Coger el rebufo bueno

Nani Roma prueba el Mitsubishi Racing Lancer (Publicado en Autofácil Nº 99)
NANI ROMA | |
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Quién es | Nació en Vic -Barcelona- hace 6 años y es uno de los pilotos oficiales del equipo Repsol Mitsubishi Ralliart. Está casado, tiene dos hijas y reside en Folgueroles -Barcelona-. |
Su palmarés | Ha ganado el campeonato de enduro de Europa -en 1994- y de España -en 1997-. También ha sido campeón de España de raids -1997- y de la Baja España en cinco ocasiones -1995, 1997, 1999, 2002 y 2005-. Además, logró el primer puesto en la Baja Italia de 1999 y ganó el Dakar en 2004 con una moto de la marca KTM. |
Algo curioso de | A finales de los 80 comenzó a competir en enduro falsificando la licencia de un amigo -Nani aún era menor de edad-… ¡y quedó primero! Fue el primer piloto español en ganar el París-Dakar -2004- y, tras lograrlo, dejó las motos para intentar repetir su hazaña con los coches. De momento, lleva tres intentos y ha quedado el 6º, 3º y 13º, respectivamente. |
En marcha
Este piloto catalán ganador del Dakar en 2004 nos descubre el Racing Race
El pasado 21 de noviembre fue, para mí, uno de esos días en los ue te levantas con una sonrisa en la cara; da igual que el despertador suene a las cuatro de la mañana… porque sabes que el madrugón va a merecer la pena. ¿El motivo? Durante unos minutos, ese viernes iba a «convertirme»… en Lucas Cruz, que no es otro que el copiloto de Nani Roma, el piloto español con mejor palmarés en el mítico París-Dakar -donde ha competido tanto en motos como en coches-.
Para ello, debía viajar hasta Las Comas, en Manresa -Barcelona-, donde Nani me esperaba junto con su equipo, el Repsol Mitsubishi Ralliart, y una de las cuatro unidades del nuevo Racing Lancer con el que participará en la próxima edición del Dakar, que se celebrará del 2 al 18 de enero de 2009. ¿En qué consistiría la prueba? En rodar por una pista de tierra de 4,6 km de longitud, que lo tenía todo: era revirada, abrupta, contaba con rasantes…
Impaciente, llego al lugar de encuentro y veo al Racing Lancer en la línea de salida: «¡Vaya «bicho»!», pienso. La imagen del coche es brutal, sobre todo por su generosa anchura, que llega casi a los dos metros -1,99; seis cm más que todo un Porsche Cayenne- y que le hace parecer muy corto -pese a medir 4,47 metros de largo; un cm menos que un Ford Focus de cuatro puertas- y hasta bajito -aunque tiene 1,90 m; tres cm más que un Mitsubishi Montero de calle-.
Su imponente estampa es ttan espectacular que por eso lo que más me sorprende al verlo ahí quieto es que, aunque está en marcha… suena demasiado poco. Sí, escucho el clásico y gutural ruido que emiten los escapes, pero del motor parece salir tan sólo el sonido generado por los electroventiladores… y es raro, pues este Mitsubishi adapta un propulsor 3.0 V6 de 280 CV… ¡turbodiesel!
Dotado de un propulsor turbodiesel
¿Por qué la mecánica es de gasóleo? Nani me lo explica: «Este es el primer año que empleamos un motor de este tipo. La reglamentación actual de los raids favorece a los vehículos diesel porque les permite incorporar turbo -los gasolina tienen que ser atmosféricos-, y así obtienen un mayor rendimiento… y son más rápidos.» Además, su autonomía es un 20% mayor -aunque pueden llegar a consumir hasta 30 l/100 km, en lugar de los casi 40 que gasta un gasolina-.
Tiene un habitáculo incómodo para «viajes largos»
Acceder al interior del Racing Lancer resulta complicado porque su pequeña puerta está a unos 90 cm de altura respecto al suelo y la jaula de seguridad deja muy poco espacio para entrar. Consigo sentarme en el bacquet y, mientras Lucas Cruz me coloca los arneses -sustituyen a los cinturones de seguridad convencionales-, me llama la atención el salpicadero: tiene casi más botones que el de un avión de pasajeros. Lo siguiente que pienso es que este habitáculo no parece el lugar más cómodo para cubrir los hasta 900 km que tienen las etapas del Dakar; según Nani «al final, te acostumbras a él… además, en carrera, ¡nadie piensa en ir cómodo!».
Cambio secuencial de carreras
Cierro la puerta. «¿Me oyes? Pues vamos allá, te va a encantar», me dice Nani a través del interfono que tiene incorporado el casco -si no lo llevara, en carrera, el ruido de la mecánica le impediría comunicarse con su copiloto-. Suena un fuerte «clonk» cuando engrana la primera velocidad -tiene cinco- de la caja de cambio secuencial y salimos despacio para evitar levantar demasiada polvareda en la zona donde se encuentra el personal del equipo.
Pocos metros después, Nani da un fuerte acelerón… y, entonces, el motor sí que empieza a rugir como es debido. Me fijo en que el límite de revoluciones del propulsor de este Racing Lancer es significativamente más alto que el de un diesel de calle, ya que Roma cambia de marcha en torno a las 5000 rpm. El vehículo acelera con tal rapidez que es necesario cambiar de marcha constantemente -se hace sin soltar el acelerador y sin pisar el embrague, pedal que sólo se usa al iniciar la marcha y para evitar que el coche se cale al detenerse-.
¡Cómo se mueve en mal firme!
Que el «Mitsu» siempre tenga muy buena respuesta se debe también a que los desarrollos de la caja de cambio son muy cortos, de forma que no sólo la aceleración, sino también la capacidad de recuperación son impresionantes… aunque la velocidad punta se queda en «sólo» 180 km/h; cifra que alcanza en apenas 15 segundos y que «da de sobra» para sobrevolar el desierto.
La pista que nos han preparado para la ocasión comienza con una zona repleta de baches y agujeros; si yo tuviera que pasar por aquí en un buen TT, lo haría con sumo cuidado y sin sobrepasar los 20 km/h… Por eso, cuando veo que Nani atraviesa esta primera parte del tramo a más de 140 km/h, no puedo evitar «apretarme» contra el bacquet….
El Racing Lancer supera todas las dificultades del terreno como si nada, ¡sorprendente!… a medida que avanzamos, la pista se complica aún más y los baches se convierten en auténticos socavones… por los que cruzamos a más de 100 km/h. Parece que el coche se va a partir en dos… pero nada más lejos de la realidad. La suspensión, que lleva dos amortiguadores por rueda, se lo «traga» todo sin inmutarse, si bien eso no impide que en ocasiones, transmita con violencia al habitáculo las irregularidades de la pista y te sacuda como si fueras una marioneta…
Cuando creo que lo más emocionante ha pasado, escucho por el interfono «¡¡¡prepárate, que saltamos!!!» Nos aproximamos a una rampa que apunta hacia el cielo… y vamos a 120 km/h. De repente, las cuatro ruedas del Lancer -que ofrecen un agarre impresionante- se despegan del suelo durante unas interminables décimas de segundo. El morro del coche comienza a caer y, mientras, yo me agarro a todo lo que puedo, pensando que el «golpetazo» contra el suelo va a ser mayúsculo. Sin embargo, el Racing Lancer «aterriza» como si nada, absorbiendo la caída con la misma naturalidad con la que una cómoda suspensión neumática de un turismo pasa por cualquier badén.
La tracción total transmite la los 280 CV del motor de forma brutal
Unos metros después, llegamos a una zona donde hay varias horquillas -curvas de 180º-. Nani se dirige a toda velocidad a la primera, reduce de marchas con una mano y con la otra controla el volante… entonces, pega un fuerte pisotón al freno. Nunca creí que un coche pudiese frenar tanto en tierra… ¡sobre todo si pesa 1.900 kilos! Intento pegar mi cabeza contra el bacquet y no puedo dejar de sorprenderme al ver cómo el Lancer entra en la curva con una agilidad digna de un Mini GTI con la mitad de peso. El eje trasero empieza a derrapar hasta que el morro se queda mirando hacia la salida de la curva. Nani controla la situación como si nada, moviendo con suavidad una dirección que le obedece con fidelidad.
Entonces, vuelve a acelerar a fondo; la tracción total hace que las cuatro ruedas empiecen a transmitir los 280 CV al suelo de una forma brutal, dejando un surco bajo las ruedas. En las curvas rápidas de la última parte del circuito, la generosa batalla de 2.900 mm le asegura una estabilidad impresionante, tanto que a Nani le basta «apuntar» con la dirección hacia donde quiere ir para que el coche se limite a pasar por allí tan rápido como permitan las leyes de la física.
Lamentablemente, llegamos al final. «¿Te ha gustado?», me pregunta Nani. Y, en ese momento, tan sólo se me ocurrió una respuesta: «¿Puedo ser tu copiloto en el Dakar de 2010?»
Rivales
Carlos Sainz pilotará un VW Touareg
Volkswagen Race Touareg 2. El principal rival de los Mitsubishi será el equipo Volkswagen, que compiten con el Race Touareg 2, un prototipo con forma de VW Touareg que, como el Racing Lancer, adapta un motor turbodiesel -un 2.5 litros en vez de un 3.0- de 280 CV y tracción total. Sus cuatro pilotos son Carlos Sainz, Giniel de Villiers, Mark Miller y Dieter Depping.
Ficha técnica
CUÁNTO CUESTA | |
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Precio | Aprox. 250.000 euros |
Seguro | No se asegura |
Garantía | No tiene |
CUÁNTO CORRE | |
De 0 a 100 km/hora | N.D. |
De 0 a 1000 m | N.D. |
Velocidad máxima | Aprox. 180 km/h |
MECÁNICA | |
Motor | 6 cilindros en V, 2.997 cc |
Potencia | 280 CV |
Par máximo | 53,3 kgm |
Relación peso/potencia | 6,78 kg/CV |
Cambio | Secuencial -Ricardo-, de cinco velocidades |
Propulsión | Total |
CONSUMO | |
Urbano | N.D |
Extraurbano | N.D |
Mixto | N.D |
Quién lo prepara
El Racing Lancer ha sido fabricado por el departamento de competición de Mitsubishi Motors. Su desarrollo comenzó en 2006 y el nuevo propulsor turbodiesel se probó, por primera vez, en junio de 2007 en un Mitsubishi Montero. En junio de 2008, el Racing Lancer comenzó a rodar en tests en España y en Marruecos y oficialmente debutó el 30 de octubre en la Baja Portoalegre.
Se ha puesto especial hincapié en el control del peso -los motores diesel pesan en torno a un 30% más que los gasolina- y en la reducción del centro de gravedad -mejora la conducción-. Nani Roma opina que «el Racing Lancer es más competitivo que los anteriores vehículos con los que hemos participado en el Dakar».
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