Aunque a lo largo de mi vida motociclista he visto -nacer- no menos de cincuenta proyectos de circuitos de velocidad en España, cada vez que surge la noticia de uno nuevo me lo tomo con reservas.

¿Necesita Madrid otro circuito?

¿Necesita Madrid otro circuito?
Fórmula Moto
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Sin embargo, parece ser que el proyecto de un circuito en el suroeste de Madrid, en la zona de  Navalcarnero-El Álamo, tiene visos de que se haga realidad porque está arropado por las ventajas medioambientales que proporcionaría un aeropuerto en sus inmediaciones, además de una buena infraestructura viaria: autopistas A-5 y R-5 en sus inmediaciones. Pero teniendo el Jarama, ¿Madrid necesita otro circuito? ¡Como el agua! Y no es porque el Jarama haya dado de sí todo lo que tenía que dar, que ha sido mucho en su casi medio siglo de existencia, sobre todo en la época en que era el único circuito permanente de velocidad  existente en nuestro país, primero compartiendo protagonismo de GG.PP. con el urbano de Montjuïc y más tarde con el pequeño Calafat como únicos recintos fijos.

Si España fuese un país donde se cuidasen las tradiciones, Jarama debería  seguir vivo por siempre y mantenerse en activo como lo están Monza, Le Mans o el largo Nurburgring, pero al Jarama le pusieron un día la soga al cuello los vecinos de la urbanización limítrofe (vecinos que se asentaron allí cuando ya sabían que al lado se producían sonidos -ellos lo llaman ruido-) y no pararán hasta -ponerle en la calle-. Y a los hechos me remito, pues, hoy por hoy, sólo se pueden celebrar competiciones una veintena de días al año y, en el resto, para cursillos, o hay que limitar el nivel sonoro de los escapes o cortar gas cuando se corona -Pegaso- hasta la bajada a -Bugati-. ¿Alguien entiende esto?

Así las cosas, en Madrid se ha habló de un megaproyecto en Pinto, a todas  luces inviable porque las cifras que se manejaban, cuando todavía no existía el euro, eran astronómicas (casi como lo que costará la ampliación del Canal de Panamá), e incluso el propio Alberto Ruiz Gallardón, cuando era Presidente de la Comunidad de Madrid, también estaba dispuesto a meterse en un proyecto — si Ecclestone -el patrón de la Fórmula 1- le aseguraba cinco años de GP de F1 en Madrid-. ¡Qué -joío- el Gallardón! Con lo que pedía, estaba claro que Madrid no tendría circuito por esa vía.  Como sustituto del Jarama también se ha barajado otro proyecto en las inmediaciones del aeropuerto de Barajas, que se beneficiaría del -paraguas- medioambiental del aeropuerto y de que estaría emplazado en terrenos del término municipal de San Sebastián de Los Reyes (donde también se asienta el Jarama), condición, al parecer indispensable, para que este ayuntamiento recalificase los terrenos del viejo circuito. Pero nadie se ha atrevido a -tirar la primera piedra-, perdón, -a poner la primera piedra-.

Me preguntaba antes si Madrid necesita otro circuito, un circuito. Pero  necesita España más circuitos? Con Jerez, Cheste, Cataluña, Alcañiz y alguno más capaz de recibir GG.PP., parece un contrasentido, pero en los últimos años se ha demostrado, por lo menos hasta que llegó la crisis económica, que los circuitos permanentes son algo más que pistas para competir y que, como centro de prácticas, de escuelas de conducir, se han mostrado como una opción inmejorable para que jóvenes y no tan jóvenes quemen adrenalina, se diviertan, hagan lo que les gusta hacer, con la seguridad que ofrece un trazado permanente. A las muchas convocatorias que se ofrecen me remito para  constatar que la proliferación de circuitos nos ha traído más seguridad.

Madrid, España, sí necesitan otro circuito, porque el Jarama, tal como está, atado de pies y manos, no puede dar servicio a una población como la de Madrid y provincias limítrofes. ¿Provincias limítrofes? No sé si el área más cercana a Madrid de las Dos Castillas y Extremadura estarían servidas por un circuito en el centro de la península, pero lo que sí está claro es que estando cubiertas las necesidades de Aragón con Alcañiz y el triángulo Navarra-País Vasco-La Rioja con el novísimo de San Adrián, lo cierto es que la España del noroeste está pidiendo a gritos -su- circuito, caso de Asturias, ahora mejor que nunca empujado por el -fenómeno Alonso-, y ni qué decir de Galicia, con más de un proyecto ya impreso pero sin que se haga realidad, hasta el punto  de que Portugal se ha convertido en su refugio temporal. Y como no se den prisa unos y otros, quien se puede llevar el -gato al agua- en breve es el noroeste de Castilla-León, más concretamente El Bierzo, gracias a las ayudas que pueden recibir las zonas mineras.

La verdad, con palabras es fácil hacer circuitos, pero con estos mencionados y los reclamados en Baleares y Canarias, España sería el paraíso del motociclista, y más que por competir, que es importante, por lo que suponen de seguridad.