Prueba Honda Vision 110: Con vistas a la ciudad
Vision, PCX, SH Mode, SH y Forza. Esos cinco modelos conforman la gama que puedes llevar con carnet de coche dentro de Honda. Conforman una gama completa capaz de satisfacer cualquier necesidad que te lleve a comprar un scooter. Desde los «obsesos» del consumo, a los que el PCX encantará, hasta los que quieren lujo y prestaciones, que con el Forza tienen de sobra de ambas cosas. Desde los que necesitan un transporte simple y eficaz, al estilo «de siempre», como hace el Mode, o quieren todo un icono de la movilidad urbana, como es el SH, también conocido como Scoopy, aunque hace mucho que no es su nombre oficial. ¿Y el Vision?
Bien, si necesitas un scooter eminentemente urbano, no quieres gastar mucho dinero en su compra o en su mantenimiento, pero no quieres renunciar a la calidad de una de las primeras marcas del mundo, el Vision es tu scooter. Desde hace años que tienes esta posibilidad. Pero en 2021, aprovechando la necesidad de revisión que suponía la adaptación a la Euro 5, este scooter se ha renovado por completo, con un nuevo chasis, un motor revisado y mayor equipamiento, manteniendo un nivel de precio casi de scooter de oferta.
Vision es un nombre recuperado de la historia. Muchos, los que a finales de los 80 ya estabais en esto de la moto, recordaréis aquellos Vision en 50cc y 75cc que, con motores de 2T, formaban parte de la gama Honda. La marca siempre, desde que en 1954 presentaran el espectacular Honda Juno, ha estado desarrollando scooters. De hecho, son el fabricante con el mayor éxito en este sector, si consideramos al Cub y Super Cub como tal tipo de vehículo: más de 100 millones de unidades fabricadas desde 1958, que hacen que sea el vehículo a motor más vendido de la historia.
El Vision aprovecha toda esa experiencia y se percibe como una herramienta de movilidad casi ideal en la ciudad: un chasis concebido para aunar comodidad y seguridad, un nuevo motor tan fácil y suave como un eléctrico, un tacto general a la hora de rodar a la altura de la marca que representa. Pero ten claro ese enfoque: el Vision es un scooter ciudadano; si quieres hacer carretera tienes otras opciones en la gama. Porque el Vision es un 110cc de poco más de 8 CV. Esto tiene sus ventajas en una suavidad especial de marcha y, lógicamente, se refleja en un consumo muy reducido –menos de 2 litros a los 100 oficialmente- pero también limita un tanto sus prestaciones: sobradas en la ciudad, pero algo justas en la carretera. Y con un precio de 2.390 €, en el margen más accesible de su segmento, donde pocos rivales tiene si nos atenemos a su equipamiento.
Cómo es el Honda Vision 110
Es curioso el trabajo que Honda ha realizado sobre el Vision para modernizarlo. Y es curioso porque, entre otros cambios, se ha revisado el equipamiento incluyendo cosas que solo sueles ver en scooters de cierto nivel: siendo Honda y siendo el scooter que intenta ser económico dentro de la gama -y lo consigue-, es de agradecer ese esfuerzo. Sin embargo, luego ves detalles que no convencen: ¿Un scooter ciudadano y sin un reloj horario? Pero vamos desde el principio.
Se parte de un bastidor rediseñado, en tubo de acero soldado con láser, en el que se ha conseguido, siendo más ligero, una buena combinación entre comodidad y estabilidad. Lo han bautizado eSAF (Enhanced Smart Architecture Frame), a juego con el ya famoso nombre de motor eSP. Han conseguido que el Vision pare la báscula en 100 kg, con ruedas de 16″ delante y 14″ detrás. De la amortiguación se encargan una horquilla telescópica normal y un solo amortiguador trasero lateral.
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Para frenar, disco delantero de 220mm y un tambor trasero: lleva sistema CBS, por lo que al frenar con la maneta izquierda actúan ambos frenos, unidos de forma mecánica por las manetas. Esta configuración, ya poco vista en scooters, tiene el inconveniente de variarte el tacto de las manetas en función de cómo frenas: cuando actúas sobre la maneta izquierda, esta «tira» mecánicamente de la derecha, dejándola ya tirada, lo que te resta tacto en la frenada. A destacar positivamente: lleva un sistema de frenos de aparcamiento, simple y mecánico, que consiste en una palanca por delante de la maneta izquierda que la bloquea, manteniendo el freno tirado. Estos sistemas antes eran bastante comunes y ahora prácticamente han desaparecido. Y era útil.
El motor es nuevo y pertenece a la familia que Honda llama eSP (enhanced Smart Power), aunque en este caso es el más básico de ellos: dos válvulas con un árbol de levas en la culata, refrigerado por aire e inyección, cubica exactamente 109,5 cc. Es un motor curioso, rediseñado ahora, que solo pesa 22 kg. Carrera larga para buena respuesta en bajos y medios, alcanza los 8,6 cv a 7.500 rpm con un par de 9 Nm a 5.750 rpm. Incorpora el ya probado sistema «Idling Stop» de Honda, que para el motor al ralentí cuando este ya está caliente y llegas a un semáforo, con el que consigue reducir el consumo. También a ello contribuyen otras tecnologías para reducir las fricciones internas del motor.
Y volvemos al asunto con el que empezábamos: el equipamiento. Efectivamente, te encuentras con que no hay reloj horario en el cuadro, por ejemplo, pero sí ese sistema de arranque/parada automático. También lleva arranque con llave de proximidad, con todas las funciones integradas alrededor del pomo de contacto: como en otras Honda, sin necesidad de llave, con el pomo y una tecla al lado puedes abrir el asiento y debajo de este está el acceso al depósito de gasolina. A la hora de guardar cosas, el hueco para el casco se ha ampliado y ahora cabe un integral y en el lado izquierdo del contra escudo tienes una guantera de las que se abren presionando. Por último, otro detalle de calidad: caballete central de fácil uso y pata lateral con desconexión de motor.
Cómo va el Honda Vision 110
El Vision es, como no podía ser de otra forma, un scooter muy agradable. La calidad de Honda no es solo cuestión de fiabilidad, acabados o eficacia: de lo primero que percibes cuando te subes a él es su suavidad, su facilidad. Es un scooter estéticamente correcto: no son unas líneas revolucionarias ni va a «enamorar» a nadie a siempre vista. Es un scooter utilitario, sus líneas recuerdan a los SH y tiene un aire de familia, pero simplificado y más sencillo: transmite bien lo que te vas a encontrar en cuanto arranques. Y hacerlo es sencillo: con la llave de proximidad en el bolsillo giras el pomo de contacto y, sujetando fuerte un freno, -en Honda quieren que frenes de verdad el scooter para arrancar y no que «acaricies» una maneta- pulsas el botón. El sistema ACG (alternador y arranque en la misma pieza) hace girar el motor con toda suavidad, sin el ruido clásico del motor de arranque, y se pone en marcha con total suavidad. Sorprende la ausencia casi total de vibraciones y un nivel sonoro mínimo. Casi que con algo de ruido de ambiente no sabrás si lo tienes en marcha hasta que no abras gas.
Maniobrar en parado es bastante fácil. Es un scooter muy ligero y se llega bien al suelo. La plataforma para los pies, amplia y plana, facilita mucho subirte o bajarte o moverlo con comodidad. Además, gira mucho. Llama la atención, porque sobre él tienes la sensación de ir en un scooter de un tamaño normal: no parece tan pequeño o tan ligero como un D´elight o un Suzuki Address, aunque con datos en la mano es parecido: la rueda delantera de 16″ y un gran espacio para el conductor dan esa sensación.
Ya en marcha se nota mucho esa configuración de motor de carrera larga: es algo que se usó mucho hace muchos años y que en los últimos tiempos parecía haber desaparecido. Sin embargo, parece estar volviendo, con toda lógica, en algunos tipos de motos, y en los scooters ciudadanos de baja cilindrada es, desde luego, muy buena idea. Este tipo de motor destaca por dar buen par más abajo, con buena respuesta en esa zona baja y media del cuentavueltas, aunque les cuesta más subir de vueltas. Un scooter así trabaja al final a base de par: el variador se abre cerca de la zona de par de motor y es donde consigues mayor eficiencia. El Vision lo hace. El resultado: abres gas, sale con suavidad, pero con decisión. El motor suena poco y te da la sensación de subir poco de vueltas, pero lleva hasta los 80-90 km/h con una aceleración constante y muy correcta. Eso sí, sus 8,6 CV hacen que le cueste pasar de ahí. En llano, con algo de bajada, puedes verle pasar un poco de los 100, pero esa no es su velocidad.
Las suspensiones están calculadas para ser cómodas. Lleva neumáticos Cheng Shin Tire (en algún sitio hay que ahorrar) pero la llanta de 16″ delantera le da bastante estabilidad, sea el suelo como sea: bachea muy bien. Los neumáticos no agarran mal en seco, pero tampoco tienes grandes sensaciones de agarre como para hacer una conducción muy deportiva; este scooter te lo permite, pero no lo pide. El asiento es algo duro: se nota que es un scooter para «hacer recados» y no viajar con él, porque cuando te acercas a la hora de uso continuo, se nota. Y frena bien, teniendo en cuenta ese «problema» del freno combinado mecánico que ya hemos comentado: si quieres frenar «como se debe», primero un poco de atrás y rematar con el de delante, hay que acostumbrarse a ese recorrido muerto de la maneta derecha cuando estás tirando al tiempo de la izquierda.
En resumen, un gran scooter en ciudad, cómodo y agradable, a un buen precio para ser la marca que es, algo justo para hacer recorridos largos en carretera, de una eficacia encomiable: tiene un consumo oficial de 54,5 km/l, medido WMTC; 1,8 litros a los 100, lo que le proporciona una autonomía de más de 260 km con 4,9 litros en el depósito.
Lo mejor:
-Suavidad de marcha
-Consumo mínimo
-Sensación de calidad
Mejoraría con:
-Motor de 110: prestaciones justas
-Frenos CBS de tacto mejorable
-Falta reloj horario
Así vemos la Honda Vision 110
En carretera: 2
En ciudad: 5
Pasajero: 3
Confort: 3
Equipamiento: 4
Autovía: 2
(Puntuación de 1 a 5)
El Vision es un gran scooter ciudadano. Es económico, cómodo y agradable, gira muy bien, y en la ciudad es una de las mejores opciones del mercado… si tienes claro que su uso prácticamente exclusivo va a ser ese. El motor de 110cc mejorado con tecnologías de última generación es un mechero y muy fácil de llevar, pero se nota en carretera que le falta un poco más para equipararse con un 125cc. El pasajero tiene buen espacio y es cómodo para el piloto en esos desplazamientos cortos típicos de la ciudad: un caballete central, pata lateral, el sistema de llave de proximidad o el de arranque y parada automático son grandes argumentos en un scooter así y por eso puntúa alto en equipamiento. Eso sí, en la ciudad necesitas un reloj horario. Andar bajando el guante o buscando un poste con reloj para saber si llegas a tiempo no es solución.
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