moto. El rendimiento de la frenada combinada es muy bueno, con un tacto en la maneta o en la palanca derecha que nos permitirá hacer deceleraciones suaves, o bruscas ante cualquier imprevisto, con seguridad.

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La Macbor Johnny Be Good no pasa desapercibida en la ciudad. Ya sea por su estética o por su característico sonido, esta moto es ideal para moverse entre el tráfico urbano, si bien, los espejos dificultarán la labor de pasar entre los coches. Es una moto ágil, manejable y que se desenvuelve a la perfección de semáforo a semáforo. La disposición del sistema de escape puede hacer que sintamos su calor cuando estamos en parado, por lo que conviene vigilar dónde dejamos la pierna derecha.

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No tuvimos oportunidad de probar este modelo por carretera, aunque sí lo pudimos hacer por algunas de las curvas más emblemáticas del extinto trazado de Montjuic. En zonas reviradas demuestra mucho aplomo y es relativamente sencillo llevarla por el sitio. El comportamiento del motor a bajas revoluciones es soberbio y a la vez suave, sin transiciones bruscas. La autopista es un escenario posible para la Macbor Johnny Be Good 125, aunque poco recomendable debido a su nula protección aerodinámica.

Más información de la Macbor Johnny Be Good 125