GRACIAS JAVIER HERRERO

Cuando uno es pequeño, 12 o 13 años que tendría yo en esa época, la vida se ve diferente y todo se vive con otra ilusión. Qué pena no mantenerla con el paso de los años. Por entonces, como todo chavalín apasionado de las motos y que aspiraba a convertirse en piloto, uno de mis rituales semanales era ir a comprar la revista MOTOCICLISMO, a ver si con suerte salía algo de alguna carrera de minimotos por las que por entonces yo participaba. La mayoría de las veces no salía nada. Pero lo que sí que salía siempre era la columna editorial de su director Javier Herrero. ¡Javier Herrero! Nada menos que el director de motociclismo. Con mis ojos de preadolescente, aun niño, lo veía como una especie de Dios del Olimpo de las motos. Él era quien decidía el contenido de la revista, de esa biblia semanal de las motos. Es decir, si a él le entraba en gana, yo algún día podría salir en alguna fotillo o alguna mención en su revista. Pero no solía ser así. Las minimotos estaban empezando, y aunque trataban de abrirse camino como podían, costaba mucho.
Hasta un día a principios de 1994. Fue el día que conocí en persona a Javier Herrero. Javier se lió la manta a la cabeza –algo que posteriormente descubrí que le encantaba hacer- y se le ocurrió la idea de organizar la carrera de minimotos más importante de la historia. No creo que haya vuelto a haber algo parecido. Quería apoyar el despegue de las minimotos y la cantera que de ahí podía salir. Lo llamó «GP MOTOCICLISMO de Minimotos», y se celebró en el circuito de Asupark en Madrid. Nunca una carrera de minimotos había despertado tanta expectación. Vinieron pilotos de toda España a correr, incluso italianos. Las parrillas estaban llenas, no menos que las gradas. Aquello fue un auténtico mini-GP por el que pasaron algunos pilotos que hemos podido ver en el Mundial en los últimos tiempos, y aquel día fue un punto de inflexión para las competiciones de minimotos que empezaron a hacerse más y más populares.
El martes siguiente, antes de entrar a clase, fui corriendo a comprar “el motoci” a ver si salía algo sobre mí…¡Y SÍ! En medio de las cinco páginas de aquel reportaje salía una foto mía, pequeñita eso sí, sobre mi podio en Asupark. El primer día que uno se ve en una revista nunca se olvida. Y si era MOTOCICLISMO, con más motivo aún.
Ese mismo año 1994 volví a coincidir con Javier Herrero. Si hubo siempre dos cosas que Javier amaba – al margen de su familia, por supuesto- eran las motos y su pueblo, Saldaña, en Palencia. Así que un día se le ocurrió organizar el GP de Saldaña de Minimotos. Aquel año fue el famoso del equipo HUESITOS, del que formábamos parte Tito Vélez, David García Chamorro –el mejor piloto de minimotos de la historia según Javier-, Pablo Nieto, Fonsi Nieto y yo. Cogimos todos los bártulos y nos fuimos a Saldaña a correr entre bordillos, alcantarillas y balas de paja como se hacía antiguamente. De aquello recuerdo poco, sólo que me tuve que retirar de la carrera, porque en un salto al pasar por encima de una alcantarilla la cadena de mi DM-1 se salio. Javier estaba por allí poniendo orden en todo momento. No me parecía el todopoderoso director de MOTOCICLISMO. Iba de un lado para otro corriendo, y lo mismo se ponía a colocar balas de paja, que se metía en la pista a asistir a algún piloto que hubiera tenido algún percance. Fue muy divertido.
Al igual que esta mi historia con “el cheli”, estoy seguro que cada una de las personas que han pasado por su vida podrían llenar páginas y páginas de recuerdos entrañables junto a él. Porque Javier ha sido una persona que allá por donde pasaba no dejaba indiferente a nadie, y al igual que en mi caso, estoy seguro que muchas personas hoy en día son lo que son gracias a Javier. Quizás “el cheli” se ha ido sin saber a ciencia cierta lo que ha significado para muchas personas que hemos pasado por su lado durante tantos años, pero ninguno de nosotros olvidaremos lo que ha sido para nosotros y para el mundo de la moto, y nunca podremos agradecértelo lo suficiente.
Diría eso de que “descanse en paz”, pero en el caso de Javier eso es imposible. No va a descansar ni en paz, ni en guerra, ni de ninguna manera…simplemente porque no va a descansar. Allá donde ahora esté, seguro que está organizando alguna concentración, o liando a Dios y a su madre para organizar las “Heaven SERIES” –como en su día organizó las “MOTOCICLISMO SERIES” de las que salieron grandes pilotos-, o haciendo un motocatálogo de motos aéreas… o qué sé yo. Pero cualquier cosa menos descansar.
Javier, te echaremos de menos y gracias. Ojalá hubiera más gente como tú. El mundo iría mucho mejor.