Prueba Kawasaki Ninja ZX-4RR: juguete para niños grandes
Con la nueva Kawasaki Ninja ZX-4RR, la marca japonesa ha recuperado un segmento ya olvidado pero muy querido para los amantes del motociclismo. Hacia finales de la década los 80 y principios de los 90, la todopoderosa industria nipona de las dos ruedas tuvo la genial idea de concentrar el rendimiento de sus superbikes de referencia en una fórmula más compacta, dócil y también más barata. Así se creo el segmento de deportivas de 400cc que, desgraciadamente, tuvo muy poco impacto en España.
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La idea era brillante: llevar el diseño, las soluciones en materia de motor, chasis, frenos… a un conjunto más compacto. ¿El resultado? Motos especialmente divertidas, con una curva de aprendizaje adaptada a cualquier tipo de ‘manos’, así como velocidades y exigencias físicas no tan radicales como sus homólogas que por aquel entonces disputaban el Mundial de Superbikes. Una de las grandes estrellas de este segmento fue la Kawasaki ZXR400. De hecho, era la más potente gracias a sus 65 CV de potencia a 13.000 rpm de su pequeño ‘cuatrocientos’ tetracilíndrico… y todo con un peso de 183 kg.
En pleno 2023, Kawasaki ha decidido recuperar esa fórmula con la Ninja ZX-4RR. Los mimbres son los mismos: sensaciones de competición -en este caso, con similitudes a nivel de diseño con la Ninja ZX-10R del KRT WSBK- en una fórmula compacta, ligera y con la dosis de tecnología que ya es norma no escrita en los tiempos que corren.
Cómo es la Kawasaki Ninja ZX-4RR
Un simple vistazo basta para comprobar que la hercúlea Ninja ZX-10R ha sido el espejo sobre el que se ha mirado la Ninja ZX-4RR. Con unas formas afiladas, mantiene una de las enseñas de la marca, como es el airbox en la zona central del carenado frontal. En el caso que nos ocupa, esta variante se diferencia de la ZX-4R estándar por la adoptación de los colores oficiales de Kawasaki en el WSBK y por la inscripción ‘ZX-4RR’ en los carenados laterales.
A nivel mecánico, la deportiva nipona tira de nostalgia al contar con el único motor tetracilíndrico de 399cc. Hubiera sido más fácil -y más barato- contar con un bicilíndrico con alguna que otra ‘chuche’, pero Kawasaki ha querido rendir homenaje a la ZXR400 primigenia con un cuatro cilindros en línea que desarrolla una potencia de 77 CV a 14.500 rpm y un par máximo de 39 Nm desde la 13.000 rpm. Además, con la presurización del aire de la admisión -cosa que sucede a alta velocidad-, desde Kawasaki aseguran que su ZX-4RR puede llegar a los 80 CV de potencia. Como puedes ver, para esta prueba han añadido una cola de escape Akrapovic que figura en el equipamiento opcional.
Desgraciadamente, Kawasaki ha confirmado que la Ninja ZX-4RR -ni la ZX-4R- no contarán con versiones A2; y esto se debe a que esa disminución de potencia supondría ‘matar’ a la filosofía y forma de ser de esta moto. La vertiente electrónica también es un pilar importante en este modelo. Así, los cuatro modos diferentes, Sport, Road, Rain y Rider (personalizable), permiten adaptar las ayudas, como es el caso del control de tracción y los Power Modes, a diferentes situaciones de conducción. En este sentido, es la variante Ninja ZX-4RR la que brilla un poco más, al incluir de serie un quickshifter de doble acción.
Para la parte ciclo, Kawasaki ha diseñado un nuevo bastidor de tubos de acero, al que se le han añadido un juego de suspensiones Showa ajustables en el caso de la Ninja ZX-4RR. De hecho, en el tren delantero nos encontramos con una horquilla Showa BFRC-Lite, misma tecnología que tenemos en la Ninja ZX-10R. Por su parte, el equipo de frenos se compone de sendas pinzas monobloque de cuatro pistones y discos semi-flotantes de 290 mm en el tren delantero. Detrás, tenemos una pinza monopistón y un disco de de 260 mm. Las llantas de 17 pulgadas están calzadas con unos neumáticos Dunlop GPR300 en medidas 120/70 y 160/60. Aunque en nuestro caso, se usaron para circuito Pirelli Rosso III.
A su sistema de iluminación LED se une una pantalla LCD a color de 4,3 pulgadas con toda la información necesaria. Además, añade un modo circuito que muestra en el propio display los tiempos por vuelta, marcha engranada y las revoluciones con especial atención a la zona aprovechable de este motor, que es a partir de las 10.000 rpm. La aplicación Kawasaki Rideology se puede utilizar para conectarse a un Smartphone y realizar diversas funciones, como registrar la información de la ruta GPS y la información de conducción del vehículo.
Cómo va la Kawasaki Ninja ZX-4RR
Con lo que te he contado acerca de la Ninja ZX-4RR, su presentación internacional sólo podía tener un escenario posible: un circuito de velocidad. Dicho y hecho por parte de Kawasaki, que nos citó en el mítico trazado de Calafat, en Tarragona. Después del Jarama, la pista catalana es una de las más antiguas de nuestro país y, a diferencia de la pista madrileña, aquí no existen normativas anti ruido que arruinen la experiencia que supone una buena jornada de tandas.
Con los calentamientos previos a cualquier entrada a pista ya realizados y el traje de faena puesto, solo quedaba echar un vistazo más de cerca a la Ninja ZX-4RR. Es una moto compacta y muy accesible. Incluso con los caballetes puestos, llegar al suelo en su asiento colocado a 800 mm de altura es relativamente fácil con mi 1,70 metros de altura. La pantalla tiene el tamaño ideal para una correcta lectura y, a través de dos botones situados en su base, podemos cambiar al modo circuito, que es donde tenemos la información necesaria para rodar. Sí que es cierto que se echa en falta que este ajuste se realizara desde las piñas, que lo cierto es que están muy bien acabadas.
Con todo ajustado, llega el momento de la verdad. ¿Cómo suena este tetracilíndrico? En la era bicilíndrica, escuchar este tipo de motores te traslada a una época pasada sin tanta presión política en lo que a sonido y emisiones se refiere…. el mero disfrute por disfrute. Ya habíamos oído con anterioridad cómo suena este bloque, pero no con la cola de escape de Akrapovic. Nostalgia y sonido de competición bajo una misma nota de audio embriagadora. Es hora de meter primera y enfilar los antiguos boxes de Calafat hacia el pit lane. La posición de conducción de la Kawasaki ZX-4RR no es totalmente deportiva, sino que mezcla elementos sport-turismo.
Por ejemplo, la posición del manillar es más elevada que en la de una R pura, mientras que la parte trasera no está muy alta, por lo que no carga mucho el cuerpo hacia adelante. Eso sí, las piernas y las estriberas sí que van retrasadas como un remanente de deportividad nata. Es mi primera vez en Calafat, pero aquí entra en juego un elemento clave de la Ninja ZX-4RR: sus prestaciones y comportamiento la convierten en una ‘moto escuela’ de circuito perfecta. Con el modo Sport activado, que limita las ayudas electrónicas al mínimo, solo pasan una vueltas antes de que parezca que me conozco la pista de toda la vida. Y en todo este tiempo la Kawasaki Ninja ZX-4RR ha respondido con determinación.
Una vez te has hecho a la moto, la Ninja ZX-4RR me vuelve a arrojar una dosis enorme de nostalgia. Se tiene que llevar como una 2T; y es que su motor empieza a rugir a partir de las 10.000 rpm y no muere hasta las 14.500 rpm -si no la llevas en ese rango de vueltas, la moto no corre-. Además, su escaso freno motor premia el paso por curva por encima de las frenadas Stop&Go más propias de motos supersport o superbike. Pero la entrega de potencia es en todo momento lineal. Únicamente abriendo gas en curvas cerradas, notaremos cierta deriva del tren trasero, que también era más acusada por unas gomas que no están pensadas para circuito y por una temperatura de pista que superaba holgadamente los 40 grados.
Mención aparte merece el funcionamiento del quickshifter de doble acción y el embrague antirrebote de la Ninja ZX-4RR. Para circuito, son dos elementos totalmente imprescindibles para disfrutar al máximo. El sensor del cambio está muy bien calibrado y evita cambios inesperados si apoyamos la bota en la palanca. Además, tiene un recorrido bien marcado para saber que la marcha ha entrado bien. Por su parte, el embrague responde a la perfección incluso en las reducciones más agresivas.
Con 189 kg declarados en el caso de la Ninja ZX-4RR, moverte con ella en pista es tan fácil como respirar. Los cambios dirección se ejecutan sin dificultad. En el apartado de suspensiones, la moto se muestra algo blanda de hidráulicos, especialmente en el tren trasero. Pudimos solventarlo en cierto modo, endureciendo el muelle trasero, lo que mejoró notablemente el comportamiento de la moto al abrir gas. Pero, en términos generales, la moto responde perfectamente, yendo por la línea que tú le marcas.
En lo que respecta al equipo de frenos, la Ninja ZX-4RR tiene un buen mordiente y modularidad. Sin embargo, no es suficiente para las frenadas de circuito, donde el ABS entra con demasiada facilidad en las frenadas más agresivas, lo que provoca una pérdida de efectividad en este escenario. Para terminar, su ergonomía en circuito, a la hora de acoplarse, deja un poco que desear. Hay poco espacio en el asiento, lo que impide que nos podamos acoplar correctamente en las rectas.
LO MEJOR
-Diseño deportivo, compacto y muy atractivo
-Sensaciones de competición: el motor se tiene que llevar ‘arriba’
-Vertiente electrónica completa
MEJORARÍA CON
-Ajustes de la pantalla en las piñas
-Más espacio en el asiento para acoplarte correctamente
Así vemos la Kawasaki Ninja ZX-4RR
En carretera: –
En ciudad: –
En circuito: 4
Pasajero: 2
Confort: 3
Equipamiento: 4
Autovía: –
(Puntuación de 1 a 5)
Ya han pasado cuatro tandas y parece que me sé el circuito como si hubiera rodado siempre. Y en eso la culpable es la Kawasaki Ninja ZX-4RR. Es todo un acierto recuperar un segmento como este, ya que puede suponer el germen para que otras marcas se atrevan a lanzar sus propios modelos. La Ninja ZX-4RR es todo aquello que promete: una moto deportiva, con la que se puede ir muy rápido en circuito y que sin duda te dará grandes alegrías durante su conducción. Y todo ello con componentes de primera calidad y una amplia dotación tecnológica. Sin duda, serás la envidia entre los demás niños grandes en este parque llamado circuito.
Fotos: ULA Photo&Video
