Encontramos en este elenco de motos custom las más caras y, tal vez en parte por ello, más deseadas por los fanáticos del segmento.
Las motos custom más caras del mercado español rara vez pueden pasar desapercibidas, mezcla de ese halo de exclusividad y, cómo no, en gran parte debido a sus voluptuosas líneas que provocan todo tipo de comentarios allá por donde circulan. Hemos decidido englobar aquellas que, desprovistas de carenado, pantalla frontal y equipamiento variado, aportan la verdadera esencia de la idiosincrasia custom: líneas duras no necesariamente “cortantes”, pero muy generosas en cuanto a esa libertad de creación cuidada al máximo que cada marca aporta a sus modelos, en busca de una personalidad y estilo propios.
Como no podía ser de otro modo, la industria norteamericana se lleva los “galones” en este “top five” de las más caras, con cuatro de las cinco reunidas. No en vano, se trata de una cultura proveniente del país de las barras y estrellas, donde tanto Harley-Davidson como Indian y, en su momento, también Polaris, decidieron aportar ese toque identitario que tan magníficamente ha funcionado desde incluso los tiempos en los que no existían las agresivas guerras comerciales. Hoy apenas la alemana BMW ha decidido retomar el segmento con la impactante aparición de la R 18… y decimos efectivamente “impactante” porque, sin lugar a dudas, ha sabido reinterpretarse a sí misma desde que desapareciera la comercialización de la “vieja” saga C. Le damos la bienvenida al club de las cinco custom más caras y exclusivas del mercado.
Su reciente llegada a nuestro mercado marca un antes y un después en el segmento de las custom más exclusivas. BMW ha sabido recuperar esa esencia de claro sabor norteamericano aderezado con una mezcla de evidente neoclasicismo que nos recuerda a los modelos más clásicos de la firma alemana provenientes de sus orígenes. No hay más que fijarse en la cola de los silenciadores, el aspecto “hard tail” trasero o el fileteado del depósito cuya continuidad hacia la enorme aleta trasera evoca la primera R 32 nacida en Baviera. Todo ello junto con el empleo de las nuevas tecnologías convierten a la R 18 en una de las BMW más exclusivas jamás comercializadas por el gigante alemán.
De entre las cruiser de la marca del águila norteamericana, la Breakout se muestra como una de las más irreverentes en el aspecto deportivo, recordando en muchos de sus detalles a la otrora reina de las aceleraciones V-Rod, precursora del motor Revolution con refrigeración líquida. Lo perfilado y “achatado” de sus líneas con una reducidísima altura del asiento al suelo, junto con las llantas de aluminio, filtro de aire enrejillado visto y un manillar bajo y plano delatan sus intenciones sport “a lo custom”, donde no podía faltar la aportación del motor de 114 pulgadas cúbicas capaz de ofrecer un enorme par, ideal para disfrutar en cada aceleración.
Si tuviéramos que hacer un grupo exclusivo de las Harley-Davidson más icónicas, seguro que la popular Fat Boy formaría parte de él por méritos propios. ¿Quién no recuerda a Arnold Schwarzenegger a sus mandos en Terminator 2? Saltando, derrapando… Hubo quien vio en aquellas escenas la demostración de robustez “a prueba de bombas” y “ataques cybor” necesarias para relanzar la marca en todo el mundo en horas bajas. Y desde luego, lo consiguió. Aquel “chico gordo” de llantas casi lenticulares hoy día se muestra más estilizado y enérgico, entre otros detalles por la incorporación del motor Milwaukee-Eight 114, si bien su aspecto masivo nunca pasará desapercibido por los amantes de la eterna Fat Boy.
La Low Rider S obedece a esa tendencia contemporánea que busca absorber la luz con un “no color” intenso y atrayente. Lo oscuro está de moda, y Harley-Davidson ha sabido interpretarlo a su manera con una moto peculiar, incidiendo en un carácter potente refrendado por el montaje del motor Milwaukee-Eight 117 capaz de superar los 100 CV, ofreciendo además un extra en par cifrado en nada menos que 168 Nm. Todo ello sumado al carácter individualista derivado del asiento monoplaza, junto con la pequeña cúpula que aloja la óptica frontal y, por detrás, la instrumentación, nos deja como resultado una Harley-Davidson atractiva por lo irreverente.
La marca del apache nos ofrece una belleza que, aunque disponga de dos opciones cromáticas, tal vez donde mejor expresa su condición de “guerrera bagger” sea con el negro intenso que se ve en la foto. El manillar “ape hanger” o “cuelgamonos” sitúa las manos bien arriba, lo que ya de por sí presenta como una de sus principales notas de distinción. El motor Thunderstroke 116 es otra de esas piezas indispensables a la hora de hablar de Indian, apostando por las prestaciones puras derivadas de un bicilíndrico capaz de desarrollar un poderoso par de 171 Nm a tan solo 3.000 rpm. El montaje de un juego de maletas es otra de las licencias que la Springfield Dark Horse permite tomarse.
