Aprobamos con sobresaliente

Bajo el sensacionalista titular «Más de 400 personas fallecen al año en accidentes de motocicletas y ciclomotores», la DGT de la nueva etapa del Partido Popular, presidida por María Segui, puso en marcha el pasado mes de mayo su primera campaña de «vigilancia y control de motocicletas». Las razones son, evidentemente, de peso: «en  los primeros cuatro meses de este año ya han fallecido 54 motoristas y 11 ciclomotoristas en accidentes», reza la nota de prensa oficial. Sin embargo, en ningún caso se refleja la reducción que esta cifra representa respecto al año pasado, una tendencia a la baja que ya cumple cinco años a pesar del aumento del parque. De 62 fallecidos entre enero y abril de 2011 se ha pasado a 49 en el mismo período de 2012 (manteniendo el mismo parámetro de medición de tiempo transcurrido tras el accidente de los últimos años), un dato que sigue siendo escalofriante, pero que demuestra la mayor concienciación de los usuarios de las dos ruedas de nuestro país. Sin embargo, la imagen que se ofrece en los medios generalistas no es fiel a la realidad, sino que mantiene la estrategia de crear una alarma que no se sostiene en datos. La percepción que queda en la memoria del público son las imágenes de los infractores que dan pie a una generalización que siempre ha hecho mucho daño a nuestro colectivo, mientras que las cifras exhiben otra realidad muy distinta.

En éstas destacan la ínfima cantidad de incumplimientos en problemas sociales tan arraigados en nuestra sociedad actual como la droga (0%) o la alcoholemia (0,06%). Incluso en aspectos tan generalmente asociados al motociclista, se derrumban muchos mitos negativos. Así, el porcentaje de motoristas que han superado la velocidad máxima permitida es únicamente del 0,3%, porcentaje que se repite a la hora de realizar adelantamientos antirreglamentarios. De este modo, es evidente que el titular «adelantamientos antirreglamentarios, no uso del casco, exceso de velocidad y no pasar la ITV principales infracciones de los motoristas» con el que la DGT concluye su análisis, no expresa la realidad de los usuarios de las dos ruedas de España que como se ha demostrado, en su inmensa mayoría, siguen las normas de tráfico con la lógica pulcritud. La razón es bien sencilla: los motoristas somos los primeros interesados en no sufrir accidentes.