Paco Pacheco, Jerez y el Mal de Alzheimer

Yo, por algunas cosas que veo en el motociclismo español, que es el que verdaderamente me interesa, el que conozco muy mucho después de patearme todos sus recovecos durante 47 años, creo que tiene el -mal de Alzheimer- -tómeseme esta referencia sólo como apunte, ¡por favor! -. Claro que, bien mirado, no sé si este mal lo tiene el motociclismo en particular o los españoles en general, porque ¡hay que ver qué pronto se nos olvidan lo que hicieron nuestros mayores!, los que nos precedieron es cualquier ámbito de la vida, casos excepcionales al margen.

El primer fin de semana de mayo se disputó el GP de España en Jerez, y en Jerez, quince días antes, nos dejaba, a la edad de 93 años, Paco Pacheco, nada que ver con el exalcalde Pedro Pacheco, a no ser que este último fuese apadrinado por el malogrado -Peluqui-, un velocista jerezano que perdía la vida en una carrera en su ciudad conduciendo una moto del equipo de Paco Pacheco.

Paco y Pedro no tenían nada que ver, hasta que un día una causa común les unió, el primero esgrimiendo su tozudez de que Jerez necesitaba un circuito permanente de velocidad donde poder celebrar con máxima seguridad el Premio Internacional Nuestra Señora de la Merced (que venía organizando el MC Jerezano desde 1959, del que Paco era presidente), y el segundo, sentenciando, mientras entregaba los premios en una pequeña tribuna de madera de no más de tres metros, que: -la próxima carrera que se celebre en Jerez será en un circuito permanente-. Para mi fue una más de las muchas -chuladas- que se lanzaban por cualquier ciudad española en que se celebrase una carrera cada vez que esta recaía por el lugar, pero el órdago lanzado por Pedro Pacheco tuvo final feliz y, tras Jarama y Calafat, Jerez se convirtió en el tercer circuito permanente de velocidad español, con el éxito que ha acarreado hasta nuestros días y que bien todos conocemos.

Paco Pacheco me llevó un día a ver los terrenos en los que se construiría el circuito, unas lomas en la carretera de Arcos plantadas de algodón, y en 1986 ya se celebró allí la primera carrera. Pero aquello, por razones que nunca entendí, supuso el desencuentro entre el Circuito-Ayuntamiento y el Moto Club Jerezano, entre el Circuito-Ayuntamiento y Paco Pacheco y su hijo Pepe, los dos motores que propulsaban año tras año el Premio de la Merced, del que nació, queramos entenderlo o no, el gran Jerez motociclista en que ha convertido hoy esta ciudad andaluza.

-Peluqui-, por lo que significó para el motociclismo jerezano, tiene un reconocimiento en el circuito: -curva Peluqui-. Ángel Nieto, por lo que representó, y representa, para el motociclismo español, tiene otra curva. La anterior a ambas, -sin filiación- hasta ahora, y que en un artículo de 2005 en Fórmula Moto yo había dejado caer como -curva Pacheco- por si un día se acordaban del -culpable- de todo este «fregao» que hoy disfrutamos, se la han brindado a -Aspar-, con muchos méritos para tener su sitio en Jerez, (faltaría más después de los títulos obtenidos y los cosechan sus pupilos), pero de Paco Pacheco, alma y vida de las carreras de velocidad en Jerez pre-circuito permanente, tan sólo una corona de flores el día de su entierro. Quince días después se celebraba el Gran Premio, -su- Gran Premio y, ni una palabra, ni una mención, ni el más ínfimo de los reconocimientos.

No hay duda de que cuando el Alzheimer ataca lo hace de verdad, sin miramientos. ¿O hay que dejar de lado la observancia del psiquiatra Alois Alzheimer y preguntarnos si esta falta de memoria no se debe a la enfermedad y sí a la desconsideración que tenemos hacia aquellos que, cada mes de septiembre, con ocasión de las Fiestas de la Merced jerezanas, se complicaban la vida, se gastaban su dinero, ponían las pacas en La Constancia, en San Benito, en Mercajerez para que Jerez tuviese su Premio Internacional de Velocidad cada año?

Quiero entender que todo lo -no sucedido- con ocasión del GP de Jerez 2010 fue un olvido. A la sucesora de aquel alcalde Pedro Pacheco, Pilar Sánchez, le toca enmendar la plana a quien sea para que Paco Pacheco no se nos quede en el olvido. Y yo no me apellido Pacheco, ni soy ni andaluz y nunca viví en Jerez.

Pero todavía no tengo Alzheimer.