La noticia del cierre de la producción en España por parte de Yamaha sigue reduciendo un tejido industrial nacional en el segmento de la moto que, hasta hace pocas fechas, nos señalaba como referencia mundial en este sector.

Selección natural

Selección natural
Fórmula Moto
Fórmula Moto


De los tiempos de gloria de Montesa, Bultaco, OSSA o Sanglas (todo hay que decirlo, arropadas bajo el paraguas de un férreo y anacrónico proteccionismo), se pasó en la década de los -80 al desembarco japonés, con el punto culminante de la concentración en nuestro país de tres fábricas de tres gigantes japoneses como Honda, Yamaha y Suzuki. Tres décadas después nos encontramos inmersos en el proceso contrario, con la factoría de Gijón como única superviviente de estas marcas orientales y en una situación harto difícil al igual que las restantes Derbi, Motor Hispania o Rieju. Esta es la cruda realidad (con más desempleo en su epicentro), si bien es cierto que arrastrados por una situación económica mundial delicada, también por unas decisiones políticas de nuestros responsables basadas en el desconocimiento más absoluto del sector.

Pero aunque Honda y Yamaha han cesado su producción en España, seguiremos viendo sus productos rodar por nuestras calles y carreteras. Continuará la actividad comercial de talleres, de puntos de ventas, de empresas auxiliares… todas también imbuidos en un momento muy complicado, en el que sólo sobrevivirán los que mejor se adapten a la situación, los más dinámicos, los más imaginativos… En definitiva, la faceta más extrema de la selección natural. Porque la moto sigue teniendo un futuro ante sí para desarrollarse en una medida que ahora se nos escapa.

Un ejemplo perfecto lo hemos vivido recientemente con el aumento de los índices de contaminación en Madrid y Barcelona. Desde todos los ámbitos se ha planteado como única solución el incremento en el uso del transporte público, cuando esta vía no tendría la capacidad de asumir una avalancha de usuarios de coche que dejaran sus vehículos estacionados cada día para acudir al trabajo. ¿Nadie ha pensado en los ciclomotores, en los scooter, en las motos? Con un porcentaje de turismos que se sustituyeran por las dos ruedas no sólo nos beneficiaríamos en términos medioambientales por su menores emisiones nocivas, sino que con una idéntica relación -un conductor por vehículo-, los atascos se reducirían y el tiempo para realizar un mismo recorrido disminuiría, con la conclusión, de nuevo, de menos contaminación. Y, entre otras cosas, así poder circular de nuevo hasta 120 km/h en las vías de circunvalación de Barcelona…