Primera prueba Macbor Rockster 125i: Las cosas bien hechas

Macbor pertenece a Motos Bordoy. «Mac» hace referencia al «Mc» escocés, que en el fondo quería decir «hijo de» y «Bor», obviamente, de Bordoy. Significa, por tanto, «hijo de Bordoy»: la única marca propia del grupo de empresas catalán, muy conocido por ser importadores de muchas marcas a lo largo de sus historia. Entre ellas, las que ahora representan: SYM y MV Agusta. La gente que compone Motos Bordoy «saben» de motos. Pero saben de verdad y además, les gustan de verdad. Por eso, la idea de manejar su propia marca, como ya hicieron con aquellas motos infantiles, era cuestión de tiempo. Ahora, Macbor renace. Y lo hace con una gama de 5 modelos en 125 cc que pronto crecerá con más modelos y más cilindradas.

De esa primera gama de modelos previstos, la Rockster 125i ha sido la primera en pasar por las manos de la prensa especializada, en una presentación en San Sebastián. Una presentación «bien regada», por una importante tormenta de agua que chafó los planes de ruta que se habían preparado pero que no impidió hacer los primeros kilómetros por carretera y ciudad con la primera de las nuevas Macbor. Y ya te adelanto: la moto está muy bien pensada y muy bien hecha.

Claro, Bordoy, como te digo, «sabe» de motos. Y son ellos los primeros que te dicen que es prácticamente imposible saltar de la nada a una gama de motos completa sin pasar por acuerdos con fabricantes asiáticos. Pero de ahí a encargar la fabricación de «x» unidades, con mi logo en el depósito, hay mucha distancia. No son así las Macbor. Este proyecto ha llevado más de 2 años de trabajo, más de 70.000 kilómetros de pruebas, innumerables viajes a China y un sinfín de trabajo sobre casi el 80% de las piezas de la moto, hasta conseguir lo que buscaban. Y se nota cuando la pruebas.

La moto la fabrica Zongshen, bajo el diseño y control Macbor. Este fabricante tiene acuerdos también con el grupo Piaggio y de allí salen algunos de los scooters de la marca italiana para medio mundo, incluida, en algunos modelos, Europa. Fabrican más de 4 millones de motos actualmente; no es mal «socio» para estas cosas. Si sobre esta base, adecuas la moto al gusto europeo y a la calidad que se requiere en Europa, tienes una gran moto. Porque las cosas bien hechas, bien parecen.

CÓMO ES

Ya te lo había adelantado: la Rockster parte de la base de una Zongshen, una moto que en Bordoy conocieron en Colombia, otro mercado en el que trabajan, y que les sorprendió por su fiabilidad en aquel mercado. Estas Zongshen, como cabe esperar, son motos bastante simples y básicas, pero de buena terminación: como te decía es uno de los principales fabricantes asiáticos. Sobre esta buena base se ha trabajado para hacer de esta Rockster una 125 básica, con un diseño custom atractivo y actual y de buen funcionamiento. Un chasis tubular de simple cuna desdoblada en acero de geometrías típicamente custom, con una horquilla estándar y dos amortiguadores de gas detrás, que serán una de las claves estéticas de la moto. Estos van anclados a un basculante, también en acero, de sección rectangular, muy clásico. Disco lobulado delantero, tambor trasero, ambos unidos por el pedal de freno trasero (ya sabes, la Euro 4 «manda» que lleves frenada combinada); no es uno de los puntos fuertes de la moto, este sistema.

Emplea un motor con culata de dos válvulas refrigerado por aire. Su diseño, Zongshen, por supuesto, se basa en el antiguo diseño CBF 125 de Honda, pero no es un motor de origen Honda (no confundamos). Equipa un sistema de inyección electrónica Delphi y lleva un eje de balance interior para anular vibraciones, cosa que consigue con bastante eficacia. Se monta un cambio de cinco velocidades en el que se ha trabajado para ofrecer un desarrollo bien calculado en el uso que se le da en Europa y nuestra forma de conducir. Se ha conseguido así una moto que, con un motor que desarrolla entorno a 11 CV sea muy aprovechable y eficaz, aunque no sabemos todavía, a falta de medir en pruebas más exhaustivas, sus prestaciones.

La moto lleva el equipamiento justo. En el cuadro hay, simplemente, un cuentakilómetros con una pantalla digital. No hay cuentavueltas ni tampoco reloj horario; el primero no lo echamos mucho en falta en una moto así, donde simplemente el oído permite cambiar sin hacer barbaridades. Pero el segundo, el reloj de hora, sí nos parece más interesante y necesario en ciudad. El manillar ha sido objeto de un estudio concienzudo: han probado unos cuantos de ellos hasta dar con el que se consideró perfecto para su estilo en cuanto a comodidad y apariencia.

Los mandos tienen buen tacto y van metidos en piñas metálicas; están bien, pero en el lado derecho lleva, inutilizado, el interruptor general de luces. Ya sabes, otra vez la Euro 4, que obliga a que ahora las luces vayan siempre encendidas y, en este caso, parece ser que hacer moldes para una piña nueva sin este mando encarecía sin necesidad la moto. Bajo la esfera del cuenta, una ristra de luminosos te dice si estás en punto muerto o en qué marcha vas. En este aspecto, resaltar el funcionamiento del cortacorrientes de la pata de cabra y el cuidado al detalle de Macbor: en motos de ese origen generalmente cortan sin más, no puedes tener la moto en marcha ni en punto muerto, si está la pata extendida. Macbor sí ha conseguido que en fábrica hagan las cosas «como se debe»: sólo se para el motor si engranas una marcha con la pata puesta, no en punto muerto.

Piloto trasero de LEDs, igual que las intermitencias, pata lateral y caballete central, una cuidada terminación de todos los detalles, para un precio contenido de 2.199€. La Macbor Rockster 125i supone, en estas condiciones, una de las custom más atractivas del mercado actual e incluso puede ser una opción para cualquiera que busque una moto básica, de estética diferente, a un precio razonable.

CÓMO VA

La Rockster entra por los ojos. Es una moto bien dibujada, que parece más grande a la vista de los que realmente es. La placa de matrícula elevada, los colores escogidos, o el manillar, que se eleva para volver a bajar son buenos trucos para conseguir este efecto. Es baja de asiento y con más de 1,4m entre ejes es una moto larga para su tamaño, cumpliendo así con la imagen «long&low», en la más pura tradición custom. Al tiempo, se ve en ella una moto moderna. Los amortiguadores de gas, el disco lobulado, las placas laterales, los pilotos de LEDs… hay cantidad de detalles que le dan un toque moderno y actual, consiguiendo esa combinación clásico-moderno tan en boga hoy día. Tras verla y mirarla en detalle, toca subirse a ella.

Llevas la llave en un lado de la pipa de la dirección. Ello hace que el bloqueo esté en una cerradura aparte, al lado de la principal. Es algo típico en motos de estas, pero no negaré que en el día a día es algo aburrido tener que emplear dos cerraduras. Con el contacto dado, botón de arranque y moto en marcha. No suena mucho, no hay vibraciones y todo es muy correcto. No hay ruidos mecánicos ni mala formas. Primera entra con suavidad y el tacto de todos los mandos es perfecto. Sales en primera y las primeras sensaciones que te llegan es de comodidad de marcha y de suavidad, así como una estabilidad fantástica a baja velocidad, que permite avanzar al ralentí sin titubeos y con buen equilibrio. La posición de conducción es muy buena. Lleva plataformas reposapiés y un manillar con cierta forma «cuelgamonos», pero la posición resultante resulta natural y fácil, sin nada forzado. Hubo quien en la presentación opinaba que el pedal de freno debería ir más bajo: no es mi caso; lo encontré en buena posición. Eso si, alguno de los que se quejaba iba con botas de carretera y yo no, con calzado de calle. Quizá esté ahí la diferencia.

Salimos a la carretera con algo de lluvia. Según subimos al monte Igueldo, con la lluvia arreciando, en seguida «canta» una de las limitaciones de esta moto: los neumáticos. En seco tienen un pase, en mojado son mejorables. Aún así, la Macbor se muestra noble de chasis, con un comportamiento sano y natural y, sobre todo, con uno de los mejores motores de la categoría de los 125 cc básicos: lleno de par, con buena respuesta y sin vibraciones ni malos modos a ningún régimen. Ya bien empapado por el agua que cae, vuelta a San Sebastián, después de anular parte del recorrido previsto, probamos la moto en ciudad.

Y gira bien, resulta cómoda y ágil entre coches. También frena muy bien; el tacto es bueno y tienen potencia. El único problema es el CBS al que obliga la ley ahora: el pedal de freno actúa sobre el tambor trasero y el disco delantero. En condiciones normales, no supondrá mayor problema y cumplirá con su cometido: permitir que los que tienen menos experiencia, usando sólo el pedal, detengan la moto sin problemas. Pero sobre asfalto resbaladizo supone un problema: si voy frenando de atrás y toco el delantero (como se debe de hacer) la rueda delantera puede deslizar. De hecho, en el asfalto de San Sebastián, recién empapado, hubo en esta presentación quien comprobó, de forma no voluntaria, esta afirmación. 

LO MEJOR

• Motor suave y con buena respuesta
• Buen nivel de acabados y equipamiento
• Precio razonable

MEJORARÍA CON 

• Comportamiento de los neumáticos en mojado
• Actuación del CBS (freno combinado)
• Falta reloj horario

FICHA TÉCNICA Macbor Rockster 125i
 
Cilindrada
124,7cc, 4T, monocilíndrico; aire 2V OHC
Potencia máxima declarada
10,6 CV a 7.500rpm
Par máximo declarado
9,2 Nm a 6.000rpm
Cambio/Transmisión
5 velocidades
Chasis
Simple cuna desdoblada en acero
Suspensión delantera
Horquilla telescópica Ø37mm
Suspensión trasera
Doble amortiguador de gas
Freno delantero
Disco lobulado
Freno trasero
Tambor (CBS)
Neumático delantero
90/90-18″
Neumático trasero
130/90-15″
Entre ejes
1.435mm
Altura asiento
720mm
Capacidad depósito
13,5 l.
Peso declarado
142Kgs
PRECIO
2.199€