El próximo 1 de septiembre marcará un antes y un después en el mundo del ciclomotor, tanto que a partir de entonces nos podremos referir a ellos como una auténtica especie en vías de extinción.

Rectificar es de sabios

Rectificar es de sabios
Fórmula Moto
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La evolución del mercado dicta esta tendencia y no sin ausencia de lógica. Lo que en un principio fue una medida aconsejada por la Comunidad Europea para los estados miembros, fue tomada al pie de la letra por el gobierno de nuestro país sin considerar las consecuencias socio-económicas que implicaría. De hecho, en agosto de 2008 ya se aplazó esta medida ante la nefasta previsión que supondría una decisión así en un tejido industrial ya entonces muy tocado por la crisis internacional. Ahora, con la soga ya al cuello, el Congreso ha solicitado la consideración de una nueva moratoria -en atención a la situación económica-, pero también -a las necesidades de las políticas de seguridad vial-.

Porque como han demostrado los más recientes datos de accidentes sufridos por conductores de ciclomotor y de motos de 125 cc, y la experiencia desarrollada tras muchos años de vigencia de la edad mínima de 14 años en nuestro país, el ciclomotor constituye un paso más que aconsejable en el progresivo escalonamiento de carnés de conducción de moto que desemboca, indudablemente, en unos conductores de moto más formados y seguros en el futuro.

Por lo tanto, la batalla al aumento de la edad mínima requerida para acceder al ciclomotor no es sólo una cuestión de intereses económicos. Por supuesto que implicará una caída irremisible de ventas, ya que muchos decidirán esperar un año para adquirir un 125 cc con 16 años y ahorrarse el coste de un ciclomotor para un único año de uso, pero perdiéndose por el camino los dos años de experiencia que acumulaban los que se iniciaban a los 14 años. Y en España, muchos puestos de trabajo dependen de este segmento, una situación muy delicada en un momento económico tan crítico como el actual. No obstante, por encima de esta tesitura, hay que ser conscientes de que nos enfrentamos a uno de los elementos que más pueden hacer por consolidar una política factible de seguridad hacia las dos ruedas.

No perdemos la esperanza de una rectificación a última hora. En estas últimas semanas hemos visto cómo nuestros responsables políticos se han visto obligados a dar golpes de timón presionados por la realidad. Esperemos que en este caso, también se considere una rectificación, que en este caso, es de sabios.